La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó el pasado jueves 6 de diciembre la reforma de planeamiento urbano con el voto unánime de los legisladores de Cambiemos y el voto negativo de toda la oposición.
Este nuevo código urbanístico y de planificación se votó con la Legislatura vallada y cientos de vecinos manifestando su descontento en el exterior. Desde el programa Sobre la hora, de Radio Cooperativa, entrevistaron a María Eva Koutsovitis -Coordinadora de la Cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA e integrante del Frente de Organizaciones Territoriales Salvador Herrera (FOSH-CTA)- para entender por qué este proyecto le conviene más a las inmobiliarias que a la gente.
– ¿Por qué creés que este proyecto le conviene más a las empresas que a la gente?
– El código urbanístico que acaba de aprobarse en realidad viene a legalizar un modelo de Ciudad, que es este modelo de Ciudad Negocio, que muchas organizaciones y asambleas de vecinos vienen rechazando y denunciando. La realidad es que la Legislatura porteña, en particular el bloque del Pro, no ha escuchado a los cientos de vecinos que en las distintas audiencias públicas se han pronunciado en contra de este código.
Nosotros lo que planteamos es que este código urbanístico en lugar de resolver los problemas de la Ciudad, que tienen que ver con problemas de infraestructura, que tiene que ver con el problema del acceso a la vivienda, que tienen que ver con las políticas de transporte, con la integración de los barrios populares al resto de la Ciudad, lo que hace es legalizar el negocio inmobiliario. Entonces, en este sentido, nosotros también desde la CTA-A, desde el Frente de Organizaciones Salvador Herrera y desde la Cátedra de Ingeniería Comunitaria lo hemos venido denunciando.
– ¿Por qué fomenta un negocio inmobiliario?
– El Código lo que permite, mediante la figura enrase, es poder elevar las alturas de las construcciones. Entonces, nosotros ahí nos preguntamos por qué queremos aumentar la altura en las construcciones de la Ciudad de Buenos Aires para generar en altura mayor cantidad de viviendas, si en realidad tenemos de entre 100 mil y 200 mil viviendas ociosas. Por otro lado nos preguntamos, si parte de la gestión de Larreta es urbanizar los barrios populares de la Ciudad para poder integrarlos al resto de los barrios, ¿Por qué el Código Urbanístico destina de sus 900 páginas solo una a los barrios populares? También nos preguntamos si el problema de la Ciudad es resolver las inundaciones en la cuenca del Medrano, ¿Por qué no tenemos herramientas concretas en el Código Urbanístico, para poder atender ese problema? ¿Por qué si uno de los problemas en la Ciudad tiene que ver con el acceso a los servicios básicos en los barrios populares, servicio de agua, servicio de cloacas, tampoco contamos con herramientas concretas para poder resolverlo?.
– ¿Por qué tampoco tenemos herramientas concretas para resolver el problema de las superficies verdes absorbentes?
– La Ciudad de Buenos Aires tiene un déficit en superficie verde absorbente. La Organización Mundial de la Salud establece entre 12 y 15 metros cuadrados de superficie verde absorbente por habitante. Y nosotros en promedio en la Ciudad tenemos 6. Es decir, el Código permite entonces, por ejemplo, aumentar la capacidad constructiva de una Ciudad que tiene entre 100 mil y 200 mil viviendas ociosas, por lo tanto nos preguntamos ¿Por qué queremos aumentar la capacidad constructiva? ¿Es para resolver el problema de las viviendas de los porteños y porteñas?
– Pareciera que la respuesta la dan cuando contemplan en el nuevo código departamentos de 18 metros cuadrados. En lugares donde antes se hacía un departamento, ahora se hacen tres.
– Sí, por un lado aumenta la capacidad constructiva, por otro lado, ese aumento de la capacidad constructiva habilita además a generar unidades habitacionales de dimensiones muy reducidas. En paralelo tenemos entre 100 mil y 200 mil viviendas ociosas. Entonces, ahí aparece una contradicción. ¿Cuál es el objetivo de aumentar esa capacidad constructiva? No es resolver el problema de vivienda de porteñas y porteños. Y ese aumento de la capacidad constructiva pone en riesgo los servicios públicos que hoy ya están colapsados en la Ciudad. ¿El código establece alguna herramienta concreta para adecuar esos servicios a esta nueva capacidad constructiva? Bueno, observamos que no.
Nosotros hace tiempo que venimos planteando algún tipo de propuesta para estos inmuebles ociosos que la Ciudad de Buenos Aires tiene.
– ¿Cómo se presiona para que a los empresarios inmobiliarios y a los propietarios pongan en función social esa vivienda ociosa?
– Hay muchas herramientas para poder regular el mercado inmobiliario. Una es el control sobre las viviendas ociosas, es decir, que esas viviendas no tengan por objetivo sostener un valor del metro cuadrado. Sino que tengan por objetivo poder resolver el déficit habitacional que hoy la Ciudad tiene. O sea, el código lo que nos propone es aumentar la capacidad constructiva con un tipo de vivienda que no resuelve el problema habitacional de una familia.
Nosotros, en la Ciudad de Buenos Aires actualmente tenemos un 15 por ciento de la población, es decir aproximandamente 400 mil habitantes viviendo en villas, asentamientos o barrios populares. Nosotros tenemos que resolver para ese sector el acceso a la vivienda digna, es una deuda pendiente enorme. Muchos de esos barrios son históricos, son barrios que tienen más de 70 años en la Ciudad de Buenos Aires y por otra parte, nosotros tenemos leyes que establecen hace 20 años que esos barrios deben urbanizarse. Entonces, tenemos una enorme deuda pendiente en relación al acceso a la vivienda digna y en paralelo lo que estamos haciendo es aprobar un código de planeamiento que no viene a resolver este problema, que es el problema estuctural de la Ciudad.
O sea, los problemas estructurales en la Ciudad es el problema de las inundaciones, el problema de los servicios públicos, el transporte, el acceso a la salud, el acceso a la educación, los servicios básicos. En la Ciudad tenemos colapsados los servicios básicos sanitarios. En muchos barrios de la Ciudad el agua se corta o no tiene presión suficiente. En los barrios populares ni siquiera podemos garantizar los servicios básicos.
– Vos dijiste que en este nuevo código que se aprobó había una sola hoja destinada para los barrios populares. ¿Qué dice en esa página?
– Por supuesto que si de 900 páginas que tiene el código, si para los barrios populares hay destinada una página, no tenemos las herramientas concretas para poder garantizar la integración y la reurbanización de estos barrios. Sino que tan solo tenemos un conjunto de generalidades. Pero eso también te da pauta de cuál es el foco que tiene este código urbanístico.
Nosotros hubiéramos esperado que ese código nos proporcionara herramientas concretas para poder garantizar la integración de los barrios populares al resto de la Ciudad. Y, por ejemplo, evitar que estos barrios una vez urbanizados mediante los mecanismos del mercado terminen expulsando a los habitantes. Por ejemplo, hubiéramos esperando que el código estableciera tarifas diferenciadas para aquellos barrios populares que van regularizando sus servicios. Mecanismos de compensación para que esas familias a las cuales durante muchos años se le fue negado el acceso a los servicios puedan entones ser compensadas y durante un período equivalente una vez que el servicio se regularice no pagar por el mismo. Es decir, nosotros hubiéramos esperado que el código contemplara herramientas concretas para llevar a cabo el proceso de integración en los barrios populares. Y lamentablemente, a los barrios populares les han destinado una página de las 900 con un conjunto de sentencias u oraciones. Nada más.
– En definitiva, la aprobación de este código y el no tratamiento de la Ley Nacional de Alquileres, configuran un modelo de exclusión por lo menos en la Ciudad de Buenos Aires.
– Absolutamente. Yo creo que este código viene a legalizar muchas ilegalidades en relación a distintas obras que en la Ciudad de Buenos Aires se llevan a cabo. El Gobierno de la Ciudad viola muchas normativas, entrega muchos permisos para construcciones ilegales. Hay muchas construcciones ilegales abaladas por el Gobierno, y el código viene a blanquear esta ilegalidad y viene a legalizar un modelo de Ciudad que está basado en la especulación inmobiliaria o está pensado a partir del negocio de los grandes grupos concentrados inmobiliarios. Este código legaliza la idea de una ciudad negocio en lugar de venir a resolver los problemas estructurales que la Ciudad tiene.
El código además no viene a resolver el problema de la degradación ambiental en el sur de la Ciudad, en las Comunas 4, 8, 7 y 9 que integran la Cuenca Matanza Riachuelo y comunas donde hay una enorme deuda pendiente en materia ambiental.
Algo muy importante a resaltar es que esto se aprueba aún cuando el conjunto de la ciudadanía lo ha rechazado. Cuando uno revisa las distintas presentaciones en la audiencias públicas, observa que cada uno de esos oradores, cada uno de los colectivos urbanos que se han organizado lo han rechazado, y aún así el Pro nos impone este código.