A pocos días del Encuentro y Festival para los Pueblos: “Puentes de Agua”, Red Eco dialogó con asambleistas de Andalgalá y Ancasti sobre los años de lucha que llevan adelante, que ya atraviesa varias generaciones, sobre la avanzada extractivista que lejos de detenerse se profundiza, pero ante todo sobre la importancia de la resistencia colectiva.
Por Red Eco Alternativo. Parte 2.
Ana Chayle es integrante de la Asamblea El Algarrobo y asegura que su pueblo, Andalgalá, está pasando por momentos muy duros: “Tenemos un proyecto iniciado en yacimiento que se encuentra ubicado a escasos 17 kilómetros de la plaza central del departamento, justo donde nacen nuestros ríos. Es el Río Andalgalá, pero también afecta otras dos cuencas hídricas, y se encuentra en ambiente glaciar y periglaciar. Actualmente ese proyecto está en etapa de exploración avanzada, que consiste en la perforación de pozos muy profundos para extraer muestras; son acciones que ya producen daños irreversibles”.
En Ancasti, en tanto, están desde hace unos años ante una avanzada por parte de diferentes empresas en etapa de exploración: “Cuando la empresa Recursos Latinos hizo una exploración en Santa Gertrudis, un caserío a unos 12 kilómetros de la cabecera departamental, entraron con camiones, maquinaria de gran porte, todo a 500 metros de las casas de los vecinos, sin ningún aviso previo, y algunas viviendas sufrieron fisuras”, refiere Romina Pesalaccia, de la Asamblea de Ancasti por la Vida.
Explica además que el tipo de megaminería de litio que se quiere imponer en Ancasti se denomina por pegmatitas y es muy parecida a la megaminería a cielo abierto de oro y cobre: “Se dinamita, se usan competentes hiper tóxicos y millones de litros de agua. Es un fin asegurado a un lugar tan natural como es nuestro departamento. En estos últimos años, con la explosión mediática del litio y todo lo que implica el negociado que esto acarrea, en Ancasti vivimos alertas, los gobiernos están entregando nuestros territorios sin importarles nada”.
Vivir en alerta
Esa parece ser la constante en las poblaciones catamarqueñas desde hace años, desde hace décadas.
“Cuando en los años 90, en la presidencia de Menem, se instala Minera Alumbrera, que es la empresa que lleva adelante la primera explotación a cielo abierto a gran escala en el país, en el Yacimiento Bajo La Alumbrera, el proyecto fue recibido muy bien por el pueblo de Andalgalá, porque lo que hacen estas empresas es llegar con un discurso de desarrollo, progreso, mejor calidad de vida para las personas, pero esto fue cambiando”, recuerda Ana.
“En ese momento no teníamos información – continúa –, (…) Andalgalá fue de alguna manera la prueba piloto. Con el pasar de los años, fuimos informándonos como pueblo y tomamos conocimiento y conciencia de los graves efectos de este modelo ecocida, y hoy podemos decir que Andalgalá tiene más de 20 años de lucha contra la megaminería y no es solamente oponerse por oponerse sino que tenemos experiencia, ya sabemos porque hemos vivido con este modelo durante más de 20 años y sabemos que no deja nada de lo que promete”.
Ana asegura que Andalgalá no ha visto ningún tipo de progreso o desarrollo en estos años: “De hecho, las últimas cifras del INDEC dicen que Catamarca está entre las provincias más pobres del país. En pandemia, fue la que más IFEs (Ingreso Familia de Emergencia) necesitó, esto da cuenta del nivel de pobreza que tiene la provincia, donde desde hace muchos años se llevan adelante proyectos de megaminería, de oro, cobre, plata, litio, que son presentados con bombos y platillos, pero los números nos dicen otra cosa, nos dicen que Catamarca sigue siendo muy pobre pese a la riqueza que tiene en su subsuelo”.
En diálogo con Red Eco, Chayle no solo menciona las consecuencias económicas de la megaminería, sino también las referidas a la salud y el ambiente, que están a su vez relacionadas entre sí: “Si tenemos el agua, el aire y la tierra contaminados, no va a haber cuerpos sanos, así que las consecuencias que deja la megaminería se dan en todos los aspectos, y eso ha logrado despertar al pueblo que hoy está luchando contra este nuevo proyecto que directamente ataca la naciente de nuestros ríos, del río que bebe Andalgalá”.
En este sentido, advierte que la megaminería los atraviesa en el día a día, en la cotidianeidad, porque además las empresas buscan dividir familias, amistades: “Tienen una forma de operar que es regalando migajas, dádivas a, por ejemplo, clubes de fútbol, ofreciendo trabajo a determinadas personas, entonces se produce esto que es la contaminación social, que es muy triste porque ha provocado esta división en la sociedad que nos atraviesa todo el tiempo. Pero desde hace años que Andalgalá muestra que no hay licencia social para este modelo, y lo hace caminando todos los sábados. Las caminatas en Andalgalá son una cita obligada para muchas y muchos habitantes de este suelo. Así que se ha vuelto parte de nuestra vida, la militancia contra la megaminería es todo el tiempo, en todos los ámbitos, ocupa nuestras conversaciones diarias. Es una problemática que nos atraviesa”.
Otro motivo para estar en alerta es la judicialización de integrantes de la Asamblea: “Cada 15 días están subiendo gran cantidad de policías para garantizar el recambio de personas y la entrada de insumos al yacimiento para que pueda seguir operando. Hoy tenemos luces que iluminan el yacimiento, se ven desde el pueblo, y eso es muy triste. (…) Además los gobiernos provincial y nacional están empecinados en que este proyecto se desarrolle a costa de cualquier cosa, y eso ha llevado a que alrededor de 100 vecinos y vecinas fueran judicializados en los últimos años en Andalgalá por defender el agua. Es vivir con un nudo en la garganta pensando en que las máquinas están operando en nuestro cerro, que están empecinados en continuar luego de esta etapa con la explotación a cielo abierto, pero también vivimos con la esperanza de cambiar este modelo, cambiar esta imposición, esta realidad, y vivimos luchando por eso, y también vivimos con la certeza de que vamos a vencer”, asegura Ana.
Incluso la idea de realizar el Festival “Puentes de Agua” surge después de las detenciones de Aldo Flores y Enzo Brizuela, dos integrantes de la Asamblea El Algarrobo, ocurridas en mayo pasado. Cabe señalar además que en estas causas, en las que más de 100 vecinos y vecinas están judicializados, se han ordenado indagatorias y allanamientos injustificados.
En tanto, la Asamblea de Ancasti por la Vida surgió en abril de 2017 cuando los y las habitantes de la localidad se enteraron de “una supuesta audiencia pública” para una exploración minera que se había hecho en el departamento de El Alto, que es parte del cordón serrano El Ancasti: “Cuando empezamos a investigar, nos dimos cuenta que esta ‘audiencia’ no cumplía con nada, bajo ningún concepto con las condiciones que se tienen que dar para una Audiencia Pública, por esta razón y por la exploración que se dió al mismo tiempo en Santa Gertrudis decidimos empezar a organizarnos, a conocer de qué se trataba y los daños que traería un proyecto minero en nuestro departamento. Fueron tiempos de difundir mucha información, de generar conciencia de la afectación de un proyecto así en nuestras sierras”, relata Romina, que integra además la Asamblea PUCARA – Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación, que – según detalla – se creó hace unos años ante la necesidad de una unión territorial por la avanzada minera en toda la provincia. En este espacio se coordinan en red acciones conjuntas con todos los territorios afectados.
Ana también menciona la Asamblea Pucará y la relación entre las localidades en lucha: “Intercambiamos, compartimos encuentros, sentires y pensares; toda la provincia está hoy padeciendo el embate del modelo megaminero, y por suerte hay pueblos dignos en toda Catamarca que están organizados o en vías de organizarse para justamente combatir de manera colectiva. Somos varias asambleas en todo el territorio provincial y estamos agrupadas en una gran asamblea que es Pucará, que aúna a las distintas organizaciones socioambientales contra la megaminería”.
“La resistencia se siembra y las semillas dan frutos”
Ana está convencida de que la lucha contra el extractivismo los y las acompañará por muchas generaciones: “Mientras haya riqueza en nuestro subsuelo y en nuestro territorio, pero riqueza pensando en cómo la ven los gobiernos, en ingresos de dólares, minerales y demás, porque yo podría pensar en que la mayor riqueza es el agua y la gente, me veo obligada a hacer esta comparación porque el agua vale más que todo, como decimos por aquí, el agua vale vida”.
“Por suerte las nuevas generaciones van creciendo al calor de estas luchas y ya acompañan desde muy pequeños y pequeñas a caminar, en las más de 660 caminatas que llevamos”, asegura la integrante de El Algarrobo, y la voz se le ilumina: “Van creciendo al calor de esta lucha, escuchando hablar sobre esto, sobre la necesidad de proteger, de preservar el agua, la tierra, van creciendo con el amor que sentimos quienes habitamos este territorio, el amor que sentimos por Andalgalá, eso se va transmitiendo. La resistencia se siembra y las semillas dan frutos, y es muy lindo ver cómo niños, niñas, adolescentes, jóvenes acompañan las caminatas, las actividades que proponemos. El año pasado algunos niños, niñas y adolescentes le escribieron una carta al presidente de la Nación, una carta que nunca tuvo respuesta. Fue una carta abierta en la que le pedían que proteja al territorio, al agua, porque es nuestra casa, es el legado que tenemos, y esto nació de ellos, de ellas, así que yo creo que este intercambio se va dando en el día a día, de una manera muy natural, así que somos muchas generaciones que acompañamos las caminatas, la lucha, es una forma de vida”.
En este sentido, Ana asegura que está muy esperanzada: “Me parece que hay semillas que brotan todo el tiempo y están ahí apuntalando siempre, eso es maravilloso”.
“Creo que tenemos ya mucha información y que de alguna manera ya saben qué es cada cosa, desde lxs niñxs hasta lxs adolescentes y se dan cosas muy hermosas, murales donde lxs niñxs son lxs protagonistas, desfiles gauchos donde lxs jóvenes portan la bandera de ‘El Ancasti no se toca’”, coincide Romina.
De esta lucha, saberes y experiencias compartidas entre las distintas localidades catamarqueñas afectadas por el avance extractivista surge entonces la organización y realización del Encuentro y Festival para los Pueblos “Puentes de Agua”, que tendrá lugar el 22 y 23 de octubre en Andalgalá.
Para quienes no puedan asistir, algunos momentos de las jornadas se transmitirán por facebook e instagram de la Asamblea El Algarrobo.
Imágenes: Genaro Mazzucco (Asamblea Andalgalá) / Asamblea de Ancasti por la Vida.
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Fuente: https://www.redeco.com.ar/nacional/ambiente/37221