A 43 años del golpe cívico militar
Compañeros:
Este 24 de marzo nos encuentra en medio de una nueva avanzada yanqui en América Latina, cimentada hace tiempo con el Plan Colombia, los derrocamientos de presidentes por las “instituciones republicanas” como en Honduras o Paraguay y que llega hasta el día de hoy con gobiernos electos a través de las urnas cuyo elenco lo constituyen los ceos de las multinacionales o militares genocidas como Argentina y Brasil. Entendemos que, el enemigo inmediato del Imperialismo es Venezuela, el objetivo estratégico, todo el patio trasero.
El enorme retroceso para las masas de América tiene su origen con las dictaduras militares de los 60 y 70 con la Doctrina de Seguridad Nacional y el Plan Cóndor y en los 90 con el consenso de Washington. Los Estados terroristas descargaron sobre nuestros pueblos toda su saña criminal para garantizar los privilegios de clase y la subsistencia del sistema capitalista. Los gobiernos constitucionales que le sucedieron, todos, continuaron con la sucia tarea de doblegar a nuestra clase. La democracia burguesa que se presenta como antagónica de la dictadura militar, no es más que la otra cara de la moneda de la dictadura capitalista. No hubo gobierno denominado democrático que no masacrara al pueblo, que no violara las libertades democráticas. Más aún, como el gobierno de Juan Perón-Isabelita en los 70, preparan las condiciones para el plan sistemático de exterminio. No otra cosa es la Ley Antiterrorista del Kirchnerismo o la militarización del país de Macri. Mucho antes de que surja la guerrilla en nuestro país, las doctrinas de la “guerra contra la subversión” ya habían sido adoptadas por las FF.AA, admitiendo de este modo que la insurgencia sería la consecuencia de la situación económica, social y política. Por eso compañeros/as, juguemos a las elecciones todo lo que queramos, ofrezcamos la salida a la crisis como se nos antoje, pero sepamos y seamos conscientes que no será con las reglas de la democracia burguesa, con su legalidad, que la clase obrera y el pueblo terminarán con el martirio; así como con la democracia burguesa sólo se extiende la agonía, no tenemos opción de negarnos a la violencia revolucionaria si de liberarnos de la opresión se trata. Es en este sentido que no es verdad que no podamos parar el país sin la anuencia de la CGT y CTA. Podemos hacer que no circule un gramo de mercancía capitalista. No es verdad que tenemos que cagarnos de hambre cuando los supermercados están abarrotados de mercaderías. No es verdad que estemos obligados a pagar cifras siderales de luz o gas, porque si los trabajadores y el pueblo no tenemos para pagar, no habrá luz o gas para nadie. No es verdad que tengamos que “ajustarnos a derecho” cuando tenemos un compañero perseguido, como lo demuestra la clandestinidad de Sebastián Romero del PSTU desde las jornadas de diciembre de 2017, validando el principio político de los revolucionarios de los 70 de no entregarse jamás a la cana. Y no es verdad, en definitiva, que a toda la violencia capitalista cotidiana de explotación, hambre, represión y abusos de toda índole, tengamos que responder a lo cristiano “con la otra mejilla”.
Hoy en día, cuando se habla desde el feminismo de los derechos conquistados por las mujeres o los derechos que faltan debemos considerar que a ninguna compañera guerrillera se le hubiera ocurrido que el camino para obtener un derecho fuera depositar en el parlamento burgués ese atributo. Porque a ninguna compañera guerrillera se le hubiera ocurrido pedir más policías “especiales”, más comisarías para ser atendidas, las compañeras huían o enfrentaban a la policía a balazos. Las compañeras de los 70 no necesitaban ninguna ley de paridad de género para hacer política, porque sabían ganarse sus puestos de mandos políticos-militares dirigiendo hasta decenas de hombres. Y no necesitaban de todo eso porque su ciencia y conciencia les indicaba que la verdadera libertad de las mujeres sólo es posible en la Patria Socialista y el único camino la lucha revolucionaria.
Así lo expresa hoy la compañera Carmen Villalba, guerrillera presa del EPP:
“Hoy más que nunca comprometidas con la lucha de liberación, la lucha revolucionaria, en donde nos toca luchar en el campo, en la calle, en la cárcel, en la guerrilla, decimos con Lenin y el Che: unidas con nuestro pueblo pobre, nuestra clase, hagamos frente a la burguesía y al imperialismo. Mandémoslo al lugar donde le corresponde, el basurero de la historia; y así lograr la verdadera liberación de la mujer infinitamente abnegada y de todo el pueblo pobre. Única condición para lograr la verdadera emancipación de la mujer, del patriarcado, ideología parásita adherida al capital.”
Queremos pedir también la más amplia solidaridad con la compañera anarquista Anahí Esperanza Salcedo, presa política desde el mes de enero, detenida tras la explosión fallida de una bomba casera en el mausoleo del masacrador de obreros Ramón Falcón, emblema de la Policía Federal asesina. El mismo Estado Terrorista que operó durante la dictadura, hoy descarga toda su inhumanidad sobre la compañera negándole atención médica, poniendo su vida en riesgo.
Por todo esto, por el acierto en las ideas y la práctica de nuestros 30.000, por los caídos en el copamiento a la Tablada y durante todo el período constitucional, por la sociedad justa e igualitaria por la que entregaron sus vidas, decimos:
VIVA LA REVOLUCIÓN Y EL SOCIALISMO!!!
30.000 COMPAÑEROS, PRESENTES!!
HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!!!