La movida electoralista de prohibir el lenguaje inclusivo en las escuelas porteñas intenta correr el foco de los verdaderos problemas de fondo: obras paralizadas, salarios insuficientes y otras cifras que ubican a la Ciudad como el distrito argentino con menos inversión en educación.
La ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, dijo este domingo que la utilización del lenguaje inclusivo por parte de los estudiantes genera “un obstáculo” en el aprendizaje y advierte que habrá sanciones para los docentes que incumplan la prohibición de su uso institucional en las escuelas porteñas.
“La utilización de estas nuevas incorporaciones rompen las convenciones del lenguaje y generan un obstáculo en la comprensión y en la fluidez lectora y en la escritura por parte de los estudiantes que están en una situación muy crítica”, expresó esta mañana Acuña a la radio FM Milenium.
Si bien es cierto que las pruebas FEPBA (Finalización de Estudios Primarios de CABA) y TESBA (Tercer año de Estudios Secundarios de CABA) realizadas en octubre de 2021 arrojaron resultados alarmantes -particularmente en el área de lenguaje y comprensión de lectura-, los especialistas coinciden en un diagnóstico de fondo como la insuficiente inversión en educación y no en el uso de la e, x y @ en las aulas.
Según explicó a Telam la investigadora del Conicet y profesora titular de Lingüística en la Universidad Nacional de Hurlingham, Mara Glozman, el lenguaje inclusivo y no binario “garantiza el derecho de niñeces y adolescencias que no se autoperciben varón o mujer a ser nombrados”.
No caben dudas, su utilización implica un posicionamiento político que irrita a muchos de los que intentan posicionarse bajo el mote de “libertarios”, sectores que hoy parecen disputarle buena parte del electorado al PRO. Quizás sea esta la razón de fondo de una nueva avanzada prohibicionista, ¿o será acaso una pantalla para ocultar las deficiencias de fondo del sistema educativo porteño?
Un estudio de 2021 ubicaba a la Ciudad de Buenos Aires como el distrito con menos inversión en educación de todo el país, con solo el 17,3% del total de su presupuesto destinado el área (muy lejos del 35,9% de Santa Fe, el 28,61% de Formosa, el 26,2% bonaerense o el 19,15% de Entre Ríos, por citar sólo algunos ejemplos). En 2007, cuando asumió Macri como jefe de Gobierno, la localidad más rica de la Argentina destinaba poco más del 28%; mientras que en 2020 el porcentaje se había descendido hasta los niveles actuales.
La Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) es un organismo creado por la Constitución porteña con la finalidad de ejercer el control externo del sector público y las empresas, sociedades o entes en los que la localidad tenga participación en sus aspectos económicos, financieros, patrimoniales y de gestión de legalidad.
Según lo dispuesto por ley, su presidencia debe estar en manos de un representante de la oposición. En este caso y desde hace dos años, Mariana Gagliardi (Frente de Todos) es la encargada de encabezar el cuerpo colegiado compuesto por un bloque de dos auditores contra cinco del oficialismo (dos del PRO, dos de la UCRA y uno de la Coalición Cívica).
Sin embargo, con la llegada del macrismo a la jefatura de Gobierno, en 2007 se produjo una modificación en los reglamentos que terminó por debilitar el rol de su presidencia y puso trabas a las fiscalizaciones. “Esto generó atrasos en las investigaciones, a tal punto que hoy por hoy sólo se auditó el 13% del presupuesto 2019, mientras que la primera gestión de Larreta no se investigó en su conjunto”, señalaba hace aproximadamente un año el abogado y uno de los auditores por la oposición, Lisandro Teszkiewicz.
Según un relevamiento del organismo, debido a las cancelaciones de licitaciones para edificación de obras nuevas, ampliaciones y refacciones en las escuelas, sólo en 2021 la Ciudad dio de baja inversiones en infraestructura por al menos 528 millones de pesos.
A este ajuste en 2021 se suma al registrado durante el anterior ciclo lectivo, cuando sólo en el cuarto trimestre se subejecutó un 48% de lo dispuesto por el presupuesto para arreglos y modificaciones en los edificios educativos.
“Encontramos irregularidades en los procesos licitatorios, incumplimientos por parte de las empresas beneficiarias y contrataciones a parte para resolver sólo algunas de las irregularidades. Es ni más ni menos que la prueba de la destrucción sistemática de la infraestructura escolar durante la gestión del Pro”, apuntó Teszkiewicz.
En otro informe más reciente, publicado días atrás, la Auditoría también advertía sobre “deficiencias en la ejecución presupuestaria en materia de infraestructura” de varios institutos relacionados a la música y el arte. En concreto, menciona las obras paralizadas o demoradas en el Instituto Vocacional de Arte “Manuel José de Labardén”, el Instituto de Investigaciones en Etnomusicología, la Orquesta Emilio Balcarce y las Orquestas Juveniles, todas dependientes de la Dirección General de Enseñanza Artística del Ministerio de Cultura de la Ciudad.
Aulas sin calefacción y con vidrios rotos, sistemas eléctricos sin control y superpoblación son sólo algunas de las deficiencias que más se repiten en las escuelas porteñas. Lo mismo sucede con los elementos de higiene y limpieza, que en muchos casos son provistos por las cooperadoras con el aporte de las familias. “No hay ni un edificio del sistema público escolar de la Ciudad que esté cien por ciento en condiciones para el dictado de clases en condiciones normales”, denunció el abogado y auditor porteño. “Y si a esto le sumamos las particularidades que impone la pandemia, peor aún”.
Semanas atrás, Alejandro Morduchowicz, especialista en Planeamiento y Financiamiento de la Educación, realizó una comparación entre los salarios docentes de las provincias argentinas según el valor de las canastas básicas de consumo de cada región.
Según el informe, los docentes mejores pagos en términos de poder de compra son los de Salta. La comparación revela que en la Ciudad de Buenos Aires, los salarios son un 42,3% más bajos que en la provincia del noroeste argentino.