Fue Femicidio

Los días 6, 7 y 8 de mayo, se llevaron a cabo ante el Tribunal Oral Criminal Nº 1 de La Plata, las audiencias por el femicidio de Claudia Salgán, ocurrido en julio de 2015. La familia se presentó con el patrocinio de la abogada Sofía Caravelos.

Fotos: https://www.facebook.com/groups/claudiasalgan/

El día 8 de julio de 2015, en horas de la mañana, Claudia Salgán fue agredida por  su marido, Marcelo Núñez, ocasionándole distintas heridas en el cuerpo que, horas después, le provocaron la muerte.

Durante las primeras audiencias declararon familiares y amigas de la víctima que relataron la historia de la pareja. Claudia se casó a los 17 años y se había puesto de novia entre los 13 y 14 años. Cuando se casaron ella era empleada doméstica y luego comenzó a tomar clases para recibirse de profesora de fitness. Al poco tiempo nació su primer hijo, pero se separaron por un hecho de violencia física grave que en aquel momento dejó a Claudia en el hospital.

Luego de algunos años separados, retomaron la convivencia y tuvieron dos hijos más. Contaron que la relación estuvo atravesada por un obsesivo control de parte de Núñez. A pesar de esto, la mujer continúo con su emprendimiento personal, y abrió un gimnasio.

Las declaraciones de familiares y amigas permitieron dar a conocer a Claudia, y en particular el maltrato que recibía constantemente: su esposo la castigaba por su forma de vestir, por las horas que trabajaba, controlaba sus movimientos y boicoteaba sus iniciativas de autonomías, describieron. Según las testigos, esto llevó a que Claudia le plantee la separación, lo que Núñez no aceptó ni soportó.

En relación a las testimoniales de médicos y peritos, dieron cuenta del violento ataque que sufrió Claudia: asfixia, golpes en el rostro y en el cráneo, en los brazos, y dos heridas muy graves que le provocaron hemorragia interna. La abogada de la familia, Sofia Caravelos, indicó que “sin lugar a dudas el motivo de la agresión, fue castigar, corregir a esa mujer que se había “desviado” del orden normal de las cosas: ‘las mujeres pertenecemos a nuestros maridos’”.

Unos meses antes del hecho, la víctima le había anunciado al imputado que quería separarse. Marcelo Núñez le había advertido a su suegra: “yo no voy a quedar como un pelotudo esta vez”. Fue un mes antes de terminar con la vida de Claudia.  Para Caravelos “el perpetrador de un femicidio busca con el crimen el castigo a la mujer y su propia reivindicación como hombre reforzando los valores que cree en riesgo”.

En este caso, el imputado  no niega haber matado a Claudia Salgan. Niega que haya sido un femicidio, alegando que la víctima trabajaba fuera de la casa y él entonces cocinaba. Por lo que en este caso en particular,  los jueces van a valorar es el contexto de violencia que enmarca el homicidio.

La defensa de Núñez entendiendo esto, planteó una estrategia de desacreditación de la víctima, queriendo mostrarlo como un hombre que no tendría problema en relación a los roles de género. Insólitamente, los testimonios de esa parte indaga sobre quién cocinaba en la casa y cuántos mandados hacía cada quien. A su vez, indicaron que Claudia habría engañado al imputado hacía 23 años y declararon vecinos que conocerían que era ella la posesiva, aunque afirmaron que sabían eso de “oídas”.

En un principio la Fiscalía sólo le interesó plantear un homicidio, descartando de plano la figura de femicidio, es por eso que la familia con su abogada se plantaron más fuertemente sobre la importancia de nombrar “la muerte violenta de mujeres por razones de género no son una sumatoria de casos aislados, esporádicos o episódicos de violencia, sino que es parte de una situación estructural, donde el Estado tiene la obligación política de intervenir. La primera condición para que eso suceda es nombrar a estas muertes como femicidios”, expresó Caravelos.

https://www.facebook.com/groups/claudiasalgan/

Claudia era madre de tres hijos y una incansable trabajadora. Amante de la vida al aire libre, de los deportes y de la familia, hicieron saber sus allegadas. Siempre con una sonrisa, prestando un oído y ayuda desinteresada. Su femicidio quebrantó la vida de toda una familia y comunidad, al tiempo que dejo huérfanos y despojó de sostén y contención a sus hijos/as y truncó la felicidad. “El Estado tiene la obligación de investigar y sancionar a los autores de esas muertes, no solo como homicidios simples, sino como femicidios. El Estado tiene además, si se trata de un femicidio, obligaciones frente a los familiares de la víctima, en especial ante la situación de vulnerabilidad en la que quedan las/os hijas/os que pierden a sus madres en estos contextos”.

En este caso no está puesto en duda quien mató a  Claudia Salgan, sino las razones de este femicidio, la única forma de erradicar la violencia machista es nombrándola, para poder reconocerla y avanzar condenando dichos actos. Sofía Caravelos analizó: “no queremos que se oculte el verdadero motivo y la causa de la muerte de Claudia, que la convierte en un delito social. Cuando el Estado no responsabiliza a los autores de actos de violencia y la sociedad tolera expresa o tácitamente a dicha violencia, la impunidad no sólo alienta nuevos abusos, sino que también transmite el mensaje de que la violencia masculina contra la mujer es aceptable o normal. El resultado de esa impunidad no consiste únicamente en la denegación de justicia a las distintas víctimas/sobrevivientes, sino también en el refuerzo de las relaciones de género reinantes y asimismo reproduce las desigualdades que afectan a las demás mujeres y niñas”.

El miércoles 15 de mayo del corriente se les recibirá testimonio a los peritos psicólogos y psiquiatras que ya informaron en sendas pericias que Núñez no estuvo atravesado por ninguna circunstancia que le impidiera conocer la criminalidad de sus actos. El lunes 20 de mayo se espera la declaración del imputado. Luego serán los alegatos de cierre en que la familia pedirá que se califique el hecho como femicidio, y se pedirá reparaciones a los hijos de Claudia.

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