Mientras los pechos de una mujer sigan causando un debate airado en los medios de comunicación, y escandalicen a políticos.
Mientras talibanes con poder se ofendan y ataquen a las mujeres por enseñar su cuerpo desnudo.
Mientras que puritanos, religiosos, moralistas, franquistas, misóginos, o machistas, pretendan imponernos sus creencias, o contagiarnos sus traumas.
Habrá que aceptar que la sociedad está gravemente enferma y es tremendamente hipócrita.
La misma sociedad que no combate la prostitución, o la violenta pornografía, que hasta las usa, se ofende al ver unos pechos, o un cuerpo libre y desnudo.
Personalmente creo que lo que asusta a este tipo de gente es la libertad, más que la desnudez.
No puedo entender que los pechos femeninos solo puedan ser vistos con miradas sucias, y que el cuerpo de la mujer solo pueda ser visto como un objeto sexual.
Las mujeres no son objetos de disfrute, no son cosas, y sus cuerpos no deberían ofendernos, ni provocarnos, cuando no lo pretenden.
Soy un hombre hetero, para mí el cuerpo de una mujer es bello, sensual, y una obra de arte en sí mismo. Pero no soy una bestia, un anormal, o un tarado.
Soy un hombre, pero también hijo y padre de una mujer, los pechos de una mujer me amamantaron a mí y a mis hijos, ¿cómo van a poder ofenderme?.
Se diferenciar y respetar el cuerpo de una mujer desnuda, aunque me parezca bello, porque ni es de mí propiedad, y ella no me ha dado permiso para entender lo que su boca no ha dicho.
No nos ofende la violencia, las guerras, los refugiados ahogados en el Mediterráneo, el tráfico de blancas y de menores, la esclavitud, el hambre, las mentiras y los bulos, pero nos ofende la desnudez del cuerpo de una mujer.
¿A dónde nos llevará la involución y la decadencia?
André Abeledo Fernández
(Delegado de Persoal da CIG en Mercadona na Provincia de A Coruña).