Ordenaron al juez ampliar la indagatoria del acusado por el triple lesbicidio de Barracas y considerar el crimen de odio, tal como vienen pidiendo las querellas y la Fiscalía. La decisión de la Cámara se conoció el día en que Andrea, pareja de Sofía, la única sobreviviente, hubiera cumplido años.
Por María Eugenia Ludueña. Fotos: Archivo Agencia Presentes, María Eugenia Ludueña, Ariel Gutraich.
Aunque la Justicia se venía negando a encuadrar como lesbicidio el ataque de Fernando Justo Barrientos que produjo la muerte de Pamela Fabiana Cobas, Mercedes Roxana Figueroa y Andrea Amarante, e hirió a Sofía Castro Riglos, una decisión de otra dependencia judicial empieza a llamar a las cosas por su nombre y puede cambiar el rumbo de la investigación, tal como vienen pidiendo las diferentes partes. Ayer la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, desde su Sala 7, ordenó al juez del caso Edmundo Rabbione, ampliar la indagatoria a Fernando Barrientos (detenido en un penal de Ezeiza) por lesbicidio. Así lo vienen pidiendo a más de un año del crimen de odio las querellas.
La resolución de la Cámara fue en respuesta del escrito de dos de ellas, la de Sofía -única sobreviviente- y la del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delitos de la Defensoría General de la Nación. La Fiscalía había formulado también este reclamo.
La decisión se conoció el jueves 15 de mayo, día en que Andrea, pareja de Sofía, hubiera cumplido años. “Sofía Castro Riglos, ante la noticia de la decisión de la cámara FAVORABLE A SU RECLAMO, recordó a su pareja, Andrea Amarante, que hoy cumpliría años. Durante el tiempo que estuvieron juntas, Andrea y Solía lucharon contra la violencia que vivieron por ser lesbianas en pareja. Denunciaron la discriminación cada vez que pudieron, cada ataque sexual, cada intento de expulsión de un parador, cada intento de internación forzosa, cada vez que les ordenaban separarse porque la otra no tenia el subsidio requerido para permanecer en el hotel. Esas trazas de papel, esas palabras de Andrea llenas de furia, cobran un sentido macabro que el Poder Judicial parece que recién está en condiciones de empezar a reconocer”, expresó el comunicado de la organización Yo no fui y la querella de Sofía.
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Hasta ahora la investigación judicial estaba cerca de ser elevada a juicio como “homicidio agravado con ensañamiento, alevosía y agravado por peligro común y lesiones graves”. A pesar de que múltiples indicios evidencian que se trató de un acto cargado de discriminación y odio a la orientación sexual, la Justicia no estaba produciendo la prueba que permita probar o descartar esa hipótesis. Tampoco había llamado a testigues que declararon a algunos medios, entre ellos a Presentes, que las víctimas venían siendo hostigadas por el agresor. En diciembre la querella de Sofía, a cargo de la abogada Luciana Sánchez, había recusado al juez Rabbione por revictimización, falta de perspectiva de género y diversidad, negándose a considerar que las víctimas eran lesbianas y otras irregularidades.
La causa puede dar un giro
La Cámara pide que Barrientos amplíe su declaración indagatoria. Los colegas de la Cámara, Juan Esteban Cicciaro y Rodolfo Pociello Argerich, solicitan al juez Rabbione que reformule “la plataforma fáctica comunicada a Barrientos”.
Entre los argumentos dicen se necesita una “adecuada descripción de los aspectos objetivos y subjetivos del homicidio atribuido, en particular en cuanto se vinculan con el supuesto odio de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión contemplado en el inciso 4° del artículo 80 del Código Penal, con arreglo a cuanto postularon los apelantes y también reclamara oportunamente el Ministerio Público Fiscal, en cuanto entendió que el “odio desmedido” que exhibía el modo brutal del acometimiento “sólo puede explicarse por la condición de lesbianas de las damnificadas” (ver el dictamen presentado el 27 de agosto de 2024).
Por qué lesbicidio: el pedido de las querellas
Todas las querellas vienen pidiendo que se encuadre como crimen de odio y se tenga en cuenta que fue un lesbicidio. En total, son cuatro las que litigan: la que representa a la única sobreviviente, Sofìa, y a su pareja Andrea. La de Marisa (ex pareja de Roxana) y Tiziano, hijo de ambas, hoy adolescente, representada por Raquel Hermida Leyenda. La de un familiar de Pamela, a cargo de la Oficina de Asistencia a la Víctima.
¿Por qué es importante que se encuadre como lesbicidio? Porque se trata de un crimen de odio hacia la orientación sexual lésbica. Y tanto los organismos del sistema internacional de derechos humanos como el Código Penal de Argentina tienen tipos penales específicos para nombrar estos delitos, que no solo atentan contra las vidas de las víctimas sino que envían un mensaje admonitorio a poblaciones vulnerables. Se trata de desarmar la complicidad social, un elemento crucial para que estos crímenes existan. La carga penal es la misma que en un homocidio, pero no se trata de punitivismo sino de una justicia que apunte a la comprensión del caso, a generar políticas de prevención y a transformar las vidas de las todas las personas para que vivan en condiciones de igualdad.
En el Código Penal de Argentina en 2012 se reformó el artículo 80 y se introdujeron artículos que aluden específicamente a femicidio (art. 11) y a crímenes de odio basados en la orientación sexual o identidad de género, agravante contemplada en el artículo 4, que se refiere al homicidio cometido “por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión”.
Así como se usa la palabra “femicidio” para hablar contra crímenes cometidos por razones de género, “travesticidio” o “transfemicidio” para hablar de los crímenes cometidos hacia personas travestis y trans, se utiliza “lesbicidio” para hablar de delitos de odio contra lesbianas.
El ataque
En la medianoche entre el domingo 5 de mayo de 2024 y e lunes 6, Justo Fernando Barrientos, quien vivía en un cuarto contiguo al que compartían las cuatro víctimas el hotel familiar Canarias de Barracas (Buenos Aires), abrió la puerta y arrojó un artefacto explosivo hacia las camas donde dormían y las prendió fuego.
Pamela falleció pocas horas después del ataque. Roxana un día después y Andrea al cumplirse una semana. Todas a causa de las quemaduras.
La vida después para la única sobreviviente
Sofía pasó varias semanas internada y asistida por dispositivos que tejieron redes de activismo, la organización Yo no Fui, el Hospital Bonaparte, entre otras instituciones. Sofía perdió a sus amigas, a su pareja y el espacio que habitaba. Hoy vive en Casa Andrea, un hogar comunitario para mujeres y diversidades, iniciativa de organizaciones, y es acompañada por red de activismos lésbicos. En diciembre un fallo de la Justicia de la Ciudad resolvió que el Gobierno de CABA debe garantizarle vivienda. A más de un año del lesbicidio múltiple, las organizaciones siguen reclamando para ella una reparación.
