Traicionados y desclasados, pero seguimos siendo clase trabajadora.
La lista de gente de derechas, o de ultraderecha, e incluso fascistas, que se han hecho pasar por gente de izquierdas, para ser caballo de Troya para la destrucción de la izquierda organizada, o para medrar a costa de traicionarnos es interminable.
Desde sindicatos a partidos políticos han sido infectados, y muchos podridos hasta la médula por esta lacra de la clase trabajadora.
Tenemos y hemos tenido a traidores e infiltrados, son legión, gente como Fidalgo que pasó de CCOO a las FAES de Aznar, Nicolás Redondo, Toxo, Tamames, y una larga lista de políticos del PSOE retirados como Felipe González, Alfonso Guerra, o García Page y Joaquín Legina, el PSOE está lleno de fachas muy fachas.
También hay muchos exmilitantes del PC, y algunos traidores de nueva hornada, que ya apuntaban maneras, como Yolanda Díaz, Alberto Garzón, o Enrique Santiago.
Nos han traicionado muchas veces, pero lo peor es que muchos trabajadores han asumido la moral del esclavo, nos hemos creído los argumentos del poder, hemos perdido la conciencia de clase, y ahora estamos desarmados frente el abuso.
“Si no luchas ten por lo menos la decencia de respetar a quien lo hace”, nos lo dijo José Martí.
Los que luchamos lo hacemos por nosotros y por los nuestros, por nuestra clase, por nuestro futuro y el futuro de los que vienen detrás.
Los argumentos del poder son ideas fuerza falsas, como decir que el empresario nos da de comer, cuando es justo al revés, somos los trabajadores los que alimentamos su ambición, y aumentamos su cuenta corriente, los ricos no crean riqueza, la acaparan.
Si no eres capaz de montar una empresa sin explotar a los trabajadores, dedicate a otra cosa, porque la ley debe ser para todos, y el Estatuto de los trabajadores, el convenio, y las leyes, están para cumplirse.
Las cúpulas de CCOO y UGT están vendidas y podridas, el poder y la derecha ha corrompido a estos sindicatos, traicionando a los verdaderos sindicalistas que se jugaron la vida para fundar estos sindicatos.
Pero CCOO y UGT no son “los sindicatos”, son solo “dos sindicatos”, que cada día tienen menos apoyo de la clase trabajadora.
La clase trabajadora necesita los sindicatos, pero sindicatos de verdad, sindicatos de clase, sindicatos de las trabajadoras y trabajadores dispuestos a defender nuestros derechos y nuestros intereses.
Necesitamos sindicatos de clase y partidos realmente de izquierdas, de esos que los medios y el poder no quieren porque son capaces de cambiar la historia, de despertar a la clase trabajadora, y demostrarles que tenemos el poder en nuestras manos, siempre lo hemos tenido, pero lo hemos olvidado.
André Abeledo Fernández (Delegado de personal de la CIG en MERCADONA)