En las últimas semanas se viene desarrollando ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de Dolores el juicio por la muerte de Damián Sepúlveda, en la comisaría de General Madariaga en enero del 2013. Cinco policías quedaron imputados por torturas y homicidio criminis causa después de intentar que la muerte pasara como un suicidio. La Comisión por la Memoria lleva la veeduría del debate oral en su calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura.
Desde el inicio del debate a principios de marzo ya se realizaron ocho audiencias en las que pasaron más de 30 testigos y una decena de peritos. Frente al tribunal, compuesto por los jueces Severino, Campos y Rabaia, la familia de Damián pudo contar cómo era él y cómo vivían, y la forma en que comenzó a ser hostigado por el personal policial de Madariaga. A través de los testimonios también se reconstruyó que la noche de su muerte Damián había salido a cenar con amigos y a una fiesta, pero terminó ahorcado en el calabozo de la comisaría.
Los agentes Mauricio Daniel Díaz y Gabriel Montenegro están acusados como coautores por su tortura y homicidio, Gastón Formentini como partícipe necesario del crimen y Néstor Serafini y Walter Javier Soto por omisión imprudente de evitar la tortura. Los cinco funcionarios fueron ubicados por diferentes testigos, incluida la ayudante fiscal en turno, como quienes revistaban en la comisaría esa noche.
“Un día me llaman de un número que no tenía agendado y se escuchaban gritos, llantos, primero pensé que se habían equivocado hasta que me habló mi cuñado y me pasó con mi hermana que desesperada me repetía ‘Damián se suicidó’. Traté de pedirle explicaciones y me dijo que eso le habían comunicado de la comisaría”, cuenta Anabella, su hermana. “Nosotros nunca pudimos creer algo así de Damián. Yo había hablado con él la noche anterior y tenía proyectos, planes, hablamos de eso, él tenía ganas de vivir”, agrega.
Esas sospechas terminaron de confirmarse en una segunda autopsia, que constató que Damián había sido brutalmente golpeado, entre otras cuestiones. En la jornada del juicio en la que declararon los peritos quedó acreditado que en la primera autopsia no se aplicó el protocolo que corresponde para las muertes en contextos de encierro y que en la segunda se hallaron lesiones compatibles con que la víctima fuera colgada por terceras personas.
En ese sentido, los peritos médicos de la Corte bonaerense que realizaron la reautopsia, García Olivera y Graciela Gorbeña, y la perito Virginia Creimer -que intervino en aquel momento en su calidad de directora de los Institutos forenses del Ministerio Público Fiscal bonaerense, junto a la Dra Villoldo- declararon que las lesiones que presentaba el cuerpo de la víctima eran compatibles con “ahorcadura homicida y alzamiento de mano extraña”, es decir que terceras personas habrían colgado a la víctima, desestimando así la hipótesis del suicido planteada por la defensa de los policías.
La perito Creimer también señaló que Sepúlveda fue ahorcado con vida y que tenía fractura de costilla y múltiples lesiones en el cráneo que habrían dejado a la víctima en situación de debilidad.
“La búsqueda de justicia fue un camino larguísimo, la verdad sin la ayuda de algunas personas no hubiéramos podido llegar nunca a donde estamos hoy. Hemos recibido mucha ayuda de muchos lugares y nos dimos cuenta que Damián era muy querido pero también que él no era la única víctima de esta brutalidad con que la policía trataba a los jóvenes en Madariaga, era una moneda corriente”, señala Anabela.
Ahora esperan las últimas audiencias testimoniales y luego se desarrollarán los alegatos de las partes para que el Tribunal pase a deliberar y emitir su veredicto de sentencia. “Lo único que queremos es justicia para que mi hermano pueda descansar en paz y nosotros cerrar esta etapa tan dolorosa que nos viene torturando desde hace 11 años. A nosotros nos arruinaron la vida y nunca vamos a entender por qué; ni el asesino más terrible se merece morir de esa forma, de la forma en que lo torturaron, sin escrúpulos y después mentir, simular un suicidio, esta gente está enferma, realmente está mal. Queremos que su muerte no sea en vano, que sirva para tomar conciencia para decir basta del abuso de poder, nunca hicimos apología en contra de la policía, pero sí decimos que dentro de la fuerza hay gente que no hace su trabajo como corresponde”, concluye Anabela.