Los días 1° y 2 de noviembre representan para el mundo andino una fecha de mucha trascendencia espiritual, ya que es cuando las “almas” de los seres queridos fallecidos regresan y visitan a las familias. Éstas las reciben con una mesa adornada y servida con la comida que a ellos les gustaba. En esta ocasión vamos a escuchar a personas de diferentes espacios hablando sobre el sentido de esta celebración.
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El Aya Markay Killa, es una festividad andina en donde se produce el reencuentro con las “almitas” de los ancestros, que se realiza en forma comunitaria, con las familias, amigos y todas aquellas personas que se acercan a compartir este espacio espiritual.
Para esos días se preparan ofrendas, elaborando panes de distintas formas denominadas “urpus” y “tantawawas”, que son colocados en una mesa para recibir a los seres queridos, desde las 12 del mediodía del 1° hasta las 12 del mediodía del día 2, en que se levanta la mesa y se reparten las ofrendas entre todos y todas.
Esta celebración es llevada a cabo por las personas de origen andino que viven en Jujuy, La Paz, Buenos Aires o Madrid y aunque caiga en días laborables.
También las familias visitan y ofrendan a sus difuntos en sus sitios de descanso eterno, es decir en los cementerios. Aquí en Buenos Aires, la colectividad boliviana lo hace generalmente en el Cementerio del barrio de Flores, pero lamentablemente las autoridades han cercenado cada vez más la libertad de expresarse de acuerdo a sus tradiciones, ya que permiten que entren sólo determinadas cosas, y tampoco pueden acompañarse libremente con su música como lo hacían en otras oportunidades.
Esto a pesar de las distintas gestiones realizadas ante las autoridades del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y a pesar de contar con distintos actos administrativos, entre ellos la ley 4977-14, que expresa en su Art. 9°: Autorízase toda manifestación y expresión de pueblos originarios de carácter ceremonial comunitario, en relación a sus difuntos, los días 1 y 2 de noviembre de cada año. A estos fines, la Autoridad de Aplicación arbitrará las medidas necesarias para garantizar el normal desarrollo de las actividades.
Sin embargo, hemos visto en esta oportunidad que fueron días lluviosos como a la gente no se le permitía usar sombrillas o gazebos para protegerse durante el tiempo que estuviesen junto con sus ofrendas; también vimos que eran palpados como si estuviesen portando armas entre sus ropas. Esto es ni más ni menos que un nuevo sesgo racista y discriminador por parte de los policías y funcionarios del cementerio.
Pero bueno, vamos a escuchar distintas expresiones referidas a esta celebración, a una integrante del pueblo Totoró del Departamento del Cauca en Colombia, realizado por la organización CRIC de ese país, por otra integrante del Ayllu Educativo Anastasio Inka, de Jujuy y por entrevistas de Prensa Llankaj Maki a integrantes del Tercer Malón de la Paz. A todos y todas les agradecemos por estos interesantes testimonios.
Fuente: https://www.facebook.com/Pueblos-Originarios-Serpaj-1616081138655587KayKay