Perder una elección, menos grave que perder el rumbo
Los hermeneutas más experimentados de Cristina Fernández de Kirchner aseguran que jamás se habría desmarcado como lo hizo en su balance público de esta semana si no entreviera un serio riesgo de derrota en las elecciones del año próximo. Su alarma choca con la calma que procura infundirles su hijo Máximo a los compañeros que acuden a él atribulados por el envalentonamiento mediático de algunas figuras de la oposición: "En la provincia, por lo menos, no hay nada enfrente", les repite. Algunos quedan conformes. Otros le retrucan que la amenaza puede florecer en un abrir y cerrar de ojos, como le pasó a Néstor con Francisco De Narváez en 2009 o a la propia vice con su hoy socio Sergio Massa en 2013.
La discusión parece futurista pero sobrevuela cada episodio que crispa...