Entrevista a Ángel Barraco, miembro del Consejo Consultivo Honorario de la Ley de Salud Mental.
Deporte y salud mental
Mario Hernandez
M.H.: Se han dado una serie de episodios durante los Juegos Olímpicos, atletas que renunciaron a su participación, la número dos femenina, precisamente una tenista japonesa, una atleta ganadora de un par de decenas de medallas. Inclusive en el mundo del fútbol, la muerte por suicidio del “Morro” García y en julio de dos futbolistas uruguayos más.
A.B.: El fútbol argentino también tiene un historial, el intento de Rubén “Chapa” Suñé que se tiró de un 7° piso, sobrevivió, el jugador de San Lorenzo, Mirko Saric, Julio Toresani, el arquero Alberto Vivalda. Yo en su momento investigué esto y es muy tremendo. Por eso hay un psicólogo del deporte que escribió un libro que se llama Después del retiro ¿qué? justamente por el efecto de la depresión.
M.H.: Pero en este caso más allá del retiro, en cuanto a los Juegos Olímpicos se trató de deportistas en actividad, exitosos. Porque lo del retiro se entiende más, pero es más difícil entender esta relación entre deporte y salud mental en alguien como la tenista japonesa que era la número dos del mundo y cuando se estaban jugando los Juegos Olímpicos en su país.
A.B.: Yo creo que no debe ser casual que esto ocurrió a partir del tema de la pandemia. Yo lo asocio. Generó la postergación, recuerdo leer declaraciones del nadador Phelps que decía que el hecho de haber modificado la fecha afectó no solo a la preparación física, el impacto en lo emocional y ya hablaba de suicidios. Es notable. Yo creo que, como todo análisis, requiere de una consideración multifactorial de ese tipo de situaciones donde desde la perspectiva de la salud mental, siempre hablamos de su postergación, en el marco del oscurantismo, que los sistemas políticos, sociales y gubernamentales discriminan y segregan, creo que no es casual que esto pase en el deporte.
Siempre se privilegió la formación, el cuidado y el rendimiento del cuerpo y la salud mental pasaba a un lugar del que no se hablaba. Sin embargo, empiezan a aparecer estas reacciones y, sobre todo, en atletas de elite, de alto rendimiento donde hay un grado de exigencia externa que se ve por un lado en la representación que asume el valor cuando aparece la medalla, la bandera, el himno.
Hay una exigencia de pertenencia y referencia a un país y eso se traslada como una sobre exigencia interna y ahí ya tenemos que empezar a considerar una perspectiva política e ideológica, la utilización del deporte y recuerdo haber visto una película de cuando Hitler en las Olimpíadas de 1936 había preparado todo para mostrar la hegemonía de la raza aria, y un “negrito” que apareció por ahí, James Owen, lo dejó mirando para otro lado.
Me parece que ahí empezó también la cuestión de la utilización político/ideológica y que nosotros también tenemos lamentablemente en el pasado inmediato lo que fue la utilización del Mundial 1978.
Igualmente hay que diferenciar qué pasa con la sobre exigencia en un atleta en un deporte individual con otro en un deporte grupal cuando las cargas están mucho más repartidas. Por otro lado, en un mundo en que el capitalismo ha desarrollado de manera fenomenal la competencia y la mercantilización del deporte, vemos que detrás de estos monstruos que baten récords, que están considerados superhéroes, lo ficcional de esta cantidad de superhéroes que inventan desde Hollywood, Disney y demás que es trasladado a estas personas.
Y, por otro lado, está la cuestión económica en las que quedan subordinados a las exigencias de los contratos multimillonarios de los sponsors. Vemos lo de Messi, lo de Ronaldo, los jugadores de básquet, son cientos de millones de dólares, todo eso tiene que ir generando una carga, quizás silenciosa, pero que a su vez uno lo percibe.
En el caso de Messi la polarización de la gente, es el mejor del mundo, pero si no gana un campeonato mundial es un pecho frío. La opinión pública, fomentada desde los medios de comunicación masivos. Yo creo que el impacto en la ansiedad, en el marco de la depresión o la angustia que puede generarse en un atleta de esas características, es muy difícil de percibir hasta que uno no ve los efectos.
M.H.: Hablaste de los medios de comunicación. Muchos atletas argentinos que no lograron medallas en los Juegos Olímpicos fueron agredidos en las redes, inclusive en el caso de la nadadora rosarina, que directamente se vio obligada a retirarse de las redes.
A.B.: Ese es el exitismo nacionalista de esta derecha que no solo fomenta un sistema económico sino también un modo de vida y un nivel de exigencia en el que, donde se deposita una posibilidad, no hay margen para el error. Y esta es justamente una de las cuestiones fundamentales que señalan colegas que se dedican al deporte en equipo de fútbol de primera.
Evidentemente lo que se tiene que trabajar es la respuesta al resultado adverso. Y por eso ellos trabajan con herramientas donde evalúan la confianza, la determinación, cómo toman decisiones, la respuesta al error y, obviamente, el nivel de frustración.
Recordemos cuando Argentina perdió la final con Alemania, donde Messi no pudo con la provocación de “que lo demuestre en la cancha”. No me olvido tampoco de los nacionalismos cuando decían que era un pecho frio porque no cantaba el himno. Esto también es parte de todo ese bagaje que hace al stress, el “burnout” que es lo que plantea Simone Biles que dijo que hay cosas que le interesan más que el deporte. Descubrió que su vida no es sólo rendir y satisfacer las expectativas de una sociedad o un fanatismo nacionalista. Me parece fenomenal que haya pasado.
Estos deportistas de elite requieren de una preparación mental, sobre todo los deportes individuales por las condiciones de presión extrema que tienen. Tampoco me olvido de cuando “Ringo” Bonavena peleó con Mohamed Alí y dijo que todos hablan pero que cuando le sacan el banquito al boxeador queda solo contra el contrincante. Fue la mejor metáfora, todos hablamos, apoyamos, decimos que somos los mejores del mundo, pero nos olvidamos que es un ser humano. Sobre todo cuando hablamos de salud mental, donde hay que considerar la singularidad de cada persona. Que en un mismo deporte, en un mismo nivel de rendimiento la respuesta puede ser totalmente diferente y lo son porque obviamente cada persona se registra por esa singularidad.
M.H.: He estado viendo algunos estudios que ubican a la salud mental como uno de los grandes temas de la pandemia.
A.B.: Justamente pensando el tema hacía una analogía, por eso me llamó la atención que lo de las Olimpíadas aparezca en el marco de la pandemia. Lo asocié con la Argentina, se desarrolla una política sanitaria donde el problema del virus es netamente orgánico y dejaron de lado la salud mental que está afectada sobremanera, con el aislamiento, la incertidumbre, la preocupación, el cierre de empresas.
Son personas, no son números. ¿Quién atiende a esa persona? ¿Quién se hace cargo? ¿Cómo se realiza una estadística? Por ejemplo, una persona en su casa se cae por la escalera y se mata, ¿seguro que fue eso o fue producto de todo lo que nos acecha? Parece que la salud mental está oculta, pensar la inserción de un psicólogo o profesional era mal visto, porque qué tiene que ver si eso es para los locos.
El tema del manicomio y cómo se considera en el imaginario social la locura como si todos los que trabajan con la salud mental únicamente se dedicaran a la locura; sin embargo, hay un amplio espectro de padecimientos que tienen que ver con cómo vive cada uno una vida, atravesando una cultura, una sociedad y un sistema económico. Por eso digo que es multifactorial.
Y sin olvidar que en muchos casos esta sobre exigencia ha llevado a la cuestión del doping.
Recordaba el caso del ciclista Lance Amstrong, 7 veces campeón de Francia y después el tipo reconoció que se daba con lo que había para sostener la presión, hasta enfrentó un cáncer de testículo provocado por todas las drogas que tomaba para tener ese súper rendimiento. Detrás estaba la maquinaria de los sponsors, desde el que fabrica la bicicleta, los guantes, el que fabrica el casco, etc. Se había convertido en un multimillonario, tuvo que devolver una gran cantidad de dinero cuando se supo que era una estafa. Que él podría haberlo ocultado, pero se sintió afectado por su hijo que tenía que andar defendiendo que era mentira lo que decían de él, y terminó aceptando públicamente que era así para sacar a su hijo del medio. Es notable.
Pero me parece que esto expone qué pasa con la sobre exigencia. Vos hablaste del “Morro” García que un tiempo antes había dicho en un reportaje que las personas no somos robots, que no estamos hechos de acero. Preanunciando lo que luego consumó, lo que nosotros llamamos el pasaje al acto, ya no es una ideación suicida sino que lamentablemente la consumó.
Hay que empezar a prestar atención, porque la salud mental es parte inescindible de la salud y debe ser así considerada en una política sanitaria ya sea de pandemia o de lo que sea que suceda en una sociedad, sobre todo con el arrasamiento económico que tenemos, creo que es imposible que puedan ocultar el impacto. Yo creo que es una bomba de tiempo respecto de lo que pasa con la pandemia. Ya estamos viendo las consecuencias en la juventud, en los adultos mayores, en los jubilados. Una cosa nos remite a otra.
M.H.: Fuiste candidato en una de las listas del FITU. ¿Ocupa algún lugar la problemática de la salud mental en las próximas elecciones legislativas?
A.B.: Justamente de eso se trata mi aporte a partir del pedido de compañeras y compañeros del Partido Obrero. Grabamos con Gabriel Solano una charla que es una serie que se está haciendo con autores de libros y diferentes áreas, vamos a hacer una específicamente de la salud mental. Porque así como el tema de Chano disparó esta cuestión, y ya antes de eso yo había planteado en un escrito la necesidad de llevar a un debate el tema de la Ley de salud mental que está siendo tan vapuleada por los sectores de la derecha y retrógrados de la corporación médico psiquiátrica.
Eso me ha puesto muy contento y proyectado a que hay posibilidad y que hay espacio donde vamos a hablar sin ningún tipo de limitaciones, donde podemos plantear a la sociedad un proyecto político que indudablemente considera a la salud mental como no está siendo considerada.