Los catorce balazos contra el supermercado “Único”, propiedad de la familia de Antonela Roccuzzo, la esposa de Lionel Messi, llegaron al mundo entero. Ninguno de los autores materiales ni intelectuales habrán imaginado semejante conmoción. Un claro mensaje político desestabilizador contra la cada vez más endeble credibilidad de la democracia en Santa Fe.
Las bandas narcopoliciales barriales que tomaron varios barrios bajo sus gobiernos de facto, tal como dice una resolución judicial provincial, demostraron una osadía directamente proporcional a la incapacidad de los partidos políticos que vienen gobernando la provincia y la ciudad de Rosario en estos últimos veinte años para recuperar las geografías barriales desde la política democrática.
Sin mayores datos sobre la investigación, la balacera se da en el contexto de la condena contra una de las hermanas del narco Esteban Lindor Alvarado y también en el delicado momento de selección de fiscales regionales en una provincia donde los nichos de corrupción no solamente están en las fuerzas policiales y el servicio penitenciario.
La rápida asociación “Rosario narcotráfico” impulsa la búsqueda política de calificar lo sufrido en la ex ciudad obrera y portuaria como narcoterrorismo como increíblemente coinciden funcionarias del gobierno provincial y la señora Patricia Bullrich, repitiendo la consigna de la doctrina de seguridad continental de los Estados Unidos impuesta a países del sur desde los años noventa cuando se dejó de lado la persecución a los “subversivos políticos” y comenzaron las intervenciones militares contra los “narcoterroristas” en Colombia, México y Brasil con el resultado de miles de muertos y desaparecidos, un verdadero genocidio mientras los ejércitos se convertían en los principales carteles de esas naciones y los dos negocios del narcotráfico y las armas no paraban de crecer.
Las hipótesis populares desvían los orígenes de la balacera contra los Roccuzzo en las mentes afiebradas de hinchas de Central ante la posibilidad del retorno de Messi a Ñuls. En el medio del drama cotidiano de los homicidios, la imaginación popular lleva las cabezas rosarinas a cualquier lugar.
Lo cierto es que la familia Roccuzzo Messi, como tantas cientos y cientos de familias rosarinas sufrieron las consecuencias de los negocios impunes del capitalismo como son el contrabando de armas y municiones y quizás también del narcotráfico. Poco espacio quedará para no construir un acuerdo político entre los grandes partidos. Por ahora no hay casi nadie que pueda gambetear la violencia consecuencia de estos comercios ilegales. Ni siquiera Messi la pudo gambetear.