El secretario general de Amsafe Rosario se refirió al joven que perdió la vida debido a las quemaduras cuando intentaba robar cables.
La muerte de Ezequiel Curaba, el joven de 20 años que intentaba robar cables y terminó con el 90 por ciento del cuerpo quemado, puso en evidencia una vez la grieta que tiene la sociedad. En redes muchas personas festejaron el deceso, mientras que Juan Pablo Casiello, secretario general de Amsafé Rosario, salió al cruce en declaraciones radiales y con un posteo en redes sociales.
“No justificamos el robo de cables, pero queremos enmarcar la situación: tenemos que hacernos cargo como sociedad de por qué un niño termina haciendo eso”, fueron las primeras palabras del líder sindical en declaraciones a LT8.
Y agregó: “Era un estudiante que la pasaba mal, un buen compañero, que para sobrevivir cirujeaba. Hay muchos chicos que no tienen para comer y lamentablemente caen en el robo”.
Casiello también se expresó mediante un posteo en redes sociales y contó algunas de las sensaciones de los docentes de Ezequiel, quien había dejado el colegio en el barrio Santa Lucía.
“A Ezequiel lo mató la pobreza, la desigualdad, la miseria de una sociedad que no puede ser más injusta. ¿Hasta cuándo?”, se preguntó el gremialista, luego de citar a los docentes de Ezequiel.
“Melina Gigli, docente de la escuela Carlos Fuentealba del Barrio Santa Lucía, lanza un grito desesperado, nos aclara, nos cuenta: «No quiero que lo recuerden así. Él era Eze, mi alumno, nuestro alumno. Él era muy dulce y andaba con un carro. Tuvimos muchas mañanas de mates y sonrisas. Le gustaban los cuentos pero no leer. Estamos en deuda. Qué crueldad. Él tiraba de un carro, andaba cirujeando. El hambre no espera. Era tan dulce, tiraba de su carro»”.
“Fede Vega agrega: «Infinita tristeza. La deshumanización avanza y algunos hacen gala de ella en las redes sociales, festejando la muerte…»”.
“Román me cuenta que Ezequiel había abandonado la escuela, que la última vez que lo vio fue cartoneando por el norte de la ciudad, en la Zona Cero, pero que siempre que andaba por el barrio iba a la escuela, que lo que sienten es una profunda impotencia frente a un final tan trágico como anunciado”, cerró Casiello.