El pueblo guatemalteco sufre en la actualidad, como continuidad de dictaduras infinitas y sangrientas tan extraordinariamente descritas por la literatura de Miguel Ángel Asturias, el destino impuesto por una ínfima oligarquía tutelada por la embajada estadounidense y un régimen corrupto y de extrema derecha encabezado por Alejandro Giammattei.
Por Andrés Figueroa Cornejo.
La persecución de todo tipo de disidencias, desde los pueblos originarios y campesinos y sus batallas por mantener sus territorios lejos de las dentelladas extractivistas, hasta el presidio y exilio de fiscales anticorrupción por el mero hecho de hacer su trabajo; sumado a la migración forzosa y a rankear como el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo independiente, representan la cotidianidad de una población de dolores inefables.
Corrupto, autoritario, conservador, excluyente, antisocial y antipopular, son algunos de los rasgos principales de un sistema político marcado a fuego por los efectos de un conflicto armado interno que en el pasado reciente y por décadas, por parte de unas fuerzas militares del Estado bien dotadas por Washington, dejó alrededor de 200 mil personas asesinadas y desaparecidas, en un país que entonces apenas superaba los 10 millones de habitantes.
El mundo de los trabajadores es otra herida en la totalidad de las opresiones. Sin embargo, un recién amanecido sindicalismo de lucha ofrece sus primeros pasos.
Raúl Alfaro Ortiz es uno de los secretarios generales del Sindicato de Trabajadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas, ICTA. La institución “fue creada el 10 de mayo de 1973 con carácter de entidad estatal descentralizada autónoma, con personalidad jurídica, patrimonio propio y plena capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones. Tiene cobertura nacional en el campo agrícola, y según la ley que lo originó, el ICTA es una institución de derecho público responsable de generar y promover el uso de la ciencia y tecnología agrícola en el sector respectivo. Debe conducir investigaciones para solucionar los problemas de explotación racional agrícola en línea con el bienestar social; producir materiales y métodos para incrementar la productividad agrícola; y promover la utilización de la tecnología a nivel del agricultor y del desarrollo rural regional”.
– ¿Qué relación existe entre el movimiento sindical, el Estado y los gobiernos de turno?
Como en todo país, han existido y existen dirigentes sindicales con ideología de clase y otros con ideología reformista. Entonces en ciertos periodos se va a tener direcciones sindicales a nivel nacional que hacen pactos políticos con los gobiernos y se alinean tras los interés y políticas corruptas de los regímenes empresariales, mientras que los de pensamiento clasista no, al contrario: luchan y denuncian las políticas y actos que golpean y afectan a la clase trabajadora y demás mayorías del pueblo, además de condenar e impugnar la corrupción del sistema capitalista.
– ¿Cuántos trabajadores están organizados en tu sindicato?
El ICTA cuenta con 270 trabajadores de los cuales 70 están afiliados al sindicato. Antes del adelgazamiento del Estado con la política neoliberal, el ICTA tenía alrededor de 650 trabajadores. 460 eran del área técnica, con 320 profesionales de los cuales 70 poseían alguna especialidad, con grado de maestría y doctorado. El sindicato de ese entonces tenía cerca del 70 por ciento del personal afiliado. Pero con los ajustes gubernamentales, el ICTA sufrió una fuerte reducción, principalmente en su personal científico y un drástico recorte de su presupuesto, situación que lo dejó con serios problemas de funcionamiento. De hecho, actualmente, el ICTA cuenta con solo 60 profesionales agrónomos y de éstos sólo 11 son sindicalizados.
– ¿Cuál es el conflicto que hoy atraviesan los trabajadores del ICTA?
Se planteó un conflicto de carácter económico y social, con el propósito de obtener un incremento salarial, pero de nuestra parte subyace la intención de rescatar la institución. Debido a la baja atención de parte de las autoridades, su institucionalidad es muy débil, razón por la que su inventario patrimonial se encuentra vulnerable y es muy codiciado, especialmente sus bienes inmuebles. Estos han sido invadidos por grupos de personas comunitarias rurales y urbanas, pero también están siendo objeto de despojos de parte de funcionarios públicos del gobierno con complicidad de las autoridades institucionales.
Por otro lado, como organización sindical estamos padeciendo de acoso continuo: compañeros están expuestos a ser degradados de puesto si no dimiten al sindicato. Otros son conminados a abandonar la organización a cambio de una promoción o ascenso, y están los que son amenazados de despido si no renuncian a la agrupación. A la fecha se han desafiliado 12 compañeros, 5 de ellos profesionales de la investigación.
Finalmente, se mantiene latente la amenaza de cooptar la institución de parte de políticos de gobierno, para lo cual han cambiado la estructura organizacional del ICTA, e incluso es posible que los partidos políticos del establecimiento reformen la ley orgánica de la institución, con las respectivas afectaciones laborales para sus trabajadores.
– ¿Cuáles son sus demandas puntuales?
Que la junta directiva del ICTA nos dé audiencia para tratar los asuntos que aquejan al personal y a la institución; un incremento salarial de Q 2,500.00 (alrededor de 200 dólares) a todos los trabajadores de los renglones 011 y 03; dejar sin efecto la estructura organizativa actual por ilegal y lesiva para la institución; la aprobación del contenido del convenio colectivo, en especial del estatuto de la carrera del investigador, única manera de darle al ICTA sostenibilidad a su equipo de científicos y revitalizar la actividad científica de acuerdo con el Artículo 3 de su Ley Orgánica; remover al Gerente General y su director administrativo; y entregar al ICTA el 100 por ciento del presupuesto aprobado por su Junta Directiva.
– Hoy la huelga es legal…
Históricamente, y tras dos años de tramitaciones, la justicia laboral del país aprobó el pasado 17 de enero la legalidad y justicia de nuestra lucha. Ello, en concreto, significa que nuestro paro es indefinido y que deben clausurarse todas las dependencias del ICTA, no puede ingresar nadie.
– ¿Cómo es percibida la huelga por el conjunto del mundo de los trabajadores organizados de Guatemala?
Hemos sostenido aproximaciones con algunos sindicatos y se siente simpatía de parte del movimiento sindical del país. El hecho de llegar a una huelga es emblemático para los trabajadores y organizaciones sindicales. El despido masivo de trabajadores del organismo judicial ocurrido en 1996, después de que la huelga de ese sector fue declarada ilegal, mantiene congelado al sindicalismo en el reclamo de sus derechos, y permanece el temor del avance en la lucha laboral.
El estado del arte
– ¿Cuál es la situación del mundo sindical en Guatemala?
En el papel, en Guatemala existe libertad sindical según las leyes vigentes. Incluso el Estado de Guatemala ha ratificado los Convenios 78 y 98 de la OIT, pero en la práctica no hay libertad ni condiciones para que la clase trabajadora pueda ejercer su derecho a organizarse en sindicatos. Otro obstáculo es que los asalariados sólo pueden organizarse en sindicatos por empresa. Desde 1954, después de la contrarrevolución hasta hoy día, los sindicalistas realizan sus actividades y luchas en un ambiente de violencia, represión, en un sistema de falta de democracia y de total impunidad. Aún ocurren asesinatos de sindicalistas. Cuando se trata de organizar un sindicato se hace de manera clandestina. Los patronos privados y municipales despiden a los trabajadores cuando intentan fundar sus sindicatos. Y cuando logran una orden judicial para su reinstalación, esta no se ejecuta y, por lo tanto, pasan años y años sin poder reintegrarse a sus trabajos.
– ¿Cuáles factores específicos visualizas para comprender la situación en la que se encuentra la clase trabajadora?
En Guatemala siempre ha existido una política de Estado de opresión, represión, criminalización y totalmente antisindical. Allí está como ejemplo la represión lanzada por empresarios y gobiernos contra todo el sindicalismo, que devino en la destrucción de la Central Nacional de Trabajadores -CNT-, la Federación Sindical Autónoma de Guatemala -FASGUA-, la Federación de Trabajadores de Guatemala -FTG- y el instrumento de lucha unitario llamado Comité Nacional de Unidad Sindical -CNUS-, como también otras organizaciones populares que luchaban por la vida, la justicia social, contra la militarización y por la construcción de un Estado con democracia efectiva y participativa. Fueron políticas terribles de los gobiernos militares en complicidad con ciertos sectores empresariales y en el contexto del enfrentamiento armado interno. Las acciones y luchas de rearticulación de los movimientos populares se hicieron necesarias para continuar defendiendo la vida y los derechos humanos, tras miles de crímenes y matanzas realizadas por las fuerzas de “seguridad” del Estado. Todo ello, en el marco de la política contrainsurgente que desencadenó la más brutal y criminal represión contra la población civil no-combatiente y contra quienes pretendieron ejercer plena ciudadanía a través de la organización sindical, entre otros muchos sectores y organizaciones populares.
– ¿Cuál es la composición diversa del sindicalismo guatemalteco?
Sobre posicioneso corrientes sindicales actuales se puede clasificar a la CGTG y la CUSG como social cristina y socialdemócrata. UNSITRAGUA es clasista.
– ¿Cuáles son los sectores más organizados del mundo de los trabajadores? ¿Cuál es la relación entre trabajo formal e informal, subempleo, desempleo?
En el caso de Guatemala, la mayor parte de la organización sindical se encuentra en el sector público y en los trabajadores de la economía informal. Debido a la falta de garantías y libertad sindical no es fácil organizar sindicatos en el sector privado. Guatemala es uno de los países más peligrosos del mundo para hacer organización y actividad sindical. Además, son muy pocas las negociaciones colectivas, las cuales vienen enfrentando más obstáculos con las políticas de los últimos tres gobiernos, sobre todo con el actual de Alejandro Giammatei. Para demostrar que en Guatemala no existe libertad sindical, es suficiente señalar que solo el 1.8% de todo el mundo laboral del país está sindicalizado.
– ¿Qué relación existe entre el mundo sindical y otros sectores del mundo popular organizado, como el indígena, estudiantes, ambientalistas, etc.?
En ciertos periodos el movimiento sindical ha tenido un vínculo estrecho con sectores importantes como los campesinos, estudiantes, pueblos originarios, pobladores, etc. En la actualidad son débiles los lazos del sindicalismo con las demás organizaciones sociales y territorios populares, a excepción de las relaciones con la Asamblea Social y Popular -ASP-, en la que participan una a dos organizaciones sindicales.