Esteban Vella murió durante una persecución policial en una zona rural de Chivilcoy, la moto en la que se trasladaba, derrapó y cayó al agua en un lugar conocido como puente de las “tres bocas”, donde encontraron el cuerpo. En el acta policial consta que los efectivos dispararon cuatro veces y se secuestraron sus armas; sin embargo, durante una reciente pericia de Gendarmería, se encontró debajo de la alfombra del asiento del acompañante un cargador sin declarar, al cual le faltaban 9 cartuchos. La CPM es querellante institucional, en calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, pidió que se incorpore a la pericia balística para determinar a qué arma pertenecía. Lucrecia, la mamá de Estaban, se presentó como particular damnificada.
En la madrugada del 18 de septiembre, un patrullero de la Policía de la provincia de Buenos Aires persiguió la moto en la que se trasladaba Esteban Vella, que supuestamente había sido robada según el aviso policial. El patrullero y la moto atravesaron la ciudad hacia el sur, hasta llegar a un lugar conocido como el puente de las “tres bocas”, ahí aparentemente la moto derrapó, Esteban perdió el control y cayó al agua, seguido por el móvil policial que lo perseguía y que también terminó en el arroyo.
Esteban tenía 15 años. La autopsia realizada en la morgue judicial de Lomas de Zamora, arrojó que la muerte se produjo por el paro cardiorespiratorio que causaron los politraumatismos.
En el acta policial labrada esa misma madrugada, el efectivo Luis Quinn, que viajaba como acompañante del patrullero conducido por Lucas Ibáñez, declaró que durante la persecución disparó cuatro veces. También declararon que, cuando cayeron al agua, no volvieron a ver al joven para auxiliarlo. Su cuerpo se encontró a menos de un metro del patrullero.
Recientemente, personal de criminalista y estudios forenses de Gendarmería Nacional realizaron la reconstrucción de la persecución y peritaron el móvil policial. Durante ese procedimiento, debajo de la alfombra del asiento del acompañante, se encontró un cargador de una pistola Bersa 9mm, con capacidad para 17 cartuchos y que sólo tenía 8. Ese cargador no estaba declarado. También se secuestró en el patrullero, una bolsa Ziploc que contenía marihuana.
La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) como querellante institucional, en calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, requirió que ese cargador se incorpore a la pericia balística de las armas reglamentarias entregadas por los policías que participaron de la persecución. También designó como perito de parte al licenciado en accidentología Jorge Garetto, quien ya estuvo durante el procedimiento realizado por Gendarmería
“Es una hallazgo de importancia para la causa y de enorme gravedad institucional porque ese cargador no había sido denunciado por nadie, es decir, se trata de un armamento que no fue declarado y que podría haber sido utilizado por fuera de cualquier marco de legalidad en esta o en otra situación”, expresaron desde el área de Litigio estratégico de la CPM.
La Fiscalía N° 4 de Mercedes inicialmente centró su investigación casi exclusivamente en la posibilidad de que el patrullero haya tocado la moto. Los resultados de las pericias criminalísticas y balísticas podrían dar más indicios sobre la situación en la que se produjo la muerte de Esteban.
A la espera de esos resultados, las pruebas y testimonios de la causa dan cuenta de una persecución, cuanto menos temeraria, de noche, en una zona semi-rural y efectuando disparos cuando no había riesgo para la vida de nadie.
Lucrecia, la mamá de Esteban, se presentó como particular damnificada en la causa con el patrocinio de la CORREPI.