Familiares, amigos, amigas y sobrevivientes de Cromañón cuentan el derrotero de los últimos años en su lucha por lograr la expropiación del lugar y la creación de un Espacio para la Memoria. La Legislatura porteña, controlada por el Pro, hace oídos sordos.
Por Belkyss Contino, Brenda Re y María Luján Rossi, para Marcha. Foto: German Romeo Pena.
Cuando lxs familiares y lxs sobrevivientes nos enteramos que el inmueble donde funcionó Cromañón había sido devuelto a la sociedad offshore Nueva Zarelux -propiedad de Rafael Levy, uno de los condenados penalmente por el incendio-, comenzamos un maratónico derrotero que implicó dos años de incansable recorrido y enorme aprendizaje. Hoy, a un día de cumplirse 16 años de la masacre, en esta trayectoria nos queremos parar.
Rafael Levy y las offshore
Pero antes queremos recordar quién es Rafael Levy, porque de él mucho no se ha hablado en estos años. El foco mediático estuvo puesto en Omar Chaban –gerenciador del lugar- y en Callejeros, pero no en el verdadero dueño ni en lxs funcionarixs públicos. Para dimensionar el accionar de esta persona, no podemos saber cuántas propiedades tiene porque opera a la sombra de sociedades offshore, una modalidad que creemos no es necesario aclarar para qué están hechas en este país. Todo lo que sabemos que hizo fueron truchadas, desde talleres clandestinos -uno funcionaba en el sótano de Cromañón aún después de la masacre- hasta un prostíbulo que se ubicaba a la vuelta, sobre la calle Ecuador. Truchadas peligrosas.
Hace dos años que sabemos que hace refacciones en el interior de Cromañón. Tiró las pertenencias de lxs pibxs que quedaron adentro, borró todas las huellas de la memoria de lo allí sucedido. Y hay una forma de revertir todo esto. No es imposible, es sencillamente una decisión política. Nosotrxs creemos que los derechos se defienden, creemos en la cultura, creemos en la memoria y en la reparación de las víctimas. Tenemos una profunda convicción de que allí donde sucedió la masacre debe funcionar un Espacio para la Memoria. Y lo creemos porque es parte de una reparación simbólica necesaria y razonable que entraña múltiples antecedentes tanto a nivel nacional como internacional, como el caso de los ex Centros Clandestinos de Detención que funcionaron durante la dictadura o el destacamento donde fue detenido Luciano Arruga que hoy en día son Espacios para la Memoria, por nombrar algunos ejemplos en nuestro país. O como en Paraguay, donde en el supermercado Ycuá Bolaños de Asunción, en el cual murieron en un incendio más de 300 personas en 2004, se está construyendo un espacio similar.
Vericuetos institucionales para Pro de la Ciudad (Vamos Juntos)
Ni bien nos enteramos de todo esto presentamos dos proyectos en la legislatura porteña, uno de expropiación y otro de patrimonialización y protección estructural del inmueble. El primero era el de máxima y el segundo era una herramienta de medio término, que establecía las condiciones de posibilidad para lograr la recuperación definitiva del lugar y, lo más importante, que, a diferencia del primero, no requería erogación presupuestaria. La legislatura dejó caer ambos proyectos.
El bloque de Vamos Juntos (Pro) no tiene mayoría simple, es decir la mitad más uno, en la legislatura porteña. Lo que tiene son aliados que votan en conjunto con ellxs y le dan la mayoría para legislar a piacere. Esos bloques que votan en alianza manifestaron apoyar la protección de Cromañón, no sólo discursivamente, sino que también han acompañado con su firma en los expedientes que tramitan los proyectos. Entonces, uno podría pensar que el proyecto no salió porque a último momento estos legisladores que hacen la diferencia se dieron vuelta y votaron otra cosa, pero no.
Estos años hemos tenido que leer reglamentos, papers y asesorarnos con especialistas para poder entender lógicas institucionales de las que no somos parte y, en ese laburo, ver cómo funcionan los pesos y contrapesos que te permiten elaborar la mejor estrategia para obtener algún resultado. Después te das cuenta de que, en definitiva, no tuvo sentido. Los proyectos antes de ingresar al recinto son tratados en comisiones y se designan por tema. En el caso del proyecto que presentamos nosotrxs la comisión cabecera a la que fue girado ha sido la de planeamiento urbano. Estas comisiones se componen de legisladorxs y las decisiones de tratar o no un proyecto dependen de la postura de su mayoría. El Pro tiene mayoría en la comisión de planeamiento urbano entonces por más que los aliados acompañen el proyecto, si el bloque del Pro no quiere, no sale. Si Larreta no quiere, no sale. Y esa conclusión no es antojadiza, esa conclusión la sacan todos lxs legisladorxs que apoyan el proyecto y que conocen bien la legislatura.
Hay que ponerles nombre y cara
Lxs legisladorxs de Vamos Juntos (Pro) son el instrumento de toda una cosmovisión de la sociedad, de la política y de la ciudad, que tiene el espacio político que lidera Larreta. Y hay episodios que en estos años hemos observado que son realmente paradigmáticos de esa forma de hacer y pensar. Ni bien nos enteramos de todo esto el primer proyecto que presentamos fue el de expropiación, porque a los fines de que allí funcione un espacio de memoria esa es la forma correcta de lograrlo. Nos recibieron la presidenta de la Comisión de Planeamiento, Victoria Roldán Méndez, y Claudio Romero, que integra la comisión de presupuesto. Nos dijeron que no había presupuesto para expropiar Cromañón, no sólo como si la Ciudad de Buenos Aires no fuera la más rica del país sino como si lo que estuviéramos planteando fuera expropiar un kiosco y no el lugar donde sucedió la peor masacre de la historia del país en democracia. Sin ir más lejos, este año se votó la rezonificación de San Lorenzo que fue posible gracias a que en 2012 esa misma legislatura votó la ley de expropiación del predio de Carrefour. Y por supuesto que apoyamos la vuelta a Boedo del Ciclón, con tremenda historia, pero también notamos que devela un poco la hipocresía de la clase política de la ciudad.
A Roldán Méndez la etiquetamos dos veces en instagram y nos bloqueó. Y no la etiquetamos para putearla, lo hicimos para pedirle que trate el proyecto. A Romero fuimos a verlo nuevamente este año el día anterior al cierre de sesiones y nos mandó a una secretaria a decirnos que no nos iba a atender. Al otro día, en su discurso en el recinto para pegarle a Ibarra dijo que la ciudad se le incendiaba -eso que nosotrxs estamos de acuerdo en eso, eh-. Tanto como Macri haciendo referencia a Cromañón en su discurso de asunción presidencial, hablan de Cromañón cuando les conviene y son los mismos que después acceden a cargos públicos y se olvidan de sus promesas. Estamos hartxs.
Hay que entender que para la clase política reconocer Cromañón implica hacer una autocrítica enorme, implica reconocer que hubieron funcionarixs públicos penalmente condenadxs por mal desempeño de sus funciones, implica que no se pueden mandar cagadas porque les puede pasar a ellxs. Como decimos nosotrxs en una expresión cargada de machismo “le toca el culo a todxs”. No hay un otro que está afuera, como en el caso del terrorismo de Estado donde los milicos cometieron atrocidades y lo hicieron anulando la Constitución, dejando como resultado lo injustificable. Cromañón pasó en democracia y nadie se anima a dar esa discusión. Reconocer Cromañón implica una valentía, por decirlo suavemente, que no es para cualquiera. Una decisión política que la Ciudad de Buenos Aires no está tomando. Vamos a ver el año que viene si el Congreso de la Nación lo hará.
#CromañónNosLate: cronograma de actividades para hoy