Todo pasa para el poder, le dejan pasar todo. Reprimieron sin asco a los manifestantes contra la Ley Bases, metieron presos a docenas de inocentes, dejaron como rehenes a uno que saltó una valla y a otro que tiró una piedra, siguen presos y no pasa nada.
Rehusaron del pueblo una vez más, acribillaron con gases y chorros de agua a cientos de indefensos y retuvieron presos por muchos días a cada uno de los manifestantes que pudieron cazar. Y no pasa nada.
La jueza María Servini desautorizó al fiscal Carlos Stornelli, ese tipo absolutamente incalificable, esa vergüenza nacional del mundo jurídico. Lo desautorizó en cada una de las mentiras que había dicho la policía, que habían dicho los diarios del sistema. Se desmintieron con sus propias palabras los policías, pero no pasa nada.
Clarín acusó a la izquierda, mezcló al kirchnerismo durante varios días y liberó de culpa a Patricia Bullrich. Peor, puso encuestas en la que felicitaban a Bullrich por el operativo que había llevado a cabo. Mintió como miente siempre la mafia periodística y no pasa nada.
Empieza la semana de Caputo y Sturzenegger ahora. Caputo y Sturzenegger, monumentales estafadores del pueblo. Vuelve el cómico presidente de la gira ultraderechista. El FMI fija nuevas condiciones a la colonia imponiendo más ajustes. Y Macri, que los trajo, habla. Milei, que los adora, habla. Los diarios y sus secuaces orales, que quieren la Ley Bases, hablan y no pasa nada.
Bueno, por suerte está también la vida. Algo así como una artista con su pueblo como pude ver el sábado pasado en el Torquato Tasso cuando cantó Teresa Parodi. La gente en un momento coreó “la patria no se vende” y era lindo escucharlo. Yo estaba en el fondo y veía los brazos que se levantaban por encima de las cabezas. Uno miraba esa imagen y por un ratito se olvida de que si, de que la venden a cada rato. Lo que pasa es que un artista y el pueblo convocan la esperanza.
Víctor Hugo Morales