Algunas reflexiones sobre la “prohibición” de usar la e

Por Cecilia Segovia, docente de Lengua y literatura en escuelas de gestión pública de CABA. Referente y especialista en ESI. Tutora virtual de la Actualización académica en ESI del Instituto Nacional de Formación Docente.

@lalentedetina

Fui convocada por mail a asistir a una reunión con la directora de una de las escuelas donde trabajo hace tres meses. Allí me informaron que el padre de una de mis estudiantes de primer año había asistido dos veces a la institución para quejarse porque en mis clases uso lenguaje inclusivo. La primera vez sostuvo que yo estaba enseñándole a su hija a infringir una norma. La segunda que la obligaba a usar el lenguaje inclusivo. Esta vez llevó la carpeta de mi alumna como prueba y mostró que dentro de los pronombres personales yo había agregado elle y nosotres. La reunión terminó con la firma de un acta en donde se aclara que no obligo a nadie a usar dicho lenguaje y con un sinsabor que se me instaló en el cuerpo toda la jornada.

Aún sabiendo que había dado argumentos por demás válidos y certeros sobre por qué uso desde hace años lenguaje no binario y por qué creo que cualquier limitación al uso inclusivo de la lengua resulta discriminatoria, va en contra de la ley de identidad de género y viola el derecho humano a la identidad, salí de la oficina de la rectora abatida y angustiada. Mucho he pensado estos días entre clase y clase, entre charla y charla con mis compas. Acá les comparto algunas ideas desordenadas para que sigamos pensando juntxs:

¿Qué lugar ocupan las conducciones escolares?

Me pregunto cuál fue el objetivo real de ese encuentro. Las opciones que tienen los cuerpos directivos frente a una situación así son muchas. Personalizar una queja y responsabilizar y exponer a una docente nueva solo puede conllevar la intención de la intimidación. Un aviso para que “vea qué hago”. ¿Qué sucede si el padre sigue quejándose? Las comunidades educativas nos vemos en la urgencia de debatir qué posición queremos tomar ante quienes niegan identidades. Nos vemos en la obligación de pensar de conjunto qué rol tendremos frente a posibles reclamos de las familias que vienen con la información escuchada en los medios, que creen sin cuestionar o que encuentran en una retórica a fin, el espacio perfecto para diseminar todo su conservadurismo retrógrado y vetusto. En este sentido me pregunto cuál es el diálogo que habilitamos con las familias. La escuela también debería ser un espacio para contener e informar, explicar por ejemplo en este caso, que la resolución no habla de prohibición, incluso hasta se podría leer la resolución con el padre. Cuando consulté cuál era la posición de la escuela sobre el lenguaje inclusivo, la rectora evadió la pregunta y me aclaró que tengo libertad para expresarme, ¿entonces por qué esta reunión?

¿Qué hacemos en las aulas?

Cuando se conoció la noticia en los medios de esta supuesta prohibición, fueron lxs chicxs quienes sacaron el tema en el aula. En algunos casos con preocupación me preguntaron qué íbamos a hacer. Las aulas y pasillos de las escuelas de la ciudad tienen una presencia cada vez más visible de estudiantes lesbianas, gays, maricas, varones trans, travestis, mujeres trans, no binaries, género fluido y más. La escuela lleva siglos invisibilizando identidades, es preciso que comience verdaderamente a ser un espacio para todxs. Entonces frente al qué hacemos, lo único que se me ocurre como respuesta es garantizar derechos a todas, todos, todes como tarea áulica cotidiana.

¿Qué pasa con la ESI?

La ley de Educación Sexual Integral cumplió 15 años. Hace once que trabajo en docencia y jamás escuché que se haya hecho un acta a algúnx docente por no garantizar su cumplimiento. La decisión entonces -como todo- es política. La ESI incomoda, promueve la reflexión, plantea posibilidades, incluye y abraza. Su implementación es desigual y depende de la voluntad docente porque si bien el GCBA exige que haya equipos ESI por escuelas, no otorga horas rentadas para que estos funcionen. No contamos con recursos y todo lo que hacemos nace de la convicción de que estamos abonando a la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y amorosa aunque a veces cueste verlo frente a tanta violencia institucional y sistémica. Su efectivo cumplimiento es urgente porque lxs pibxs nos exigen estar a la altura de sus demandas, de las transformaciones que comenzamos como sociedad y que no van a detenerse.

Entonces qué hacemos. Cada día con más certeza, creo que frente al avance de las posiciones antiderechos, la respuesta es la organización. Resulta imprescindible generar proyectos colectivos junto a otrxs. Que la escuela sea la trinchera en la que transformemos la angustia en acción. Un espacio en donde quepan todas las identidades, sus expresiones y deseos. Frente a la violencia imperante, organización feminista de la esperanza.

Cecilia Segovia
Docente de Lengua y literatura en escuelas de gestión pública de CABA. Referente y especialista en ESI. Tutora virtual de la Actualización académica en ESI del Instituto Nacional de Formación Docente


Fuente: https://periodicoelroble.wordpress.com/2022/06/23/algunas-reflexiones-sobre-la-prohibicion-de-usar-la-e/

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