Después de un año de injusta detención, el fotoreportero ya está otra vez en Argentina después de sufrir todo tipo de apremios durante el gobierno de la dictadura boliviana. Su regreso es producto de la lucha de un grupo importante de organizaciones populares y luchadores y luchadoras individuales, que siempre pusieron el cuerpo ante las injusticias y por los DD.HH.
Facundo ya está otra vez en Argentina después de sufrir todo tipo de apremios durante el gobierno de la dictadura boliviana. Su regreso es producto de la lucha de un grupo importante de organizaciones populares y luchadores y luchadoras individuales, que siempre pusieron el cuerpo ante las injusticias y por los DD.HH.
Desde Resumen Latinoamericano nos asociamos a la alegría de lxs compañerxs de la Coordinadora que encabezó la pelea por la libertad de Facundo y hacemos llegar un abrazo solidario a su padre Hugo Molares, que hizo lo posible y lo imposible para rescatar a su hijo del infierno vivido.
Bienvenido compañero Facundo. La lucha sigue.
Facundo Molares Schoenfeld, el fotoperiodista argentino detenido en Bolivia durante el golpe a Evo Morales, viajó este miércoles a la Argentina luego de que un tribunal de sentencia le otorgara su libertad provisional.
Molares había estado preso con detención preventiva más de un año, durante todo el gobierno de facto de Jeanine Añez, acusado por la presunta coautoría de un homicidio supuestamente cometido junto con un grupo de activistas de MAS durante los conflictos postelectores del 2019.
El miércoles el Tribunal de Sentencia de Montero de la ciudad de La Paz, Bolivia, emitió una orden de libertad provisional para Molares, quien se encontraba internado en un hospital de La Paz con coronavirus y problemas renales.
Tanto organismos de derechos humanos como la Cancillería argentina habían pedido al gobierno boliviano la liberación de Molares por razones humanitarias. Fuentes cercanas a fotoperiodista señalaron que Molares permanecerá internado en un centro médico de Buenos Aires para completar su recuperación y luego viajará a la patagonia para reunirse con su familia. Su padre, Hugo Molares, juez de Paz de Trevelin, provincia de Chubut. La Cancillería argentina informó que además de atender su salud, Molares, que sigue bajo proceso, tendrá que presentarse periódicamente ante el Consulado boliviano.
Luchar sirve, carajo
Editorial de la Revista Centenario, para la que colabora Facundo.
Facundo ya está libre.
Claro que sirve. Por supuesto que sí.
Y si alguien duda que sirve, bastaría con pensar dónde estaba cada uno de nosotros, cuando hace poco más de un año (más exactamente un 11 de noviembre) nos desayunábamos con la pesada noticia que Facundo Molares, nuestro fotorreportero, caía en las garras de una dictadura que, como resultado de un golpe, se instalaba en el poder en Bolivia.
Vale recordar también, a modo de brevísimo resumen, que el calvario de Facundo comenzó en el Hospital Japonés de Santa Cruz de la Sierra, cuando estando internado de urgencia por una insuficiencia renal crónica, fue arrancado literalmente de la cama por un grupo de militares para ser llevado primero, a la cárcel de Palmasola, y luego, a la temida prisión de Chonchocoro. Allí, y como corolario de todos los maltratos y la falta absoluta de atención médica que padeció producto de sus reiterados problemas de salud, Facundo contrajo el COVID-19.
Aquel 11 de noviembre de 2019, el puñado de camaradas que integramos el staff de redacción de la Revista Centenario, supimos desde el minuto uno de conocer la noticia, que si algo no podíamos aceptar, era quedarnos cruzados de brazos esperando a que los golpistas se cargaran así porque sí a uno de los nuestros. Es inaceptable e indigno de quien se precie a sí mismo de revolucionario, soltarle la mano a un camarada. En ese sentido, queremos aprovechar la oportunidad para agradecer y resaltar el apoyo de las distintas organizaciones políticas (en su gran mayoría las del espectro que componen la llamada “izquierda”), organizaciones territoriales y sociales, que prestaron sus propios medios de comunicación, e incluso en algunos casos, también sus espacios físicos para divulgar y ampliar la red de solidaridad local e internacional para con el pedido de liberación de Facundo.
Este es el triunfo rotundo, no solamente de Hugo Molares, su familia, más este pequeño grupo de camaradas que iniciamos la campaña por la liberación de Facu, sino de todo el espíritu de cooperación y fraternidad que se estableció a partir del generoso espacio que en los hechos concretos, se conformó para solidarizarse con él. Como contracara de eso, hoy y en los días sucesivos, veremos pasar, aunque nos cause asombro, a muchos de los que en su momento miraron para otro lado, o recién salieron a pedir “por la libertad de un argentino” sólo cuando la presión de los militantes los dejaba en evidencia, arrogándose para sí esta victoria.
A esta altura todos ya sabemos quién es quién. Bastó que un camarada cayera en desgracia para saber hasta dónde puede llegar el oportunismo.
Pero hoy ganamos una pequeña gran batalla en esta lucha contra el sistema de oprobio y explotación, contra el capitalismo global. Y no queremos que nada la empañe.
Después de un año de marchas, protestas, reclamos, petitorios y denuncias, lo logramos. Después de un año de haber resistido como un tigre, Facundo está de vuelta. Vivo.
Eso es lo que hoy nos importa.
Viva la lucha, porque luchar sirve, carajo.