Los “gordos” convencieron a Pablo Moyano de participar este jueves en la primera reunión del Consejo Directivo del año y el 2 de mayo, en un acto por el Día del Trabajador.
La CGT encaminó un principio de tregua y llegará al acto por el Día del Trabajador con consenso mayoritario en torno de un documento de alerta frente al deterioro económico por el riesgo de una eventual “descomposición social”. El paso hacia la concordia interna lo dieron la semana pasada Gerardo Martínez y Pablo Moyano con vistas a una reunión del Consejo Directivo que hará la central este jueves y de la conmemoración de una de las efemérides más importantes del calendario sindical, pautada para el 2 de mayo en el estadio de Defensores de Belgrano.
La charla que tuvieron mano a mano Martínez y Moyano en la sede del gremio de la construcción (Uocra) fue fruto de una reunión previa de la “mesa chica” de la organización en la que se acordó sondear un acercamiento y un fin a las hostilidades entre el sector que lidera el camionero y los espacios mayoritarios que controlan la CGT: los “gordos” de los grandes gremios de servicios, los “independientes” con cercanía a todos los gobiernos y el grupo de Luis Barrionuevo.
El acercamiento se facilitó, en particular, por la incertidumbre que alcanza a todos los núcleos internos por el futuro electoral del Frente de Todos, tanto a los espacios más tradicionales, que todavía se esperanzan en una candidatura de Sergio Massa, y el moyanismo, que oscila entre el tigrense y Cristina de Kirchner. Ese factor y el fastidio común con la inflación sin freno terminaron por pavimentar el camino de una pacificación nunca conseguida en el año y medio que lleva la actual conducción compartida por Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña.
Con esa tregua en marcha, el jueves la CGT hará su primera reunión de Consejo Directivo del año. Los debates del máximo órgano de conducción de la central se habían discontinuado producto de las diferencias internas y asuntos como el Consejo del Salario debían conversarse a través del chat interno, con el riesgo, como se comprobó en esa instancia y otras, de que el camionero diera un portazo a último momento y se diferenciara de sus colegas.
Para la cumbre del jueves se previó la difusión de un documento que tendrá como eje una advertencia a toda la dirigencia política, tanto del oficialismo como la oposición, por los riesgos derivados de un eventual empeoramiento de las condiciones económicas, de por sí tensionadas al máximo por el descontrol inflacionario. El texto hablará de “riesgo de descomposición social” en caso de no hallarse un rumbo de estabilidad económico fruto de un acuerdo entre las fuerzas políticas para poner fin a la escalada de los precios. También mencionará como imprescindible un compromiso de los formadores de precios.
Ese eventual contexto de pacificación política debería conducir, según concluirá la CGT, a defender la producción nacional y a incrementar el nivel de empleo nacional. Y también a exigir mayores mágenes de independencia económica, una alusión bastante directa a la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la política interna. La central obrera conversó días atrás con el ministro Sergio Massa de la necesidad de un eventual “reperfilamiento” de la deuda con el organismo que debería incluir una reformulación de las metas y de los vencimientos.
El documento también hará eje en demandas por una mejor distribución de la riqueza así como de la defensa de los recursos naturales y del rol del Estado como articulador de la política económica. Y volverá sobre la clase política -sin distinciones evidentes- para reclamarles a los protagonistas de la próxima contienda presidencial evitar “las especulaciones preelectorales”.
El tono del texto que se difundirá este jueves servirá de base para otro que la CGT prevé dar a conocer en el acto que prepara para el 2 de mayo en el estadio de Defensores de Belgrano, en el barrio de Núñez, adonde la jefatura de la central espera una concurrencia de 20 mil personas.