El sábado 21 de julio, la Campaña Nacional contra las Violencias hacia las mujeres Mendoza realizó un festival político- artístico en La Favorita, localidad en la que Gisela vivía con sus tres hijos. Por ANRed
La actividad comenzó cerca de las 11 de la mañana del Sábado con una radio abierta a cargo del programa “Cuestión de Mujeres”, retransmitido por Radio La Mosquitera, música en vivo con las Percuyanas y la cantautora Camila Millán, stand up a cargo de la actriz Jessica Echegaray, finalizando con un guiso colectivo. Al cierre del festival, las vecinas del barrio repintaron un mural con las caras de Johana Chacón, Soledad Olivera y Gisela. Este mural había sido tapado antes por el Municipio de la Capital y, por insistencia de las organizaciones, se logró que éste garantizara el espacio físico y los materiales. Por su parte, la familia había realizado una gigantografía que colaboró a que el vecindario se fuera acercando a la actividad.
Gisela tenía 24 años cuando salió de su casa el 19 de julio de 2015. Vivía con sus hijos -dos varones de 10 y 9 años y una pequeña de 4 años- y su mamá Ramona. La de Gisela fue una vida de muchas luchas e injusticias: había sido víctima de diversos tipos de violencia, fue abusada por un grupo de hombres que la golpearon y dejaron tirada fuera de una fábrica cerca de donde vivía. Este hecho de violencia impactó mucho en su vida, la impunidad generó un trauma para ella. Tuvo muy malas experiencias con sus parejas y con los padres de sus hijes, sufrió violencia física por parte de ellos, muchas de esas denunciadas. Tras la vivencia de todas esas experiencias tan duras de sobrellevar, Gisela vivía una cotidianeidad abrumadora. Pero lo que contrarrestaba esto era el apoyo que recibía de su familia y el amor que ella sentía por sus hijes, a quienes siempre intentó disfrutar y acompañar, trabajando para su bienestar como empleada doméstica y en algunas tareas en el Centro de Salud Andino.
Tiempo antes de su desaparición, Gisela salió de su casa y de regreso se reiteraba la brutalidad: un grupo de varones la golpeó y abusó de ella, tirándola en un descampado. Tras esta violación quedó embarazada. Existen varias conjeturas sobre este hecho, una de las principales es que miembros de las fuerzas de seguridad habrían sido participes del mismo. Tiempo después Gisela salió de su casa con su embarazo de 5 meses, y ya no regresó. Desde entonces se encuentra desaparecida.
La causa judicial de su búsqueda no ha mostrado avances. En la actualidad hay dos causas distintas, una en la justicia provincial y otra en la federal. La primera se encuentra en la Fiscalía de Homicidios a cargo del Dr. Carlos Torres bajo la carátula “Averiguación de paradero”; la segunda, recayó sobre el fiscal Walter Bentos, caratulada como “Averiguación de denuncia.” Ambas se encuentran en proceso de investigación. Según publicó un medio local, el abogado querellante Peñaloza afirmó que se han realizado algunas medidas: para los primeros días de agosto se espera una ronda de testigos en la causa provincial, y en la parte federal se han abocado a pedidos de informes; pero en lo “esencial no hay mayores movimientos”. También se está preparando un nuevo rastrillaje a la orilla de un cerro aledaño a La Favorita.
Sobre el estado actual de la causa y el significado de la desaparición de Gisela, nos decía Graciela Garípoli, miembro de la Campaña Nacional contra las Violencias hacia las mujeres Mendoza: “A tres años no hay imputados y no hay nada concreto que la Justicia esté investigando. Entonces, en especial, denunciamos al Fiscal Torres pero también a Gullé, el Procurador, el Jefe de fiscales que tampoco está exigiendo que su fiscal se ponga a trabajar. ¿Cómo leemos el caso de Gisela? Pensamos que ejemplifica las violencias de las mujeres de los barrios pobres. Una compañera que ya venía atravesando distintas situaciones de violencia o sea, que no se la escuchó; ella puso denuncias por una situación de violencia que tenía. Ya venía la vulneración de mucho antes de desaparecer. Una situación laboralmente muy precaria también. Como todas las violencias ya pesando sobre su cuerpo, que son las violencias que caen sobre todas las mujeres y las identidades disidentes de los sectores populares: la pobreza, la falta de trabajo, la falta de atención a su salud; todo lo que tenía que funcionar para prevenir no funcionó. Y una vez que sucedió esto, que Gisela desapareció, también cayó sobre ella este proceder de la Justicia patriarcal: no se la buscó como se debió, no se llamó a declarar. Nada del proceso de investigación, nos hace pensar que realmente haya un interés; lo que leemos del caso de Gisela es que al Estado no le importa la vida y los derechos de las mujeres de los barrios pobres. Ahora leía que, por ejemplo, desapareció un empresario y ya se activaron comandos, búsquedas. Con Gisela eso no estaba y eso es claramente producto de una justicia patriarcal y clasista”.
La Campaña Nacional contra las Violencias hacia las mujeres se origina en 2012 en Buenos Aires. En Mendoza actualmente está integrada por “Alta Llama” del Barrio La Favorita, “Aquelarre Agrupación Feminista”, Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Movimiento Popular La Dignidad, Bachillerato Popular “Nañankay”, “Venceremos” y militantes feministas independientes. ANRed conversó con Graciela en torno a la tarea de la Campaña en Mendoza: “Nace con la intención de poder articular entre distintos espacios que vienen del feminismo y la militancia territorial. En Mendoza surge con un pie muy fuerte con los casos testigos, aquellos que son emblemáticos y muy significativos en las luchas que se llevan adelante en la provincia. Lo de Gisela está bien presente desde el principio, porque somos organizaciones que veníamos articulando en el pedido de justicia por Gisela, por Johana, por Soledad. Ahora con la Campaña estamos logrando una articulación que ya no es una articulación entre espacios cercanos, sino ya conformando una orgánica propia, con un objetivo propio, eso es la Campaña. Tenemos como objetivo la visibilización y denuncia de todas las violencias que vivimos las mujeres e identidades disidentes. En ese sentido el trabajo se va a ir orientando a eso. En el caso particular de Gisela, se trata de poder visibilizar en toda la provincia y a nivel nacional cómo ha actuado la Justicia; o sea, la falta de acción de la Justicia en este sentido. Y también en poder denunciar concretamente la situación de violencia en la que vivimos las mujeres, no sólo por los vínculos violentos que tenemos con las parejas o ex parejas, sino también por la desidia del Estado por la falta de presupuesto, de políticas públicas, la falta de respuestas integrales básicamente en todas las áreas: en educación, salud, trabajo. Me parece que ese es el primer objetivo, visibilizar esas violencias, ponerle el cuerpo, hacerle frente, no sólo salir a denunciar si no también a decir qué queremos y cómo queremos que funcionen las políticas públicas”.
Fuente: http://www.anred.org/?p=99989