Fondos marinos: Ampliar el saqueo y la destrucción extractivista

Está a punto de comenzar la mayor fiebre del oro de la historia en los fondos marinos

Guy Standing
//sinpermiso.info/
11 Julio 2023

El domingo 9 de julio amenaza con ser un día trascendental para la economía mundial, que marque el inicio de la mayor fiebre del oro de la historia y que podría provocar daños ecológicos sin precedentes. Sin embargo, poca gente parece darse por enterada. El Gobierno británico ha guardado silencio.

Para entender este inminente drama, hay que hacer un poco de historia. En 1982, tras 25 años de tortuosas negociaciones, las Naciones Unidas aprobaron la CNUDM (Unclos – United Nations Convention on the Law of the Sea, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar). Supuso el mayor cercamiento de la historia, al convertir más de 138 millones de km2 (53 millones de millas cuadradas) de fondos marinos en zonas económicas exclusivas (ZEE) nacionales, disponibles para su explotación por los países ribereños.

Pero la CNUDM declaró que los fondos marinos situados fuera de las ZEE, conocidos como “la Zona”, y que abarcan el 54% de los océanos del mundo, son “patrimonio común de la humanidad. La explotación minera de los fondos marinos de la Zona debe prohibirse hasta que se apruebe un código minero que respete el principio de precaución para limitar los daños ecológicos y que contenga una fórmula para un reparto equitativo de los beneficios entre todos los países del mundo.

Para elaborar ese código se creó en 1994 la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM) [ISA, International Seabed Authority], con sede en el puerto de Kingston (Jamaica). Como los países ricos no querían dar poder a los pequeños países en desarrollo, insistieron en que las decisiones debían tomarse por consenso. Hoy son 167 los países miembros, más la Unión Europea. Como era de esperar, en los últimos 28 años, la AIFM no ha logrado elaborar un código minero ni un mecanismo de reparto de beneficios.

En junio de 2021, un pequeño país del Pacífico, Nauru, en colaboración con una empresa minera canadiense, puso en marcha una obscura cláusula contenida en CNUFM que reza que si un país solicita iniciar la minería de aguas profundas en la Zona, la AIFM tiene exactamente dos años para elaborar un código y un mecanismo de reparto. De lo contrario, pueden comenzar las labores de minería. El 9 de julio finaliza el plazo de preaviso. Legalmente, comenzarán las solicitudes para explotar minas.

Para poner esto en perspectiva, con ello se abrirá en un primer momento la explotación minera en los 4,5 millones de kilómetros cuadrados de fondo marino del Pacífico conocidos como la zona Clarion-Clipperton y, a su debido tiempo, a toda la zona. Se calcula que las profundidades marinas contienen miles de millones de toneladas de níquel, cobalto, manganeso y otros minerales, principalmente en nódulos negros del tamaño de una patata, que se consideran esenciales para la transición a una economía terrestre verde, para su uso en coches eléctricos, parques eólicos y otros fines.

Diversos comentaristas han señalado que todas las pruebas científicas apuntan a enormes riesgos medioambientales. En estado de alarma, un número creciente de países ha exigido una moratoria, al igual que cientos de científicos marinos. Lamentablemente, entre ellos no se incluye al Reino Unido, aunque con bastante retraso el Grupo Parlamentario de Todos los Partidos para el Océano se ha reunido para considerar si debería exigirla.

Todos deberíamos sentirnos profundamente alarmados. El impacto medioambiental de la minería de aguas profundas podría ser catastrófico. Enormes máquinas barrerán el lecho del océano para recoger nódulos polimetálicos, destruyendo todo lo que encuentren a su paso y creando penachos de sedimentos que pueden asfixiar los arrecifes de coral y otros organismos a cientos de kilómetros del emplazamiento minero. La minería dañará la capacidad del océano para actuar como sumidero de carbono, acelerando el calentamiento global. Y nuevas investigaciones sugieren que los nódulos polimetálicos podrían contener sustancias radiactivas, poniendo en peligro la salud humana.

Sin embargo, mientras que las cuestiones medioambientales están recibiendo, con razón, la mayor atención, se han descuidado sistemáticamente otros dos aspectos. Una de las principales preocupaciones de los países en desarrollo al aceptar la CNUDM era que los beneficios de la minería se repartieran equitativamente entre todos los países. Por el momento, unas pocas empresas parecen encaminadas a una prosperidad a la que no tienen ningún derecho legítimo, mientras que el resto de la humanidad no obtendrá nada de ello. Los bienes comunes nos pertenecen a todos.

El problema se agrava por el hecho de que la AIFM es inadecuada para su finalidad. Cuenta con un presupuesto anual de tan sólo 10 millones de dólares para regular los fondos marinos. Para completar su presupuesto, cobra a las empresas 500,000 dólares por las licencias de exploración minera. Como era de esperar, no ha rechazado ninguna solicitud, y en la actualidad se han concedido 31 de esas licencias, que cubren casi 1,5 millones de km2 de “exploración”. Cinco de ellas pertenecen a China.

Además, gran parte de las actividades mineras se llevan a cabo en ZEEs, donde la AIFM no tiene jurisdicción. Y como la AIFM no tiene la capacidad técnica ni los recursos financieros para hacerlo, ha dejado que las empresas hagan sus propias evaluaciones de impacto ambiental, que es como pedirle al zorro que se asegure de que las gallinas están a salvo.

Para agravar el problema, la AIFM ha apoyado la minería de un modo arrogante. Su secretario general ha declarado: “No creo que sea como para que la gente se preocupe tanto“. Se refería a preocupaciones medioambientales. Pero la AIFM ni siquiera tiene un consejo científico independiente que la asesore, sino sólo un consejo jurídico y técnico. Y ha marginado su segunda obligación, la de actuar como administradora de los bienes comunes mundiales elaborando una fórmula equitativa para repartir los beneficios entre todos los países.

En resumen, antes de que se contemple siquiera la explotación minera de los fondos marinos, la AIFM debe ser objeto de reforma y las Naciones Unidas deben revisar la CNUDM para que puedan resucitar los principios del “patrimonio común de la humanidad”: el 9 de julio debería tratarse de algo más que de una moratoria, aunque eso sería un comienzo. Por desgracia, no debemos albergar demasiadas esperanzas.

Guy Standingp: Profesor investigador asociado de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres y copresidente honorario de la Basic Income Earth Network (BIEN). Su último libro es “The Blue Commons: Rescuing the Economy of the Sea”. (Los comunes azules: Rescatando la Economía del Mar)

fuente: https://sinpermiso.info/textos/esta-a-punto-de-comenzar-la-mayor-fiebre-del-oro-de-la-historia-en-los-fondos-marinos

enlace relacionado:  https://www.maryciencia.org/columnas/la-mineria-submarina/

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Máquinas de explotación minera de los fondos marinos fabricadas por Nautilus Minerals Inc. // fotografía: © Nautilus Minerals
Hasta ahora, se ha recurrido al método espectacularmente impreciso del raspado, por el cual unas enormes máquinas rastrillan el fondo marino y destruyen toda la capa superficial biológicamente activa en busca de una masa relativamente pequeña de material útil. Es como si se destruyera toda una selva tropical únicamente para llegar a algunas rocas valiosas que se encuentran en el suelo.
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redlatinasinfronteras.sur@gmail.com
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