Pobreza como problema estructural
Hacia 1975 nos sorprendió el incremento de la pobreza y de la indigencia, tanto la pobreza por ingresos, como la estructural o de las necesidades básicas insatisfechas (NBI). La primera se mide regularmente y más allá de cambios en la metodología o sospechas de escamoteo de información en algún periodo, el fenómeno ha sido relevante en el último medio siglo, agravado en el presente[1]. La segunda surge de los Censos de población y va más allá de los ingresos mensuales y remiten a condiciones de vida y de vivienda, entre otros. Uno y otro de los indicadores dan cuenta del deterioro de las condiciones de vida en una parte importante de la población de un país considerado rico por su potencial, e incluso en su real capacidad de generar riqueza. Los datos actuales confirman el problema...