Causa Mercedes Benz: secuestros y torturas para ahogar los reclamos sindicales

Los siete trabajadores de la empresa que fueron secuestrados -seis de ellos permanecen desaparecidos- y cuyos casos son analizados en este juicio eran activistas sindicales y miembros de la comisión interna de Mercedes Benz. El CELS es querellante como organismo de derechos humanos.

Foto: Indymedia Derechos Humanos

El 22 de mayo comenzaron a declarar las y los testigos en el debate oral por los delitos de lesa humanidad cometidos en Campo de Mayo. De todos los tramos que contiene la megacausa, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 comenzó por el que busca determinar quiénes fueron los responsables de las desapariciones de siete trabajadores de la empresa Mercedes Benz entre 1976 y 1978: Alberto Francisco Arenas, Juan José Mosquera, Héctor Aníbal Ratto (sobreviviente), Jorge Alberto Leichner Quilodran, Alberto Gigena, Diego Eustaquio Nuñez y Fernando Omar Del Contte.

Testimonios del 22 de mayo

Julio D´Alessandro, ex empleado de la empresa, relató cómo los directivos de Mercedes Benz impedían de diversas maneras que los trabajadores se organizaran sindicalmente. Trabajó desde 1971 hasta 1975 y siguió en contacto con muchos de sus compañeros que continuaban trabajando, incluyendo a Diego Nuñez, hoy desaparecido. Las dificultades dentro de la empresa para reivindicar sus derechos laborales les impidió constituir formalmente la comisión interna que deseaban y que fue elegida por los compañeros. Muchos de ellos siguen desaparecidos. Explicó que la producción principal en esos años eran camiones que eran vendidos a distintos gobiernos de dictaduras lationamericanas y para el ejército argentino. También agregó que los directivos de la empresa bajo ningún concepto querían frenar o demorar la producción. Eduardo Estivil Navarro, otro ex empleado de Mercedes Benz por aquellos años, dio un testimonio similar.

Mirta Arenas, hermana de Francisco Alberto Arenas y Silvia Graciela Núñez, hermana de Diego Eustaquio Núñez, declararon sobre las circunstancias del secuestro y la posterior desaparición de sus respectivos hermanos. Ambos trabajaban en la empresa cuando fueron secuestrados. Francisco y Diego eran amigos y participaban activamente en los reclamos gremiales internos.

Testimonios del 29 de mayo

La jornada comenzó con la declaración del obrero Eduardo Fachal, trabajador de la fábrica de González Catán. Relató que, en un contexto de rechazo por parte de la empresa y de los directivos de SMATA a cualquier reclamo gremial, debían trabajar en pésimas condiciones laborales. Luego del golpe de Estado se vieron forzados a renunciar a sus demandas, pero fueron retomadas un año después debido a que el trabajo era insostenible. Sin embargo, luego del secuestro de muchos de sus compañeros en agosto de 1977, desistieron. Según su conocimiento, todas las personas que fueron secuestradas realizaban actividades gremiales. Fachal también mencionó la presencia en varias oportunidades de efectivos del ejército dentro de la fábrica y la construcción de un puesto militar con presencia de soldados dentro de la fábrica las 24 horas.

Fernando Emilio Chapela era en esa época jefe de administración de personal. Su testimonio confirmó la presencia de miembros del ejército en l planta de Mercedes Benz. También que los directivos tenían conocimiento de los obreros secuestrados y que la orden interna era no hacer nada y seguir pagándoles el sueldo a los familiares.

Jorge Agustín de Marchi fue detenido y torturado por el ejército en diciembre de 1976, en la comisaría de San Justo. Durante su secuestro compartió el calabozo con tres obreros de Mercedes Benz, quienes le contaron que eran delegados de base, que estaban hacía meses en ese lugar y que habían sido torturados.

Testimonios del 5 de junio

La audiencia comenzó con el testimonio de Jorge Omar Sosa, quien fue secuestrado y torturado por el Ejército en septiembre de 1977. Su declaración ubicó en Campo de Mayo a varios trabajadores de Mercedes Benz, delegados y activistas en la fábrica, a quienes vio llegar secuestrados, cuando él estaba atravesando su propia detención ilegal.

El obrero, Hugo Crosatto, expuso en la misma línea que otros ex trabajadores de la empresa sobre los reclamos sindicales sofocados y que las víctimas del juicio tenían militancia gremial o eran miembros de la comisión interna. Contó del conflicto entre los delegados y trabajadores con el SMATA, por su cercanía con la patronal. El testigo Rubén Aguiar, trabajador de Peugeot y delegado de SMATA, mencionó esos conflictos y explicó que para el año 1975 SMATA dejó de intervenir en la representación de los obreros de Mercedes Benz.

Crosatto también aportó detalles sobre el secuestro de otro trabajador, Juan José Martín, privado de su libertad en la fábrica de González Catán en abril de 1976. Destacó que la empresa permitió al personal militar ingresar y llevarse a Martín, y que los autores del secuestro no podrían haber encontrado el lugar de trabajo de Martín dentro de la planta sin la ayuda del personal jerárquico. Relató que cuando Martín fue liberado y volvió a su hogar, se encontró con un telegrama enviado por Mercedes Benz el día anterior en el que le comunicaban que por su secuestro le daban 15 días de vacaciones. Se preguntó cómo sabía la empresa que al día siguiente del envío del telegrama lo iban a liberar.

Testimonios del 12 de junio

La testigo experta propuesta por el CELS, Victoria Basualdo explicó con detalle la relación entre los militares y los directivos de la empresa, un vínculo que se remontaba a otros gobiernos dictatoriales. Y que el conflicto sindical que asomaba desde finales de los años ‘60 y que en 1975 tuvo un episodio clave, la elección de la Comisión de los Nueve, diferenciada de SMATA, permite explicar lo que sucedió a partir de 1976 con la desaparición de obreros de la planta de González Catán. La fábrica pasó de ser un espacio de trabajo a un escenario de represión; y los ciclos de procesos represivos, vinculados con momentos de confrontación por reclamos sindicales. Apenas ocurrido el golpe de Estado, los Nueve fueron convocados por el ejército y amenazados.

Los secuestros ocurrieron en un momento de alta conflictividad sindical. En su investigación, Basualdo pudo reconstruir que Rubén Lavallén -encargado de seguridad de la empresa y ya mencionado por otros testigos-, venía de estar a cargo de un centro clandestino de detención, era el comisario de la Brigada de San Justo. También fue identificado por familiares como secuestrador de Gigena y torturador de Martín. Lavallén falleció sin ser juzgado por los crímenes en Mercedes Benz.

María Luján Ramos estaba casada con Esteban Reimer, quien permanece desaparecido. Contó que los directivos de la empresa, luego de rechazar los distintos reclamos que realizaban, recibieron el 4 de enero de 1977 a la Comisión interna en las oficinas de Avenida Libertador y que, llamativamente, aceptaron todos los reclamos realizados. Ese mismo día, por la noche, su esposo fue secuestrado en su casa, en su presencia y nunca más apareció. Lo único que le dijeron los militares, cuando se retiraban, fue “es por la fábrica”. Por último, explicó que supo a través de un empleado de una reunión entre militares y directivos de Mercedes Benz en la que se habría solicitado y aportado el legajo de fábrica de su esposo.

José Barreiro Bueno trabajaba en Mercedes Benz desde 1970, pero a fines de 1977 renunció por miedo a ser secuestrado. Él era miembro de la Comisión de los Nueve y, desde el comienzo de la dictadura, sufrió amenazas y persecución por su lucha sindical. En su testimonio sostuvo que no fue secuestrado porque se mudó de domicilio y no avisó a la empresa. En la misma época en que secuestraron a sus compañeros, hoy desaparecidos, lo fueron a buscar al domicilio que tenia informado en su legajo. Contó que luego del golpe de Estado se intensificaron los aprietes y las amenazas del gerente Tasselkraut, quien le dijo “quédense tranquilos muchachos ya les va a llegar”. Contó que el mismo día del secuestro de Reimer y Ventura, los Nueve habían tenido una reunión con los directivos de la empresa y de repente habían aceptado todos los reclamos.

Marcelo Barab también trabajó en Mercedes Benz entre 1977 y 1981. Relató las condiciones insalubres de trabajo y los reclamos que se hacían. Contó que luego de los secuestros de sus siete compañeros, en agosto de 1977, quisieron hacer una asamblea en la planta. Como respuesta recibieron disparos de parte de militares que estaban adentro de la fábrica, sobre unos Unimog: “Dispararon al piso para amedrentar, sino nos hubieran matado a todos”.

Todos los testigos coincidieron en presentar un contexto de reclamos gremiales desoídos, impedimentos de conformar una comisión interna en disidencia al sindicato SMATA y la existencia de una lista con nombres de varios obreros que reclamaban mejoras. Si bien el tramo sobre Mercedes Benz -en el que el CELS es querellante- está juzgando el rol de seis militares, el eje de la investigación que sigue en trámite analiza la posible responsabilidad civil sobre los secuestros y las desapariciones. Los acusados son Santiago Omar Riveros, Eugenio Guañabens Perelló, Miguel Hugo Castagno Monge, Carlos Eduardo José Somoza, Carlos Francisco Villanova y Benito Ángel Rubén Omaecheverría.


Fuente: https://www.cels.org.ar/web/2019/06/mercedes-benz-secuestros-y-torturas-para-ahogar-los-reclamos-sindicales/

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