La convocatoria impulsada por la comunidad educativa universitaria fue sumando adhesiones hasta terminar convirtiéndose en una de las jornadas más multitudinarias de la historia argentina reciente. Al menos un millón y medio de personas salieron a las calles a defender la educación en todo el territorio nacional. El gobierno ultraderechista de Javier Milei osciló entre la negación y la descalificación, y la masividad ahogó sus ademanes represivos.
Fotos: Nicolas Solo ((i))
En todo el país se vivió este martes 23 una jornada histórica en defensa del sistema universitario y científico público argentino, y de la educación pública en su conjunto, junto a un profundo rechazo al brutal ajuste presupuestario dispuesto por el gobierno de Javier Milei.
Las calles de la Ciudad de Buenos Aires se colmaron de manifestantes con el epicentro en la zona entre Congreso y Plaza de Mayo, extendiéndose a calles y zonas aledañas, con una concurrencia estimada en al menos 800 mil personas, y de un millón y medio en todo el país.
La convocatoria fue realizada de manera conjunta por el Frente Sindical de Universidades Nacionales -que nuclea a los gremios docentes y no docentes Conadu, Conadu Histórica, Fedun, Fagdut, UDA, Ctera y Fatun-; la Federación Universitaria Argentina (FUA) -que representa a más de dos millones de estudiantes- y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que congrega a las autoridades de 57 universidades nacionales y 14 provinciales.
Fotos: Nicolas Solo ((i))
Por calles y avenidas fueron llegando las olumnas de estudiantes, docentes y auxiliares de las distintas facultades de la UBA, mientras que desde las estaciones de ferrocarril de Constitución, Once y Retiro se acercaban las de universidades del conurbano, como las de Avellaneda, Moreno, San Martín, junto a otras como la de la ciudad de La Plata.
También desde localidades más alejadas como la Universidad de Rosario, llegaron delegaciones en decenas de colectivos, al tiempo que protagonizaron masivas movilizaciones en sus respectivas ciudades.
Docentes, no docentes, autoridades, investigadores y estudiantes universitarios fueron los principales protagonistas de la inmensa marcha.
Detrás de una inmensa bandera con la consigna “En defensa de la universidad pública”, se ubicaron –en la intersección de la avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña- los principales referentes de la comunidad educativa, como el titular del CIN, Víctor Moriñigo y los dirigentes de la UBA para encabezar la marcha hacia la Plaza de Mayo.
Detrás de los referentes educativos, se ubicaron los representantes de las organizaciones de derechos humanos, como Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, con Taty Almeida a la cabeza; y luego dirigentes de la CGT como Pablo Moyano y Carlos Acuña, las dos CTA y los movimientos sociales, como la Utep, el Polo Obrero y el Movimiento Evita, entre otros.
Entre los gremios presentes, participaron dirigentes de la Asociación Bancaria, la Uocra, el sindicato de Seguros, de la Carne, trabajadores aeronavegantes y Unión Ferroviaria, entre muchos otros.
Fotos: Mat ((i))
La columna avanzó a lo largo de la avenida de Mayo, cantando el Himno nacional, con cánticos como “Universidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode” y “Milei basura, vos sos la dictadura”, y consignas como “Sin presupuesto no hay educación, sin educación no hay futuro”, “La educación no es negocio”, “La educación pública no se vende” y la pregunta “¿Por qué tanto miedo a educar?”.
Muchos manifestantes portaron libros y libretas universitarias en alto, respondiendo a una consigna que había circulado en redes previamente.
Entre las presencias políticas se pudo ver a los dirigentes de Unión por la Patria, los excandidatos presidenciales Sergio Massa –quien dijo que se sumaba para acompañar a sus hijos y compañeros de estudio- y Juan Grabois; el gobernador bonaerense Axel Kicillof; referentes de La Cámpora; el presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), Martín Lousteau y dirigentes del Frente de Izquierda, como Myriam Bregman.
Se sumaron también artistas nucleados en la Asociación Argentina de Actores, excombatientes de Malvinas, científicos, asambleas barriales y estudiantes secundarios, en especial de los colegios univerisitarios Carlos Pellegrini y el Nacional Buenos Aires.
También marcharon estudiantes y docentes autoconvocados de universidades privadas como la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), la de San Andrés y la Universidad Torcuato Di Tella.
Fotos: Mat ((i))
La masividad de la marcha ahogó la amenaza represiva que habían agitado desde el gobierno nacional y forzaron a las fuerzas dirigidas por la ministra Patricia Bullrich a replegarse y desarmar los cordones de seguridad que habían conformado.
Ante la contundente evidencia, la reacción del gobierno ultraderechista de Javier Milei osciló entre la negación y la descalificación en su ámbito privilegiado, las redes sociales, donde aspira a reconstruir la realidad con sus redes de trolls.
El acto central comenzó puntualmente a las 18 en Plaza de Mayo, que desde temprano se encontraba colmada de manifestantes. Primero se entonó el himno nacional y los primeros oradores fueron Taty Almeida y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
“Esta es una marcha política pero no partidista. Hay que continuar esta resistencia, no dejen de luchar, se los decimos nosotros las locas, ustedes los jóvenes son el recambio, no hay que tenerle miedo a la palabra militancia que es compromiso”, dijo Almeida.
Por su parte, Pérez Esquivel aseveró que la marcha “da esperanza para construir un mundo mejor” y llamó a “defender la universidad pública libre y gratuita, una de las grandes conquistas de nuestro pueblo que no vamos a renunciar”.
En el documento conjunto, el Frente Sindical de Universidades Nacionales, la FUA y el CIN convocaron a la sociedad a “defender” a las casas de altos estudios del sistema público para “mantenerlas abiertas haciendo docencia, investigación y extensión”, al afirmar que estas instituciones “son unos de los motores de la democracia”.
Compartimos a continuación el documento consensuado entre las diversas organizaciones que participaron de la Marcha Federal Educativa y al que se le dio lectura en la Plaza de Mayo:
Documento completo. La universidad pública: base de la democracia y el desarrollo social
La Universidad Pública argentina atraviesa un período crítico como consecuencia de las políticas implementadas por el gobierno nacional; agradecemos las manifestaciones de la sociedad en apoyo del sistema universitario público y convocamos a la ciudadanía a trabajar para sostener las universidades abiertas haciendo docencia, investigación y extensión. Las universidades públicas son uno de los motores de la democracia, la producción y los lazos sociales
Nuestras universidades han sufrido un fuerte ajuste en términos reales en los denominados gastos de funcionamiento; la partida que mes a mes el Poder Ejecutivo envía a las Universidades para que puedan funcionar (mantener edificios, realizar obras, sostener programas de becas, residencias y comedores, incentivar el desarrollo científico, financiar hospitales, laboratorios y proyectos de investigación, y pagar servicios básicos, alquileres, seguros y la protección de sus sedes). Llegamos a marzo de 2024 con un presupuesto de gastos a valores de septiembre de 2022. El incremento del 70% de estas partidas, dispuesto para el mes de marzo, más el reciente anuncio, en el marco de esta convocatoria, de un 70% adicional, constituyen un aliciente aún insuficiente en tanto la inflación fue de un 300% en el mismo período de tiempo. Además, las obras del Programa Nacional de Infraestructura Universitaria, que habilitaba la posibilidad de desarrollar la infraestructura incorporando obras que por su envergadura es imposible afrontar con propio presupuesto, se encuentran paralizadas y no hay certezas ni información respecto de su continuidad.
Cabe destacar que más del 90% de lo que el Estado invierte en la Educación Superior se destina al pago de salarios de quienes trabajan como docentes y nodocentes en las universidades.
En estos últimos meses, el salario de las trabajadoras y trabajadores ha perdido 50 % respecto de la inflación. Este deterioro salarial se hermana con el del resto de los sectores del mundo del trabajo. Ello lleva a retomar consignas de hace más de 20 años: ¡Ningún trabajador o trabajadora de las universidades nacionales por debajo de la línea de pobreza!.
Reivindicamos los Convenios Colectivos sectoriales – docentes y nodocentes – y el espacio paritario nacional con participación plena del Gobierno Nacional, quien hasta ahora malversa su participación, imponiendo aumentos paupérrimos de manera unilateral. De esta manera, se cancela de hecho la negociación colectiva, pilar del diálogo social, y uno de los principios y derechos fundamentales del trabajo reconocidos por la OIT. Exigimos paritarias libres, sin techos, para garantizar salarios acordes a la situación inflacionaria y que permita recuperar con urgencia lo que se ha perdido. Sin salarios dignos de docentes y nodocentes, la universidad pública es inviable. También es indispensable que se mejore de manera urgente la situación de las jubiladas y jubilados que atraviesan otro período de pérdida salarial, y que se restituya inmediatamente el FONID para toda la docencia inicial, primaria, media, terciaria y preuniversitaria. Rechazamos la política de ajuste y disciplinamiento. La comunidad universitaria se organiza, resiste y se solidariza con todos los sectores que hoy atraviesan una situación similar o peor por afrontar despidos masivos.
La educación es un derecho humano fundamental porque se impone sobre el ingrato azar de la desigualdad. Defender esta concepción de la educación es de vital importancia y, más aún, en una universidad argentina en la que sus estudiantes se enfrentan al aumento generalizado de precios que impacta sobre salarios, servicios, alquiler y transporte, poniéndose en jaque el acceso, la permanencia y el egreso. Las y los estudiantes trabajan y cuidan sus familias. En ese contexto, las políticas de becas son fundamentales para democratizar; sin embargo, su recorte es alarmante: tanto así, que al retraso respecto de la inflación que sufren las Becas Progresar y Manuel Belgrano se le suman recortes en términos de montos, requisitos y periodo de inscripción. Estas decisiones del Gobierno Nacional hacen que el desguace sobre las herramientas conquistadas sea prácticamente total. Hoy las Universidades carecen del presupuesto suficiente para sostener becas propias. Se necesitan presupuesto y políticas de bienestar estudiantil para poder estudiar. Ante esto, asumimos la tarea de defender inclaudicablemente el acceso a la educación a las grandes mayorías.
No queremos que nos arrebaten nuestros sueños: nuestro futuro no les pertenece. Somos orgullosos hijos e hijas de la Universidad Argentina; somos la Universidad pública, gratuita e irrestricta en el ingreso, de excelencia, con libertad y equidad. Somos la Universidad para el gran pueblo argentino. Por eso, lucharemos, en una irrenunciable resistencia democrática y pacífica, por la educación que queremos, por el país que anhelamos. Por otra parte, los sectores científico-tecnológicos y de investigación nacionales atraviesan uno de los momentos más críticos de su historia. A través de las universidades y centros de investigación distribuidos federalmente, la Argentina se ha caracterizado por ser una referencia de ciencia y tecnología en el mundo entero, dotando de desarrollos de punta y profesionales de excelencia al sector público y privado. Nuestras científicas y científicos son desprestigiados respecto de la calidad de sus trabajos, cuestionados respecto del valor que la ciencia y la tecnología tienen para el desarrollo nacional y privados del reconocimiento que poseen su arduas labores, muchas veces de dedicación exclusiva. La ciencia y la tecnología forman parte de la Universidad Pública ya que la investigación es uno de sus pilares. Muchas investigadoras e investigadores no llegan a fin de mes y carecen de información cierta sobre la posibilidad de continuar con sus proyectos por los recortes en Conicet, así como en Institutos dependientes de las Universidades. La ciencia y tecnología son aspectos sustanciales para la producción de soberanía, desarrollo y progreso. “Un país que no invierte en ciencia, renuncia a su soberanía”
El desfinanciamiento de la universidad y el sistema científico va en desmedro de los declamados objetivos de lograr el crecimiento económico. Es un retroceso para la economía del país que puede tener en las exportaciones basadas en la economía del conocimiento un sustento significativo. Gracias a su sistema universitario y científico, Argentina es el primer país de América Latina en I+D+I. En este país se fabricó uno de los diez reactores de energía más importantes del mundo. Entre 2018 y 2022, la producción de software generó 19.500 millones de dólares. Más de 100 nuevas empresas en biotecnología han puesto al país también en el primer puesto de América Latina. Gracias a la investigación aeroespacial en la Universidad Pública, Argentina es uno de los diez países que tienen capacidad para diseñar y producir satélites. Defendemos el acceso a la educación superior pública como un derecho. Creemos en la capacidad igualadora de la educación pública y gratuita, en el poder transformador de la Universidad como formidable herramienta de movilidad social ascendente y en el aporte diferencial y sustantivo que la producción científica hace en la sociedad del conocimiento. TODOS los problemas que tenemos se resuelven con más educación y Universidad pública, con más inversión en ciencia y tecnología. Queremos que nuestras instituciones sean el dispositivo que le permitan a la Argentina desandar las desigualdades estructurales y emprender la senda del desarrollo y la soberanía. La educación nos salva y nos hace libres. Convocamos a la sociedad Argentina a defenderla.