Otra nación absorbida por la masa del Imperio

Bashar al-Assad ha huido de Siria a Moscú, donde al parecer Rusia le ha concedido asilo. Los afiliados a Al Qaeda que lo expulsaron han declarado la victoria de los “muyahidines” en Damasco. Tanto Biden como Netanyahu se han atribuido públicamente el mérito de haber contribuido al cambio de régimen y, por supuesto, Erdogan, de Turquía, también merece una gran parte del crédito.

Sin embargo, en el discurso occidental dominante sigue existiendo un cierto tabú a la hora de calificar esta operación de cambio de régimen respaldada por Estados Unidos y sus aliados. Se supone que todos debemos fingir que se trata de un levantamiento 100% orgánico impulsado única y exclusivamente por el pueblo sirio, a pesar de los años y años de pruebas de lo contrario. Se supone que debemos fingir que este es el caso, incluso después de que acabamos de ver cómo la alianza de poder de Estados Unidos aplasta a Siria utilizando la guerra “proxy” (por delegación), sanciones de hambreamiento, constantes operaciones de bombardeo, y una ocupación militar explícitamente diseñada para impedirle a Siria el acceso a su petróleo y trigo con el fin de impedir su reconstrucción después de la guerra civil respaldada por Occidente.

La gente se enoja si decís esto, pero es verdad. Es un hecho que los grandes acontecimientos mundiales no ocurren independientemente de las acciones de las principales potencias mundiales que tienen intereses creados en sus resultados. Si te incomoda que diga esto, esa incomodidad se llama disonancia cognitiva. Es lo que se siente al estar equivocado.

Tal vez te molesta cuando la gente señala la participación de la alianza de poder de Estados Unidos en Siria, y tal vez preferirías creer que una valiente banda de heroicos luchadores por la libertad derrocó valientemente a un malvado dictador supervillano por su cuenta como en alguna película de Hollywood. Pero la vida real no se mueve de acuerdo con tus preferencias. En la vida real, el imperio que se extiende por todo el globo y que está centralizado en torno a Estados Unidos estará, con toda seguridad, profundamente implicado en tales acontecimientos.

“Pensaba que el guión oficial era que se trataba de una revolución popular siria, pero según @JoeBiden la caída del gobierno sirio se debe ‘directamente’ a Ucrania e Israel, ¡’con el apoyo inquebrantable de Estados Unidos’!”, escribe Ali Abunimah, de Electronic Intifada en Twitter / X. https://x.com/AliAbunimah/status/1865834854404726991

Cuando digo esto puede que quieras creer que estoy “negando el accionar de los sirios”, y que “negar el accionar” es el peor pecado que una persona puede cometer. Pero nada de lo que digo contradice en realidad la idea de que los sirios tienen su propia capacidad para actuar. Obviamente había muchos sirios que querían que Assad se fuera, y obviamente había mucha gente que tenía sus propias razones para luchar contra él que no tenían nada que ver con el imperio estadounidense. No hay contradicción entre este hecho obvio y la realidad bien documentada de que la estructura de poder centralizada de Estados Unidos ha estado metida hasta el fondo en Siria desde el comienzo mismo de la violencia en 2011, y que su implicación condujo a los acontecimientos que estamos viendo hoy.

La afirmación no es que el imperio estadounidense controlara las mentes de los sirios y los obligara a volverse contra su gobierno sin su propia voluntad. La afirmación es que el imperio puso un pulgar gordo en la balanza para asegurarse de que un grupo de sirios se saliera con la suya en lugar de otro grupo diferente.

Se puede argumentar que el intervencionismo occidental de cambio de régimen conducirá a resultados positivos esta vez (siempre y cuando se esté dispuesto a ignorar montañas de pruebas históricas que demuestran sistemáticamente lo contrario), pero lo que no se puede hacer sobre ninguna base racional es negar que el intervencionismo occidental de cambio de régimen se produjo en Siria.

El liberalismo occidental es curioso en el sentido de que sus partidarios se apoyan en gran medida en su capacidad para compartimentar psicológicamente las acciones del imperio occidental y, de hecho, la propia existencia de ese imperio. El liberal occidental vive en un universo alternativo imaginario en el que las potencias occidentales prácticamente se ocupan de sus propios asuntos y los líderes occidentales observan pasivamente cómo se desarrolla la violencia y la destrucción en todo el mundo mientras abogan por la paz y la diplomacia desde sus podios. Fingen que el imperio no existe y que es pura coincidencia que los conflictos, los golpes de Estado y las revueltas sigan produciéndose de forma que favorezcan los intereses estratégicos de Washington.

En realidad, es imposible entender lo que ocurre en el mundo si no se comprende que Estados Unidos es el centro de un imperio no declarado que ha estado trabajando incansablemente para poner a la población mundial bajo un único paraguas de poder que éste preside. Los pocos países que se han resistido con éxito a ser absorbidos por esta masa imperial son los Malos Oficiales que todos los occidentales estamos entrenados para odiar: China, Rusia, Irán, Corea del Norte y algunos Estados socialistas de América Latina. Solía incluir a Siria en esta lista, pero eso se acabó. Siria ha sido absorbida por la masa del imperio.

“El criminal de guerra genocida Netanyahu se atribuyó el derrocamiento de Assad en Siria, calificándolo de ‘resultado directo de los golpes que hemos infligido a Irán y Hezbolá’. No se puede apoyar a Palestina y apoyar también a los ‘rebeldes’ sirios apoyados por Israel y vinculados a Al Qaeda”, escribe Ben Norton, editor de Geopolitical Economy Report. https://x.com/BenjaminNorton/status/1865757316945269168

Y mañana la mancha imperial moverá su punto de mira hacia la siguiente nación no absorbida. Esa es la dinámica subyacente a todos los grandes conflictos de la Tierra. Esta dinámica se borra de la visión occidental del mundo con la ayuda de los servicios de propaganda occidentales conocidos como medios de comunicación de masas, así como del sistema de adoctrinamiento occidental conocido como escolarización. Esta dinámica es borrada de nuestra visión del mundo y ocultada de nuestra atención por los plutócratas y los gerentes del imperio que trabajan para manipular nuestros sistemas de información, porque de lo contrario nos daríamos cuenta de que el imperio de Estados Unidos es la estructura de poder más tiránica y abusiva en este planeta hoy en día.

Y sin duda lo es. Ninguna otra estructura de poder se ha pasado el siglo XXI matando gente por millones en guerras de agresión mientras rodea el planeta con cientos de bases militares y trabaja continuamente para aplastar a cualquier grupo que se oponga a sus dictados en cualquier lugar de la tierra. Ni China. Ni Rusia. Ni Irán. Ni Cuba. Ni Bashar al-Assad. Sólo el imperio estadounidense ha tiranizado y abusado del mundo hasta este punto en los tiempos modernos.

Y ahora la mancha imperial avanza para absorber a su próximo objetivo, habiendo logrado un incremento del tamaño de Siria después de pasar años digiriendo a esa nación a través de la guerra por delegación, las sanciones, las implacables campañas de bombardeo de Israel y una ocupación militar diseñada para robar sus alimentos y combustible.

Nuestro mundo no puede conocer la paz mientras estemos gobernados por un imperio alimentado por interminables ríos de sangre humana. Esperemos que el fin de ese imperio llegue cuanto antes.


Caitlin Johnstone es una periodista australiana. Escribe sobre política, economía, medios, feminismo y la naturaleza de la conciencia.

Traducción del inglés al castellano por Indymedia Argentina.

Fuente: https://www.caitlinjohnst.one/p/another-nation-absorbed-into-the

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