El economista sostuvo que “la unificación cambiaria se va a dar con un dólar alto y la devaluación implícita va a generar una aceleración de la inflación”.
Tal como prometió en campaña, Javier Milei prepara un plan de achicamiento del Estado, que en principio implicaría despidos de estatales y paralización de la obra pública (1,7% del PBI). Al mismo tiempo, busca dólares en el exterior que le permitan levantar el cepo cambiario.
El economista, miembro del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, Andrés Asiain sostuvo que el nuevo gobierno, además, pretende un ajuste fiscal brutal manteniendo las políticas sociales: “Por ahora se ve un giro entre la campaña y post campaña sobre todo en la dolarización. Milei pasó a una agenda similar a la del gobierno de Macri con una idea de ajuste fiscal ortodoxo. Yo creo que con la falta de dólares la idea será un ajuste mucho más fuerte, porque ellos creen que la falla del gobierno de Macri viene por el lado del gradualismo”.
En ese sentido, señaló que el nuevo gobierno “no van a meter mano en la política social, tratando de contener desde una especie de red a los caídos por el ajuste en el sector formal de la economía. En paralelo, el intento con Caputo es conseguir dólares en el exterior, aprovechando que los mercados le han dado un voto de confianza a Milei y se ve una mejora en la cotización de los bonos, con lo que creen que pueden tomar un poco más de deuda”.
El economista, además, remarcó que la fuerte reducción de la inversión pública, sería una “señal al mercado para que mejoren la cotización de los bonos y con eso buscar dólares para levantar el cepo. Creo que ese es el combo de objetivos de la primera etapa de gobierno, la dolarización por ahora quedó como promesa para el postre”.
Y agregó: “Mi perspectiva es que este combo de políticas puede llegar a funcionar para lo que se propone pero no va a funcionar para descender las tasas de inflación, o sea que vamos a vivir un ajuste fuerte del gasto pero el levantamiento del cepo y la unificación cambiaria se va a dar con un dólar alto y presiones alcistas, con lo cual la devaluación va a acelerar la inflación. Vamos a vivir un ajuste fiscal con inflación alta por elementos inerciales, así que por más que haya un ajuste de shock eso no va a tener impacto en la inflación que no es fiscal ni monetaria”.
El especialista, por otro lado, caracterizó de “injustificadas” la suba de precios en las góndolas durante esta semana: “El dólar ilegal está bajando, así que las remarcaciones fueron meramente especulativas por el resultado electoral y por la incertidumbre de un candidato que prometía dolarización. Ahora que se despejó el humo, y se pospuso la dolarización, quedó un presidente electo que promete hacer el ajuste que nadie se animó y esto entusiasma a los especuladores que le ponen plata a bonos argentinos, con lo cual la inflación debería amortiguarse para diciembre, que puede llegar al 10% o 12%”. Y aclaró: “Después, otra cosa, es cuando se dé el segundo paso de unificación cambiaria previa toma de deuda de Caputo, ahí sí podría haber una aceleración”.
Consultado por la capacidad de soporte social frente a los altos niveles de inflación, señaló: “Va a depender mucho de la política de ingresos, si hay inflación sin incremento de salarios, jubilaciones y ayuda social, va a ser un trauma social difícilmente soportable. Pero si siguen permitiendo aumento de ingresos, como se viene haciendo el último tiempo, puede ser soportable con un gobierno que asume con cierta legitimidad social inicial. No veo un estallido, salvo por la implicancia de las políticas de ajuste que se apliquen”.
Por último, descartó grandes cambios en materia económica en el corto plazo: “Por cómo viene la mano van a ir por obra pública, les van a reducir las partidas a empresas del estado porque los procesos de privatización llevan tiempo, y seguramente haya aumentos de tarifas”.