El gobierno de Río Negro envió a la Legislatura un paquete de proyectos de ley anunciados como “verdes”. Uno de ellos propone la creación de un sistema de compensación por emisiones de gases de efecto invernadero. Alcances, intenciones y dudas.
Por Leonardo Salgado y Martín Álvarez Mullally.
A fines de agosto, la gobernadora Arabela Carreras envió a la Legislatura de Río Negro una serie de proyectos; uno que propone la elaboración de un plan que regule y fomente la movilidad sostenible, otro sobre etiquetado de viviendas y un tercero que contempla la creación de un sistema de compensación para los grandes emisores. En esta oportunidad, analizaremos la iniciativa que obligaría a los grandes emisores a “compensar su huella de carbono mediante la plantación, cuidado y mantenimiento de una cantidad determinada de especies arbóreas nativas”.
El proyecto sobre compensaciones tiene como alcance a “quienes realizan alguna de las actividades que generan emisiones de gases de efecto invernadero por encima de los niveles que fije la reglamentación”. La secretaria de Ambiente y Cambio Climático, Dina Migani, parece reconocer que las petroleras son una de las principales destinatarias de esta norma. La propuesta no define cómo se estimarán las emisiones, pero puede inferirse que sería en base a lo que las petroleras declaren en concepto de venteo de gas quemado e incidentes en sus locaciones. Esas emisiones que, según Migani, habrían alcanzado en 2020 el equivalente a unas 260.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2), serían tasadas en relación al precio internacional del CO2 para estimar el monto que las petroleras deberían destinar a proyectos de forestación.
El artículo uno del proyecto establece que la compensación será proporcional a las emisiones declaradas. Por lo tanto, en principio, las grandes emisoras no estarían obligadas a compensar la totalidad de sus emisiones. Por ejemplo, si una empresa emite 100 y compensa 80, y al año siguiente emite 60 y compensa 48, estaría guardando la proporcionalidad, compensando en ambos casos el 80% de lo emitido. Si la idea del gobierno fuera compensar la totalidad de las emisiones, la redacción del artículo hubiera sido otra.
Otro interrogante en relación a este proyecto tiene que ver con la posibilidad de las compañías petroleras de trasladar el coste de la compensación al precio del combustible, dado que ya existe en Argentina un impuesto al CO2 incluido en el precio del combustible. También quedan dudas sobre si estas empresas podrían recortar inversiones, personal, salarios, horas extras, como mecanismo para transferir ese coste (1). En la Unión Europea (EU), se calcula que entre un 20 y un 100% de los costes de los bonos de carbono comprados por las empresas de generación eléctrica (2) fue trasladado al precio final (3).
¿Qué hay detrás del proyecto del gobierno ?
En febrero de 2021, el subsecretario de Recursos Forestales de Río Negro, Fernando Arbat, hizo declaraciones en relación a la reforestación de las áreas incendiadas durante enero y febrero en la zona de El Bolsón: “El mensaje tiene que ser claro y decir con sinceridad que la remediación recién podrá ser dentro de dos años, a través de un plan que hay que trazar ahora y proyectar, por lo menos, a cinco o seis años” (4). El proyecto de compensación de emisiones presentado a la Legislatura parece ser ese plan al que se refería Arbat.
Sin embargo, la plantación de árboles nativos que plantea el proyecto gubernamental nunca podrá compensar las emisiones de las petroleras: en el mejor de los casos, podrá compensar la pérdida de bosques talados o incendiados, pretender lo contrario es una maniobra engañosa.
El ciclo del carbono consiste en dos subciclos menores interconectados. Uno es el llamado ciclo lento o geológico y el otro es el ciclo rápido o biológico. En el primero, el carbono de las rocas es liberado a la atmósfera a través de las erupciones, o a los ríos a través de la meteorización de las rocas, para pasar por los océanos donde se acumula para volver finalmente a la corteza. En el segundo, el carbono de la atmósfera es absorbido por las plantas vía fotosíntesis e incorporado a las cadenas tróficas, para luego ser devuelto a la atmósfera en forma de CO2 mediante la respiración y la degradación de la materia orgánica a cargo de los descomponedores. Como las superficies boscosas son limitadas, los árboles jamás podrán absorber la totalidad, o una parte importante, de ese carbono extra que aportan las emisiones antropogénicas y que corresponde al ciclo geológico.
Esto motiva una pregunta que va al fondo de la cuestión: ¿es una buena estrategia apostar fuerte a la plantación de árboles para capturar el CO2 antropogénico en un contexto de severa crisis climática?
En primer lugar, no existe acuerdo científico sobre cuánto CO2 podrían efectivamente absorber los bosques. Bonnie Waring, investigadora del Grantham Institute perteneciente al Imperial College London, sostiene que los ecosistemas terrestres pueden albergar vegetación adicional como para absorber entre 40 y 100 gigatoneladas (5) de carbono de la atmósfera. El problema, sostiene Waring, es que actualmente se arrojan a la atmósfera unas 10 gigatoneladas de carbono al año, alcanzándose en 2019 el récord de 43 gigatoneladas de CO2 (6). Waring también señala que los bosques establecidos naturalmente contienen más especies de plantas y animales que los bosques plantados, y concluye: “los ecosistemas terrestres nunca podrán absorber la cantidad de carbono liberada por la quema de combustibles fósiles (7).
Por su parte, James Dyke, de la Universidad de Exter, Robert Watson y la Universidad de East Anglia, Wolfgang Knorr y Lund, reconocen que la plantación de árboles para absorber carbono requeriría enormes cantidades de agua, y que poner árboles hace que la superficie sea más oscura y, por lo tanto, absorba más energía del sol, haciendo aumentar las temperaturas (8).
El problema de los incendios no es un asunto menor. Basta un gran incendio como el que se produjo en El Bolsón durante enero y febrero de 2021 para liberar de golpe todo el CO2 capturado hasta ese momento, volviendo, el mejor de los casos, la absorción a foja cero.
Por último, por supuesto, los árboles no capturan metano (CH4) ni ningún otro gas de efecto invernadero que no sea CO2. Los bosques no entienden de equivalencias.En suma, la ley de compensación de emisiones presentada por el gobierno de Río Negro no solo es de dudosa eficacia, sino que no atiende el fondo del problema: la necesidad urgente de descarbonizar la economía y dejar atrás el petróleo y el gas.
2- The Carbon Sink es una forma de conocer y compensar la huella de carbono
3-¿Qué son los derechos de emisión? Así se incentiva a las empresas a reducir el CO2
4-El Bolsón: se define plan de reforestación de áreas afectadas
5-Una gigatonelada equivale a mil millones de toneladas.
6-Tons of CO2 emitted into the atmosphere
8-Climate scientists: concept of net zero is a dangerous trap
Fuente: https://opsur.org.ar/2021/09/20/rio-negro-luz-verde-para-seguir-contaminando/