Sebastián Correa-Otto, geófisico, becario postdoctoral del Conicet y docente de la Universidad Nacional de San Juan, y Silvana Spagnotto, doctora en Geofísica especializada en sismología, Investigadora Asistente del Conicet y docente de la Universidad Nacional de San Luis, conversaron en una exposición de la Asociación Geológica Argentina sobre los sismos que se producen en Neuquén y su vínculo con la extracción petrolera vía fracking.
Correa-Otto explicó que “entre 1975 y 2015, comprobable en INPRES (Instituto Nacional de Prevención Sísmica) o en las redes chilenas, no había sismicidad registrada en las cercanías de Añelo, hasta el 19 de noviembre de 2015”. A partir de entonces, agregó, se puede observar en las redes chilenas, confiables y con información abierta, cómo aumentó la sismicidad. Además, alertó acerca de la necesidad de indagar qué fenómenos producen estos sismos.
Spagnotto, por su parte, aseguró que “los principales sismos inducidos en el mundo son por el fracturamiento hidráulico para la extracción de hidrocarburos y los sistemas geotérmicos mejorados, en los que también se aplica un sistema similar al fracking”. El primer sismo en Vaca Muerta, ocurrido en noviembre de 2015, fue el que impulsó a Correa-Otto a investigar el tema para su tesis post doctoral. Lo llamativo, explicaron, es que la magnitud de los movimientos no es nada despreciable. Y siendo superficiales, el riesgo puede ser importante.
En la exposición, el docente también repasó los mecanismos que podrían generar sismicidad inducida: “Extracción y almacenamiento de hidrocarburos, exploración de shale gas o energía geotermal, y este cambio en el que se generan grandes volúmenes de inyección, o a partir del fracturamiento, puede generar un estado dinámico de esfuerzos que active una falla preexistente y se produzca una liberación de energía superior y se exprese en un sismo de 2.5 de magnitud ML o más”.
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La investigadora, en el mismo sentido, aportó que el sismo principal genera cambios, puesto que una falla avanza, cambia las condiciones de estrés alrededor y podría disparar otros sismos. “Una vez que ocurre una falla local dispara otros sismos, que son los que pueden producir deslizamientos u otras fallas importantes”, señaló. Según Spagnotto, además, los fluidos utilizados pueden migrar a lugares donde las fallas son más grandes.
Para analizar los cambios de la sismicidad a través del tiempo y la relación con las actividades de fracking en cercanías, Correa-Otto aclaró que “no necesariamente está relacionado con que se esté fracturando en alguna u otra zona. El cambio en el estrés es a nivel del área. Se puede registrar un sismo en una zona en la que no hay ninguna empresa trabajando, o nada de actividad, y aún así estar relacionado a algo que se hizo dos o tres meses antes en otra zona y de alguna forma activó la falla ahí”.
Tanto Sebastián Correa-Otto como Silvana Spagnotto en el marco de su intervención se pusieron a disposición para colaborar con las actividades futuras en torno al aumento de la sismicidad en la zona. Correa-Otto, además, subrayó la necesidad de realizar controles más minuciosos para evaluar cuáles son las zonas peligrosas, los impactos posibles, y poder monitorear constantemente la situación. Spagnotto, por su parte, alertó sobre la necesidad de tomar conciencia de que los sismos no van a parar y que no se trata de mejorar las localizaciones sino de implementar medidas urgentes con quienes viven cerca y con los pozos que pueden romperse y producir riesgos ambientales importantes.