Quince jugadoras del plantel profesional de Rosario Central denunciaron hostigamientos y discriminaciones en el club. Una de ellas fue desvinculada por besarse con su pareja, las demás fueron licenciadas.
Por Victoria Rodríguez.
Comentarios inapropiados, maltratos, amenazas, sobreexigencia deportiva y restricciones en la comunicación. Esas son algunas de las acciones que llevaron a un grupo de 15 jugadoras de fútbol de Rosario Central a realizar una denuncia colectiva contra el club en el Inadi.
Días antes, Maira Sánchez, una de las defensoras del equipo profesional, fue desvinculada “por besarse con otra chica” en el predio deportivo.
“La denuncia que hicimos es colectiva. Si bien hay puntos como el mío que se destacan el reclamo es colectivo”, remarca Maira en diálogo con Presentes y agrega: “Teníamos muchos destratos por parte de la DT y las personas a cargo del femenino en Rosario Central”.
Un encuentro con el club
El 11 de noviembre, después de meses de sufrir distintas situaciones, las jugadoras convocaron a una reunión a todo el cuerpo técnico, la dirigencia del fútbol femenino, el área de género y a las máximas autoridades del club. Del encuentro participaron el vicepresidente, Ricardo Caldoni, y la representante del fútbol femenino, Carla Facchiano, pero nadie del equipo técnico.
En el encuentro se expusieron las situaciones que venían padeciendo las jugadoras y se marcó el caso puntual de Maira. “A mí la DT me había comunicado que iba a quedar por fuera del plantel profesional porque un dirigente le dijo que no podía seguir en el club porque me habían visto besarme con una compañera dentro del complejo donde entrenamos”, cuenta la ex defensora de Central y agrega que en el momento le remarcó la directora técnica que ella nunca incumplió con su trabajo.
“Ella me dijo que no era su decisión, que era una bajada de línea pero no me quiso dar el nombre de la persona que dio la orden. Cuando lo hablamos en la reunión con el vicepresidente del club, él dijo que no estaba al tanto de esto, que le parecía una falta de respeto”, recuerda Maira.
Sin embargo, no se decidió dar marcha atrás con la medida.
Después de escuchar todos los reclamos de las jugadoras, la dirigencia definió darle licencia a quienes habían firmado la nota pero el resto del equipo siguió entrenando y las personas denunciadas también continuaron con sus tareas habituales. “Se comprometieron a darnos una solución antes de que termine noviembre pero eso nunca sucedió, no se volvieron a comunicar”, recuerda Maira.
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La violencia de la inacción
La situación se volvió angustiante para las jugadoras. Fueron apartadas de los entrenamientos y muchas quedaron sin respuesta sobre su continuidad en el grupo. En ese escenario, a mediados de diciembre, deciden contactar al Inadi para que pueda mediar y accionar en el caso.
“El de Maira no es el único hecho que se denuncia. Forma parte de una crónica de situaciones que venían pasando desde principio de 2021. En ese andamiaje, y entendiendo que en virtud de todas estas situaciones algunas jugadoras iban a quedar desvinculadas a partir del 31 de diciembre, se decide la intervención el Inadi. Son un grupo de jugadoras y ex jugadoras que denuncian una serie de discriminaciones y acoso”, indica en diálogo con Presentes, Paula Saini, delegada de Inadi Santa Fe.
Saini reconoció que lo que las jugadoras vivieron fueron “situaciones pequeñas que día a día constituyen una situación de acoso, hostigamiento y discriminación. Entendemos que se dan por su condición de género pero también apelamos a la interseccionalidad de la discriminación. Son demasiados obstáculos dentro del fútbol femenino”.
La delegada también reconoció que Rosario Central es uno de los clubes con mayor trayectoria en la incorporación de planteles femeninos y en la creación de una Secretaría de Género y Diversidad, pero remarcó que la falta de respuestas de la institución constituyó también una situación de violencia hacia las jugadoras y ex jugadoras.
Para ella las medidas adoptadas por el club tienen “fundamentalmente impacto en lo psicológico, moral y anímico de las jugadoras. Desde ese momento no saben qué va a pasar con sus contrataciones ni cómo va a ser su relación con el club en 2022. De hecho, hay jugadoras que tienen contrato por un año más y tampoco saben cuál es la situación en la que están”.
El martes hubo una reunión con las autoridades del club que mostraron buena predisposición para trabajar junto al organismo nacional en la búsqueda de una solución a los problemas que plantearon las jugadoras. Hasta ahora no hubo avances concretos y estaba prevista un nuevo encuentro con las denunciantes.
La respuesta del club
Un día después de que se conociera la denuncia de Maira al Inadi, la Secretaría de Género y Diversidad del club emitió un comunicado. Allí señalaron: “Queremos manifestar nuestra preocupación ante el hecho de gravedad institucional que en las últimas horas se hizo público. Al tomar conocimiento de la denuncia de un hecho homo-odiante se activó el Protocolo de Prevención y Actuación ante situaciones de violencia de género y discriminación para realizar el abordaje correspondiente”.
Más adelante remarca el apoyo a Sánchez y a todo el plantel. También aclara: “Creemos importante recalcar que señalar a la secretaría y culparla por todos los hechos de violencia patriarcal que suceden en el club es desconocer nuestra función y trabajo cotidiano, que con muchísimo esfuerzo realizamos. Seguimos construyendo este espacio colectivamente, espacio abierto a todas las personas que quieran formar parte”.
Luego de su denuncia, la jugadora mantuvo una reunión con la subsecretaria de Políticas de Igualdad, Pilar Escalante, y la subsecretaria de Políticas de Diversidad, Alba Rueda, del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.
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Cambiar las reglas
Maira y sus compañeras siguen de cerca las actuaciones del Inadi. Esperan que el club tome las medidas que corresponden para mejorar la situación del fútbol femenino que, en todo el país sigue en situación de desigualdad con el masculino.
“No quisimos hacer un reclamo laboral a Central”, resalta Sánchez pero aclara que las acciones fueron con la intención de mejorar las condiciones del fútbol femenino.
Para ella, que comenzó a jugar al fútbol cuando tenía 13 años fue un sueño llegar a Central a los 24, el club del que es hincha desde que nació. “Soy muy hincha de Central. Es difícil cuando tenés que separar sentimientos de los actos que tienen estas personas. Pero la pasión por los colores no cambia. Nunca me imaginé que iba a ser profesional y a vestir la camiseta de mi club. Fue un sueño”, remarca.
Y cierra: “A mí me encantaría que el club pueda tener gente realmente capacitada para que esté al mando de un equipo profesional. No sólo por nosotras sino por las chiquitas que vienen atrás. Queremos que puedan tener la mejor forma de trabajar, que no por ser mujeres tengamos que seguir sufriendo estos tipos de abusos. Ni siquiera podés hablar porque sino quedás afuera”.