El jefe del gremio más fuerte de Vaca Muerta y el preferido por Cambiemos se presentará como querellante en una causa por espionaje y confirma sospechas contra la “mesa judicial”.
Las revelaciones sobre la supuesta existencia de una mesa judicial y de maniobras de espionaje contra propios y ajenos durante el gobierno de Mauricio Macri no tomaron por sorpresa a los sindicalistas. Ni siquiera al que estuvo más cerca del entonces presidente como el petrolero Guillermo Pereyra, amo y señor de Vaca Muerta y artífice del primer convenio colectivo flexible que aquella administración mostró como su modelo sindical, quien ahora se presentará como querellante en una de las causas que investiga maniobras de inteligencia interna. “Macri me dijo que iba a meter preso a un sindicalista”, evoca Pereyra y confirma de ese modo que su recuerdo del exmandatario no es el mejor.
El secretario general del sindicato de petroleros de Neuquén, Río Negro y La Pampa y exsenador nacional rompió el silencio con Ámbito respecto del accionar judicial que dijo haber comprobado de parte de Cambiemos, apuntó contra la exministra de Seguridad Patricia Bullrich como impulsora de las investigaciones que lo salpicaron en los últimos años y añadió que “un alto funcionario” de aquella administración le avisó con anticipación de un allanamiento a su gremio: “Me llamó un ministro importante y me dijo ‘la semana que viene vas a tener visitas’ antes de un operativo en diciembre de 2017.
Contados por Pereyra aquellos episodios adquieren una dimensión particular. Lejos en la actualidad del camionero Hugo Moyano –a quien llegó a secundar en una versión paralela de la CGT-, quien rivalizó en los tres últimos años con Macri y denunció haber sido perseguido por aquella gestión, el petrolero fue durante todo el mandato anterior un aliado estratégico del entonces oficialismo y una presencia constante en los actos relacionados con Vaca Muerta y con el gremialismo que exhibía como ejemplo el macrismo. La carta de presentación de entonces fue el acuerdo que flexibilizó el convenio histórico de los petroleros para adaptarlo a la explotación no convencional.
“Cuando empezaron a aparecer todas las novedades de las causas sobre espionaje me entero que en un allanamiento relacionado con (el exespía Marcelo) D’Alessio encuentran una carpeta con mi nombre. Por eso esta semana me voy a presentar como querellante en la causa que investiga (el juez federal Rodolfo) Canicoba Corral”, adelanta el dirigente, hasta diciembre senador por el Movimiento Popular Neuquino.
Pereyra agrega que esa decisión lo empujó a blanquear otros episodios que dijo haber sufrido durante el macrismo y que le construyeron la certeza acerca de un mecanismo irregular montado por esa administración para presionar a los dirigentes sindicales y quebrarlos. Del cual, puntó, el entonces presidente no fue ajeno. “En abril de 2017 viajé a Estados Unidos con Macri y los ministros (de Producción Francisco) Cabrera y (de Energía Juan José) Aranguren. En el vuelo me pregunta si conozco la actividad lechera y al líder del sindicato, (Atilra, Héctor) Ponce. Cuando le digo que lo conozco me responde ‘a ese tipo yo lo voy a meter preso’ y me cuenta que le parecía una locura que las empresas hicieran aportes a los gremios. Ahí le dije que nosotros también teníamos y que era de lo más común”, relata.
El petrolero cuenta también que aquella amenaza cobró una forma más concreta cuando en diciembre de ese año, tras una serie de investigaciones en su contra publicadas en el diario Río Negro, recibió un llamado “de un ministro para avisar que iba a recibir visitas la semana siguiente”. El 26, pasada la Navidad, se concretaron tres operativos en Neuquén y Buenos Aires ordenados por el fiscal Pablo Vignaroli sobre oficinas del sindicato. “Todas las denuncias y las causas continuaron, incluso contra mi exmujer, y el resultado fue el mismo: pasaron a archivo y sin afectar mi buen nombre y honor”, sostiene.
En la misma línea, Pereyra apunta a la supuesta relación entre Patricia Bullrich y las causas en su contra: “no tengo dudas de la relación entre las causas en mi contra y las de espionaje. Y sé que tanta vehemencia en mi contra tuvo que ver con que la exministra (Bullrich) le dio directivas expresas a otro fiscal de Neuquén, que no voy a nombrar, para perjudicarme y eso desencadenó la persecución”, denuncia.