De lo artístico y lo político, de lo personal y lo colectivo, habla Silvio Rodríguez en esta entrevista al medio chileno La Tercera: “Nada es casual. No quieren que avancemos, quieren cerrar cada vez más el cerco a fuerza de propaganda y medidas de asfixia. Es el castigo a Cuba por haberse atrevido a ser ella misma”.
Por Claudio Vergara, La Tercera (Chile).
La agenda 2021 de Silvio Rodríguez se ha dividido entre su pasado artístico y el presente de Cuba. Por un lado, editó un sólido disco que rescata canciones que grabó en México en 1991. Por el otro, ha observado las inéditas protestas callejeras contra el gobierno de la isla. En esta entrevista profundiza en ambos temas.
La bitácora 2021 de Silvio Rodríguez (74) tiene dos capítulos fundamentales. Aunque también muy distintos.
El pasado 1 de octubre, el cantautor editó su trabajo más reciente, Silvio Rodríguez con Diákara, el que recupera numerosas canciones grabadas en un par de mañanas de 1991 en México, con el supergrupo Diákara, integrado por algunos de los mejores instrumentistas de Cuba. Era su propio disco perdido, una suerte de cápsula del tiempo que guardó por décadas, remodelada para la actualidad con algunas pizcas de tecnología y nuevos instrumentos.
“Por supuesto, entre una cosa y otra grabé otros discos, hice giras, en fin, viví una vida. A veces pasaban años y no me acordaba que tenía esas grabaciones. Pero siempre que las reencontraba volvían las ganas de mostrarlas. Al fin he podido terminarlas, 30 años después (aproveché la pandemia para liquidar varios trabajos pendientes)”, completa el artista, en entrevista con Culto desde La Habana.
Pero mientras alistaba el proyecto, el más popular e influyente de los cantautores nacidos en la isla también debió observar el presente. El 11 de julio se sucedieron en su país una serie de movilizaciones callejeras contra el Gobierno de Miguel Díaz-Canel, exigiendo mayores libertades y mejoras sociales y económicas, las que impactaron al mundo por tratarse de una nación no habituada a las manifestaciones masivas contra el poder.
De ambos temas, de lo artístico y lo político, de lo personal y lo colectivo, habla Rodríguez en esta entrevista concebida vía mail.
-¿Lo sorprendieron a usted también estas protestas o esperaba que en algún momento podían suceder?
–Después del bloqueo inmisericorde que nos ha impuesto el régimen imperial durante 62 años y de las 243 medidas de asfixia extras de Trump; después de la esperanza de que Biden levantara al menos las medidas de Trump, como prometió en su campaña electoral, y de no hacerlo; después de habernos nombrado país proclive al terrorismo, imperio del mal, patio trasero; después de las remesas suspendidas, del declive del turismo (nuestra primera industria), y para colmo después de 18 meses de pandemia, era bastante lógico que aparecieran expresiones de agotamiento… A veces me pregunto cómo estaría cualquier otro país de Latinoamérica -Chile mismo, por poner un ejemplo-, si hubiera sido torturado durante 62 años, sin interrupción, por el imperio más poderoso de la tierra. Sin poder hacer transacciones bancarias ni obtener préstamos, sin que las navieras ni los barcos pudieran acercarse a sus costas evitando sanciones millonarias, como nos hacen a los cubanos.
-Ante las manifestaciones, Díaz-Canel apareció en televisión ordenando a los revolucionarios salir a la calle a acallar las protestas y defender el legado de la Revolución. También atribuyó el malestar al embargo de EE.UU. ¿Cree que el bloqueo es el único gran responsable de lo que sucede en Cuba? ¿O puede detectar otras situaciones internas, del propio gobierno, que han llevado a la ciudadanía a este punto de fastidio?
–Por supuesto que el bloqueo no es el único responsable de nuestras dificultades. Pero si los que lo diseñan no creyeran que es fundamental, ya lo hubieran levantado. Esa hubiera sido la política idónea para demostrar el fracaso de la tesis de Cuba. Entonces ¿por qué no lo levantan? ¿Será porque no quieren que el mundo vea lo que puede ser Cuba sin bloqueo? Seguro sospechan que seríamos un país aún más solidario; un país que posiblemente haría vacunas y las repartiera en todos los países donde no hay, en tantos sitios donde los que gobiernan no se ocupan de sus pueblos. Cuba sin bloqueo sería un país aún más generoso y solidario, o sea, un terrible peligro para el egoísmo universal.
-Según datos de Cubalex, una agencia de representación legal independiente, más de 800 personas fueron apresadas el 11 de julio, y muchas más en las redadas posteriores. Un mes después, 371 personas aún seguían detenidas. También se consignó que hubo casos de abuso policial. El Gobierno llamó a la mayoría de los manifestantes “delincuentes”, “mercenarios” y “confundidos”. ¿Díaz-Canel respetó los derechos humanos y la libertad para manifestarse?
–Un Gobierno podrá equivocarse calificando a las personas que hacen una protesta; pero una cosa es equivocarse en las palabras y otra muy diferente es mandar contra los manifestantes carros de combate y tropas armadas hasta los dientes que disparan escopetas sobre la multitud, matando y vaciando ojos, como he visto que pasa en otros países.
-Días después del 11 de julio, usted hizo un llamado a las autoridades cubanas en su blog, pidiendo liberar a los detenidos de las protestas que “no fueron violentos”, impulsar “más diálogos” y ejercer “menos prejuicios, menos ganas de pegar y más deseos de resolver la montaña de temas económicos y políticos pendientes”. ¿Cree que eso se ha cumplido?
–Empecé por hacerlo yo mismo, porque hablé con los opositores. Pero hay sectores ortodoxos del Gobierno cubano que han obstaculizado cambios que fueron incluso anunciados en los dos congresos partidarios más recientes. A mi juicio, Díaz-Canel y su Gobierno comprenden la necesidad de romper cierta inercia y trabajan en esa dirección. Recientemente se han aprobado leyes que lo demuestran; también se está debatiendo y escuchando especialistas de diversos sectores. Hay evidencias de científicos y académicos trabajando con el Gobierno en estos momentos. Todo eso es esperanzador.
-Las manifestaciones más elocuentes contra el Gobierno han venido de parte de músicos jóvenes que cultivan la llamada “música urbana”. El caso más célebre es el de Yotuel Romero, Descemer Bueno, el dúo Gente de Zona y los raperos Maykel Osorbo y el Funky, quienes hicieron el tema Patria y vida. ¿Lo escuchó? ¿Tiene alguna opinión de una canción que modifica el lema “Patria o muerte” expresado por Fidel Castro?
–No me parece justo que en esa enumeración Ud. haya obviado a Silvito el Libre, destacadísimo rapero cubano que desde hace años está a la vanguardia de esos estilos (N. de la R.: es el hijo de Silvio Rodríguez, abiertamente crítico del Gobierno cubano). Por otra parte, hay un video de Fidel, hablando en una escuela, donde al final dice el lema de “Patria y vida”, inspirado en una niña presente. Búsquelo, está en internet. Alfredo Guevara lo utilizó hace años, en la clausura de un festival de cine de La Habana. “Patria y vida” es un hermoso lema, no tengo reparo en repetirlo, aunque me es imprescindible decir primero “Abajo el bloqueo”. Y sobre esas canciones que menciona, me han hablado de ellas, aunque no las he escuchado. Por formación soy más afín a otro tipo de música.
-Respecto de lo mismo, ¿le parece que hay una generación joven que ya no cree en la Revolución?
–Es cierto que hay jóvenes artistas militando en la oposición y que son muy divulgados. Igualmente, es cierto que no se divulga a los artistas que no militan en la oposición. Es evidente que se está aprovechando como nunca todo lo que se enfrenta al Gobierno cubano. Buena parte de la prensa mundial está enfocada en eso. Todos los días estamos en primeras planas. Paralelamente, se ha aprovechado la pandemia, no para levantar el bloqueo, sino para endurecerlo. Esto ocurre justo en el relevo de la generación que inició el proceso revolucionario, y además cuando en varios congresos en Cuba se reconocen errores sistémicos y se anuncian cambios en la economía que pueden ir mejorando nuestros resultados. Ocurre, incluso, cuando Cuba es el único país del Tercer Mundo que tiene cinco vacunas exitosas contra la covid-19. Nada es casual. No quieren que avancemos, quieren cerrar cada vez más el cerco a fuerza de propaganda y medidas de asfixia. Es el castigo a Cuba por haberse atrevido a ser ella misma.
-Muchos músicos de su generación se mostraron muy críticos con el actuar del Gobierno a partir del 11 de julio. Pablo Milanés, Leo Brouwer, Chucho Valdés y Paquito D’ Rivera expresaron fuertes palabras contra el sistema que impera en Cuba. ¿Qué reflexión le merece aquello? La música fue por décadas la mejor embajadora que tuvo Cuba y muchos principios de la Revolución llegaron a otros países gracias a las canciones, sobre todo las suyas. ¿Los músicos históricos también se han empezado a alejar del legado de la Revolución?
–Conozco y admiro a los músicos que Ud. menciona. Escuché lo que dijo Leo y, por supuesto, lo comparto. No mencionó ni una sola cosa que no haya dicho en Cuba. Somos amigos desde hace más de medio siglo, me consta su humanismo, su hondo compromiso con nuestro país e incluso su antiimperialismo radical.
-Uno de los conceptos que más repiten los críticos –tanto a nivel interno como en el extranjero– para referirse a Cuba es el de “dictadura”. ¿Qué piensa cuando oye o ve esa palabra vinculada al Gobierno de su tierra?
–No hay una sola sociedad sobre la tierra, ni un solo Gobierno, que haya puesto de acuerdo a todo el mundo. Confucio lo decía. A Cuba llevan más de 60 años asfixiándola, agrediéndola, calumniándola, y cuando se defiende, es dictadura. Puede que lo sea, que la hayan obligado a serlo en alguna medida. ¿Quiénes la obligaron? La mayor dictadura del planeta: la del egoísmo, la del dinero, la que no cree en el amor sino en la usura, la que dice “dame o te hago la guerra”, y todos los que aplauden devotamente las migajas que reparte.
-En su nuevo álbum, usted recupera una muy rockera y vigorosa versión de uno de sus clásicos, El necio. ¿Qué significado tenía para usted esa canción en esos momentos, en 1991?
–El necio es una canción de resistencia contra el abuso. Es una canción que se niega a renunciar a la piedad y a la solidaridad. El necio es una canción rebelde y creo que cristiana.
-Hay una frase de El necio que dice: “Dicen que me arrastrarán por sobre rocas / cuando la Revolución se venga abajo”. ¿Cree que algo de esa canción se puede aplicar en la Cuba actual del estallido?
–Ningún sistema ha usado más poderío para eternizarse que el capitalismo, con todo lo que ha robado y ha matado en el mundo. Por eso El necio también dice:
“Yo quiero seguir jugando a lo perdido,
yo quiero ser a la zurda más que diestro,
yo quiero hacer un congreso del unido,
yo quiero rezar a fondo un hijonuestro.
Dirán que pasó de moda la locura,
dirán que la gente es mala y no merece,
mas yo partiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces)”.
-En su último álbum, y en su discografía, usted ha estado vinculado a los ritmos afrocubanos, al jazz, a la fusión e incluso al rock, género con el que conectó a partir de The Beatles. Pero este disco parece llevar a un nivel mucho más expansivo la relación con esos sonidos. Hay guitarras eléctricas, teclados, bronces, hay una manera de cantar muy rotunda. ¿Cree que aquí realza una dimensión creativa distinta a la del resto de su obra?
–Todo (el disco) con Diákara es música compuesta y grabada en el tránsito entre los ochenta y los noventa del siglo pasado. Excepto los metales y algunas maderas, que pusimos hace poco tiempo, sustituyendo unos teclados. La versión de El necio es la primera orquestación que se le hizo a esa canción. Fue unos meses después de haberla compuesto. La voz y los coros los puse hace unos pocos años, y es que El necio fue una de las dos canciones que no alcanzamos a terminar en México.
-¿Cómo sigue siendo su relación con el jazz y el rock?
–En Cuba siempre ha habido muy buenos cultores de esos estilos, generalmente fusionados con la música nuestra. Yo he tenido la suerte de nacer y crecer en un país en que sus talentos han tenido muy sólidas escuelas de arte, de ser amigo de músicos de todas las tendencias y de colaborar con muchos de ellos.
-Acerca de los padres es un tema muy expresivo del álbum, tanto en la letra como en su arquitectura musical. ¿Qué visión de los padres tenía en ese momento y cuánto cambió con su propia experiencia como padre?
–En 1969, cuando escribí Acerca de los padres, apenas salíamos de la adolescencia y nuestras canciones, nuestra forma de ver algunas cosas, y de decirlas, iban un poco más allá de lo acostumbrado. Tener vivencias inaugurales y de choque en la juventud sirve para después, cuando nos toca ser padres, porque nos hace comprender y respetar cabalmente a los hijos.
-Canción del pasado parece también una canción muy evocativa, pero que celebra el pasado más que añorarlo. ¿Se considera una persona nostálgica?
–Canción del pasado la escribí para un documental, en mi etapa con el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. Por entonces, a pesar de lo dicho por Jorge Manrique, a mí me parecía que todo tiempo pasado había sido peor. Lo cierto es que el pasado habita entre nosotros de múltiples maneras. Cuando se ha recorrido un buen tramo de vida es normal recordar cosas de antaño, aunque, en mi caso, siempre me las arreglo para tener diversos planes y proyectos.
-¿Hay algo que haya hecho –o que no haya hecho– de lo que se arrepienta?
–Me arrepiento de no haber estudiado más. Intenté hacerlo en dos ocasiones, pero no me salió. Acaso debí intentarlo una tercera.
-¿Le preocupa su legado, lo que se diga de usted cuando ya no esté?
–He tenido mucha suerte. En vida he podido ver que algunas canciones que compuse sobrevivieron varias décadas. Me siento profundamente agradecido por eso, pero no me hago ilusiones.
-En este disco usted suena exultante, vital, jovial. ¿Cómo recuerda a ese Silvio Rodríguez de 1991, con 44/45 años? ¿Extraña algo de esa persona?
–Esa persona soy yo mismo, aunque entiendo que quiere subrayar lo que sucede cuando se viven muchos años. No es algo de lo que uno se arrepienta, mucho menos si aprecia lo vivido.
-Por lo demás, ¿qué imagen tiene hoy de esas grabaciones en México junto a Oscarito Valdés Jr., Emilio Vega y Chucho Valdés, en plena gira, ocupando el estudio en tan pocos días, con un ritmo agitado y vehemente para grabar?
–Acabábamos de terminar una gira, estábamos entrenados; cada cual hizo lo que le correspondía.
-¿Qué es lo más importante que le entregó Diákara a usted como artista y creador?
–La riqueza de trabajar con músicos muy creadores y, obviamente, este disco.
*El disco “Silvio Rodríguez con Diákara”, y un documental acerca del trabajo, lo puedes escuchar y ver a través de este link: https://links.altafonte.com/silviocondiakara
(Tomado de La Tercera)