Berni, el túnel del tiempo y la represión

Corría 1990 cuando el ingeniero Horacio Aníbal Santos escuchó, desde su casa, que se rompía el vidrio de su auto último modelo. Osvaldo Aguirre, de 29 años, y Carlos González, de 31, huyeron del lugar en un viejo Chevrolet ’74, con el estéreo del ingeniero, que salió a perseguirlos. Naturalmente los alcanzó y les dio un tiro a cada uno.

“Yo hubiera hecho lo mismo“, declaró el presidente Carlos Menem, mientras el vocero oficial del poder real, Bernardo Neustadt, dedicaba horas de TV a defender la “justicia por mano propia” y la prevalencia del estéreo sobre la vida. “No tengo estéreo”, decían algunas calcomanías pensadas para evitar la rotura de la ventanilla. “Tengo estéreo y soy ingeniero”, decían otras, en sintonía con el discurso mediático-oficial de legitimación del fusilamiento.

Treinta años después, el “jubilado de Quilmes” remeda a Santos, al carnicero de Zárate y a cuanto “justiciero” se hizo de cinco minutos de fama a costa de matar a alguien que le había robado algo.

El hombre, a pesar de su edad y los problemas de salud que los medios destacan, persiguió al asaltante que escapaba, ya herido en una pierna, y a casi una cuadra de su domicilio lo remató con un tiro en el pecho.

Como si no hubieran pasado 30 años, la voz que se escuchó en defensa del homicida es la del abogado Eduardo Gerome, que fuera el defensor de Santos y antes del brigadier Omar Domingo Rubens Graffigna en el Juicio a las Juntas y del  agente de la Dirección de Inteligencia Nacional de Chile Enrique Lautaro Arancibia Clavel: “Este hombre está sintiendo una doble vejación, vejado por delincuentes y ahora por la justicia“. Como si el “derecho a defender lo suyo” incluyera el derecho a matar a quien escapa herido y desarmado. Como si un estéreo o cualquier otro bien material valiera una vida.

Aunque ya no están Menem o Neustadt, hay otros. “Actuó en legítima defensa, me gustaría ser el abogado del jubilado”, declaró Sergio Berni, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Indignado porque el jubilado Jorge Adolfo Ríos quedó imputado penalmente -aunque no detenido, sino en su domicilio-, el ministro agregó: “Obviamente hay una Justicia que está mirando más los derechos de los delincuentes que los derechos de la ciudadanía en común” . Un argumento por demás reciclado, especialmente por la ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que promovía “el que quiera andar armado, que ande armado” , y que consideró la absolución de Oyarzún, el carnicero de Zárate, como “un verdadero acto de justicia” .

No es menor que el ministro de Seguridad de la provincia, el mismo que sigue mintiendo cada vez que habla de la inexistente “liberación masiva de presos”, el mismo que ataca a la madre de Facundo Astudillo Castro en lugar de decirnos dónde está el muchacho visto por última vez el 30 de abril cuando lo subían a un patrullero de la bonaerense, asuma la defensa pública de quien fusiló una persona herida y desarmada.

No estamos en el túnel del tiempo, ni queremos volver a esos ’90 en los que nos decían “no existe el gatillo fácil, sólo la noticia fácil”. No es posible tolerar un ministro que, a tres meses de una desaparición forzada, diga que “es prematuro e irresponsable” apuntar a la policía que él dirige y que ninguna explicación nos da del paradero de Facundo.

Queremos saber dónde está Facundo.

Queremos juicio y castigo a los responsables.


Fuente: http://www.correpi.org/2020/berni-el-tunel-del-tiempo-y-la-represion/

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