Palestina. Un año de genocidio, 76 años de ocupación

Un año después del 7 de octubre, Israel sigue con el genocidio en Gaza, con más de 42.000 muertos y cerca de 100.000 heridos, más miles de desaparecidos bajo los escombros. Endurece la ofensiva en Cisjordania con cientos de muertos y miles de detenidos/as. Ahora ataca a Líbano con cerca de 2000 muertos (más que en la guerra del 2006) y 10.000 heridos. Ha bombardeado Siria y amenaza con extender la guerra a Irán. En una huida hacia delante Netanyahu pretende una mayor implicación de EEUU y de otros imperialismos europeos, que son imprescindibles para su ofensiva global en la región.

En Líbano, los bombardeos efectuados con aviones F-35 facilitados por EEUU, fueron precedidos por los ataques terroristas cuando cientos de “buscapersonas” y al día siguiente “walkie-talkies”, se hicieron estallar simultáneamente en diferentes zonas del Líbano, matando a 46 personas e hiriendo a más de 3.000. Netanyahu tenía necesidad de presentar un “éxito” después de que no puede ocultar el fracaso de la operación en Gaza respecto a los tres objetivos fijados: ni han liberado a los rehenes, ni controla a Gaza ni se ha eliminado a Hamás y la resistencia palestina.

Sabe que continuar el genocidio y extender el conflicto es sinónimo de continuar en el gobierno de la extrema derecha sionista. A su vez los tambores de guerra le permiten prohibir nuevas manifestaciones y acallar las voces que exigen su dimisión y un acuerdo para el alto el fuego que permitiera liberar a los rehenes. A la crisis política cabe añadir que más de medio millón de israelíes han abandonado el país y una grave crisis económica. La política es seguir desangrando a Gaza, donde ha lanzado más bombas que EEUU en la invasión de Irak y acelerar en Cisjordania la expulsión de palestinos de sus tierras y casas para darlas a los colonos. El estado sionista arma y da carta blanca a los colonos para cometer violencia y asesinatos de palestinos. La expansión, ocupando más territorio, y la limpieza étnica se profundizan, impulsando su proyecto del Gran Israel.

El ministro de educación de Israel lo decía claro: “no hay diferencia entre Hezbollah y Líbano. Líbano será aniquilado. Dejará de existir”. La destrucción en el sur del Líbano es brutal, siguiendo el patrón de Gaza. Cientos de miles de personas han tenido que huir hacia el norte, mientras los sirios (más de 1,5 millones) que tuvieron que huir y ya vivían en condiciones durísimas en Líbano están presionados para que regresen a Siria.

Pero al igual que –pese a su absoluta superioridad tecnológica y militar- no ha logrado el control de Gaza, la resistencia en Líbano también está provocando muertes en las tropas invasoras. Mientras, las tropas de la ONU con soldados españoles incluidas, que por los acuerdos de 2006 deberían impedir acciones militares en el sur del Líbano, se esconden en sus cuarteles para dejar operar al ejército sionista. Y, por último, el gobierno israelí declara persona non grata al secretario general de Naciones Unidas Todo ello deja en evidencia el carácter agresivo y fascista del sionismo, y el gobierno de Netanyahu.

¿Cómo es posible tanta prepotencia e impunidad del estado de Israel? Israel no es sólo el proyecto racista del sionismo, es un proyecto estratégico del imperialismo mundial. Un enclave imperialista en un sitio vital para el control de una zona de grandes recursos energéticos. Un portaaviones imperialista contra los pueblos de Oriente Medio. Como decía Biden “si no existiera debería inventarse”. Israel se sabe imprescindible. Y son estas potencias las que han subordinado los regímenes árabes (desde Egipto y Jordania a Marruecos), al proyecto imperialista, al estado de Israel. Sin esa complicidad imperialista y los recursos que le destinan el estado de Israel sería inviable.

Caen todas las caretas. EEUU deja de lado las falsas palabras de paz, para anunciar que apoya el ataque de Israel al Líbano y una eventual respuesta conjunta (posiblemente con algún otro estado europeo) contra Irán. Aprueban una nueva ayuda militar en Israel de 8.700 millones de dólares, incrementando las tropas en la región, los buques de guerra y aviones de combate. La Unión Europea, con Alemania a la cabeza (que vende el 30% del armamento que importa Israel) son cómplices del genocidio sionista. Y en Alemania, Francia o Reino Unido se reprimen las masivas manifestaciones de solidaridad con el pueblo palestino.

El gobierno Sánchez-Díaz se escandaliza de lo que está pasando, pero ni corta el comercio de armamento con Israel, ni rompe relaciones. Limitarse al reconocimiento que hizo del estado palestino, con la supuesta defensa de ambos estados, es en esta situación complicidad con Israel. Lo mismo denunciamos del gobierno de la Generalitat que mantiene una oficina en Tel Aviv con un impulso preferencial de las relaciones comerciales.

No hay otro camino que fortalecer la solidaridad. Todo el apoyo a la resistencia del pueblo palestino y ahora libanés. Las movilizaciones han llenado las calles de todo el mundo. También en EEUU con las importantes movilizaciones de la juventud estudiantil, también de judíos no sionistas, con concentraciones de protesta en las convenciones demócratas. Los pueblos se identifican con el pueblo palestino como símbolo de lucha contra la opresión imperialista. Hay que hacer tambalear el entramado de complicidad imperialista, aislar al régimen sionista, exigir a todos los niveles -desde las administraciones locales, universidades, gobiernos autonómicos y centrales- el boicot y la ruptura de toda relación con el régimen y las empresas de Israel. Por eso fue tan importante la resolución que consiguieron los y las universitarias en las acampadas, especialmente de la Universidad de Barcelona.

5 de octubre de 2024

Josep Lluís del Alcázar
Miembro de Lucha Internacionalista

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