Israel parece haber comenzado su largamente planeada limpieza étnica del norte de Gaza, con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzando bombas, emitiendo órdenes de evacuación a múltiples hospitales, atacando a civiles con drones francotiradores y asediando poblaciones civiles para obligar a decenas de miles de personas a trasladarse al sur o morir. Se reportó que Israel ha estado lanzando panfletos sobre el campo de refugiados de Yabalia en las que ordena a la población que se marche y luego dispara a quien lo intenta.
Desde el 7 de octubre del año pasado, Israel ha cometido unos 100 7 de octubre en Gaza; decenas de trabajadores médicos estadounidenses que trabajaban como voluntarios en el enclave firmaron una carta abierta al presidente Biden en la que estimaban en más de 118.000 el número real de víctimas mortales de la embestida israelí. Israel también ha cometido unos dos séptimos de octubre en Líbano durante ese tiempo, y la mayoría de los 2.100 asesinatos israelíes en ese país se han producido en las últimas semanas.
Mientras se recrudece la matanza israelí tanto en Gaza como en Líbano, Benjamín Netanyahu ha emitido una declaración dirigida al pueblo libanés en la que le dice que necesita derrotar de alguna manera a Hezbolá para “salvar a Líbano antes de que se precipite al abismo de una larga guerra que conducirá a la destrucción y al sufrimiento como vemos en Gaza”.
Los funcionarios israelíes llevan meses diciendo que van a destruir Líbano como destruyeron Gaza. Ya en diciembre, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo: “Cada persona en Líbano puede tomar el mapa, la fotografía aérea de Gaza, colocarla sobre una fotografía aérea de Beirut y preguntarse si esto es lo que quieren que ocurra allí”. Ahora lo dice el propio Netanyahu.
Cabe destacar que la declaración de Netanyahu fue pronunciada en inglés, con subtítulos en inglés.En realidad no se trataba de una súplica hecha al pueblo libanés, sino de propaganda hecha para consumo occidental. Netanyahu no cree realmente que el pueblo libanés vaya a tomar las armas contra Hezbolá para impedir que su país sea destruido, sólo está creando una narrativa para justificar lo que ya planea hacer con Líbano.
Y Estados Unidos está animando a Israel a seguir adelante. El martes, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, declaró a la prensa que el gobierno de Biden ya no apoya un alto el fuego con Hezbolá y que, en su lugar, “apoyamos los esfuerzos de Israel para degradar la capacidad de Hezbolá”. Hace dos semanas, la CNN informó que la administración también había renunciado básicamente a un alto el fuego en Gaza.
Y aún no hemos hablado de Irán. NBC News informa que oficiales militares estadounidenses han estado discutiendo unirse directamente al ataque planeado por Israel contra Irán, potencialmente lanzando sus propios ataques aéreos contra el ejército iraní cuando Israel comience su ataque.
Tanto si EE.UU. se une a Israel en su próximo ataque como si no, Irán ya ha dejado claro que tomará represalias contra cualquier nueva agresión por parte de Israel, e Israel ha dejado claro que si Irán contraataca va a intensificar sus agresiones y tal vez comience a atacar la infraestructura energética iraní. Si esto estalla en una guerra a gran escala, como parece cada vez más probable, es inevitable que EE.UU. salga en defensa de Israel.
Axios y su especialista en inteligencia israelí Barak Ravid han publicado un nuevo informe sobre lo superfrustrada que se está volviendo la administración Biden con el belicismo israelí. A la manera típica de Axios, el medio informa que la Casa Blanca se está volviendo “cada vez más desconfiada” de las operaciones militares planeadas por Israel contra Irán y Líbano, pero que, a la manera típica de la administración Biden, sus fuentes estadounidenses admiten que EE.UU. “muy probablemente ayudaría a Israel a defenderse independientemente” de lo que suceda.
Quienquiera que gane las elecciones estadounidenses en noviembre parece estar comprometido a cabalgar con Israel en este camino hacia las profundidades del infierno.
En una entrevista con 60 Minutes, la vicepresidenta Kamala Harris defendió el apoyo genocida de la administración Biden a Israel, diciendo que las armas que les ha estado dando “permiten a Israel defenderse”. También nombró a Irán como el enemigo número uno de Estados Unidos.
En una aparición en el programa The View, se le preguntó a Harris qué habría hecho diferente del presidente Biden, y ella dijo: “No hay nada que se me ocurra”. Más tarde añadió: “Me has preguntado cuál es la diferencia entre Joe Biden y yo, esa será una de las diferencias: Voy a tener a un republicano en mi Gabinete”.
Y para que no cometan el error de pensar que Trump sería mejor, la semana pasada el ex presidente dijo que Israel debería atacar las instalaciones nucleares de Irán, y criticó a la administración Biden por no ser lo suficientemente agresiva en este frente.
“Le preguntaron [a Biden], ¿qué piensas de Irán, golpearías a Irán?”, dijo Trump en un acto de campaña el viernes. “Y él responde: ‘Siempre y cuando no golpeen lo nuclear’. Eso es lo que quieres atacar, ¿no?. Dije que creo que se ha equivocado”.
Cualquiera que todavía diga que Trump es un pacificador es un idiota. Declaraciones como esta están en total alineación con los peores belicistas absolutos de Washington como John Bolton o Lindsey Graham.
De todos modos, ahí es donde estamos ahora mismo. Esa es la trayectoria en la que nos tiene el imperio estadounidense. Un genocidio activo y limpieza étnica en Gaza, la amenaza de otra campaña de exterminio en el Líbano, y la aceleración hacia una guerra directa de horror inimaginable con Irán.
Hay que detener a estos psicópatas.
Caitlin Johnstone es periodista australiana. Escribe sobre política, economía, medios, feminismo y la naturaleza de la conciencia.
Fecha de publicación del artículo original: 9 de octubre de 2024. Traducción del inglés al castellano por Indymedia Argentina.
Fuente: https://www.caitlinjohnst.one/p/slaughter-in-gaza-and-lebanon-as