La primera reunión postelectoral de sindicatos fue este martes, con Hugo Moyano junto a dirigentes petroleros y del rubro energético. El jueves, cumbre en Uocra.
El primer día hábil tras la victoria de Javier Milei encontró a parte del sindicalismo reunido y a la CGT en los preparativos de una cumbre para este jueves. En todos los casos la premisa es la misma: reducir los niveles de pánico en varios dirigentes por los anuncios de inminentes privatizaciones de empresas públicas y unificar criterios para el vínculo por construirse con la administración de La Libertad Avanza. La mayor novedad fue una reunión este martes de los gremios de la energía agrupados en la Catheda, adonde se concluyó que una alegada privatización total de YPF está fuera de los planes del futuro Gobierno y que, en todo caso, la información con la que cuentan indica que habrá una capitalización de la empresa estatal de hidrocarburos con el ingreso de accionistas privados.
Ni la CGT ni la Confederación de Trabajadores de la Energía (Catheda) tienen previsto lanzar comunicados o advertencias ante los medios de comunicación en respuesta a los dichos de Milei o sus colaboradores respecto de las posibles privatizaciones o acerca de reformas en el mercado y la legislación laborales enunciadas durante la campaña y luego de la elección. Por el contrario, todas las señales irán en el sentido de prestarse al diálogo con las nuevas autoridades y de ofrecer colaboración en las temáticas de cada gremio.
A las 9 de este martes una quincena de dirigentes acudió puntual a la sede porteña del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa para una reunión que, si bien estaba convocada desde hacía dos semanas, lucía particularmente urgente en vista de un resultado electoral no deseado para ninguno de los asistentes. Entre ellos estaban el dueño de casa, Guillermo Pereyra, Hugo Moyano y dos de sus hijos, Hugo Antonio (abogado del gremio de Camioneros) y Jerónimo (el menor de la familia y virtual secretario privado de su padre), Guillermo Moser (Luz y Fuerza), Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), Juan Miguel “Cacho” García (estacioneros del interior del país) y representantes de los sindicatos de Obras Sanitarias, petroleros de YPF, del gas y jerárquicos de cada actividad.
La reunión, que se extendió por cinco horas, tuvo como ejes el análisis del resultado de las elecciones y la búsqueda de un posicionamiento común de la Catheda frente al nuevo escenario político. En este último punto se resolvió avanzar con la creación de una federación latinoamericana de gremios de la energía que incluirá cumbres en México y Brasil, adonde las empresas de hidrocarburos resistieron las oleadas privatizadoras de las últimas décadas. Lo central fue el caso de YPF, sobre el que Milei advirtió que su iintención será traspasarla a manos privadas en un plazo orientativo de dos años, luego de un proceso de eventual saneamiento.
Entre los participantes, que para el momento del encuentro ya habían mantenido contacto con futuros funcionarios de LLA y actores de relieve del mercado hidrocarburífero, había un convencimiento generalizado de que el plazo esbozado por el presidente electo permitía inferir que la privatización plena estaba fuera de agenda y que, en cambio, los libertarios intentarían apuntar a una integración con socios privados. También en esa frecuencia interpretaron la nominación de un hombre de Techint, Horacio Marín, como posible presidente de la petrolera. Además, evaluaron que para privatizar YPF haría falta una mayoría agravada en el Congreso (dos tercios de los votos), una entelequia con la futura composición del cuerpo.
Otra creencia generalizada de los dirigentes es que el mayor temor a conjurar por parte de los sindicatos es la influencia de Mauricio Macri en la futura gestión. “Sabemos que Milei no es antiperonista”, expuso “Cacho” García para graficar la diferencia respecto del expresidente. En paralelo con las proyecciones sobre el próximo gobierno hubo de parte de los gremialistas quejas hacia la administración de Alberto Fernández, a la que responsabilizan por la derrota electoral, y hasta rezongos por el rol de la CGT, a juicio de varios de los presentes muy tibio frente al crecimiento de la pobreza y la inflación. Una presencia que llamó la atención: se sentó en la mesa principal Roberto Baratta, exmano derecha de Julio de Vido en el Ministerio de Planificación de los gobiernos kirchneristas. Este diario pudo confirmar que en la actualidad asesora a Pereyra.
Otra cumbre sindical se producirá el jueves en la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), nominada informalmente con sede de los encuentros y las negociaciones de la CGT en la transición hacia la nueva administración. Como reveló hoy este diario, su secretario general, Gerardo Martínez, el único de la “mesa chica” de la central que se reunió con Milei antes de las elecciones, fue elegido al frente de las gestiones ante el universo libertario.
La “mesa chica” ampliada de la organización tendrá su primer encuentro postelectoral. Confluirán el triunvirato de líderes, Héctor Daer, Pablo Moyano y Carlos Acuña, con referentes de los sectores de mayor influencia, como los “gordos” de los grandes gremios de servicios, los “independientes” de buen diálogo con todos los gobiernos, el Frente Sindical por el Modelo Nacional (a cargo del camionero y del mecánico Mario Manrique) y la Corriente Federal de Trabajadores. El objetivo de los máximos referentes es mostrar unidad de criterio y vocación de diálogo. En ese aspecto Gerardo Martínez llevará como bandera la solidez del bloque conformado por la CGT y el Grupo de los 6 (con las cámaras patronales del comercio, la industria, la construcción, el agro y los bancos) y el vínculo aceitado con los movimientos sociales.
Más allá de la puesta a disposición del nuevo gobierno, en los intercambios de los gremialistas desde el domingo a la noche se fortaleció la idea de que ninguna organización de la CGT apurará un posicionamiento confrontativo hacia el futuro gobierno al menos hasta la asunción de Milei y el anuncio de sus primeras medidas. También, que no se dejarán arrastrar a lo que suponen será una respuesta beligerante por anticipado de los sindicatos estatales y de docentes agrupados en las dos versiones de la CTA.