Una investigación del Instituto de Botánica del Nordeste (UNNE-Conicet) indagó sobre el uso de las plantas medicinales por parte de comunidades que habitan en el Iberá, y concluyó que es una práctica que se mantiene activa. Se registró el uso habitual de más de 90 plantas con fines medicinales, principalmente especies nativas.
28/08/2018
La medicina tradicional es un conjunto de prácticas empíricas incluidas en el conocimiento de un grupo social, que se transmiten oralmente de generación en generación con la intención de resolver problemas de salud, que afectan a la población local.
La Organización Mundial de la Salud indica que un alto porcentaje de la población mundial sigue dependiendo en gran medida de la medicina tradicional. Estas prácticas con plantas medicinales se llevan a cabo principalmente en poblaciones rurales por razones históricas y culturales, que se perpetúan dentro de ellas.
Entre los habitantes ancestrales del sistema de humedales del “Iberá”, ubicado en el centro-norte de la provincia de Corrientes, tales prácticas aún persisten, y la “medicina casera” juega un importante rol en estas comunidades con escasos recursos y acceso limitado a los centros de salud.
En este sentido, desde el Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE-UNNE-Conicet) se planteó la realización de un estudio “etnobotánico”, con el objetivo de investigar el uso de plantas medicinales en las comunidades rurales que habitan dentro de la Reserva Natural Iberá.
A partir de esto, surgieron otros objetivos más específicos, como la documentación de dolencias y trastornos más frecuentemente tratados con plantas medicinales, la forma de su preparación, y la identificación de los patrones de recolección y la identificación de plantas medicinales.
Las comunidades seleccionadas para la investigación fueron las conocidas como “Yahaveré”, Ñupy, Gallo Sapucay y Montaña, ubicados en el interior de la Reserva Natural del Iberá,
Las razones por las cuales esas comunidades fueron seleccionadas como áreas de estudio fueron la continuidad cultural y ambiental del territorio.
La recolección de datos se realizó durante cinco años en los cuales se realizaron diferentes técnicas etnográficas, junto con la recolección de muestras de plantas para atestiguar los datos según lo propuesto por diferentes manuales etnobotánicos.
Resultados. Según lo observado en el estudio, “entre los pobladores del Iberá la medicina natural es una práctica muy activa”.
Así lo explica la doctora en el área de Recursos Naturales, Analía Pirondo, becaria postdoctoral del Instituto de Botánica del Nordeste (UNNE-Conicet) y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura. El estudio contó con la dirección del doctor Héctor Keller.
El registro de especies de uso medicinal en Iberá incluye plantas nativas y exóticas, con una mayor proporción de plantas nativas (66) en relación con el número de plantas exóticas (23).
“Se registró que esta inclusión de especies exóticas es el resultado del intercambio de plantas nativas y extranjeras que se llevan a cabo desde tiempos históricos. En este sentido, se reconoció que fueron los procesos migratorios desde y hacia las comunidades estudiadas, a partir de las cuales se han incluido diferentes plantas medicinales al Iberá” comentó la doctora Pirondo.
Las 90 especies de plantas medicinales inventariadas fueron indicadas para tratar más de 170 enfermedades, que se manifiestan en 12 sistemas corporales.
En primer lugar, el sistema digestivo se destacó como el sistema corporal más citado, con respecto al número de plantas utilizadas para tratar los trastornos recurrentes, y en segundo lugar se distinguieron las enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio, que se mencionaron como tos, gripe, resfríos y dolor de garganta.
En tercer lugar, se mencionaron y describieron con frecuencia diferentes dolencias del cuerpo, los huesos o la cabeza, dolencias vinculadas directamente con la forma de vida en el campo.
Finalmente, se destacaron un alto número de enfermedades relacionadas con la piel, como picazón, hinchazón, lastimadura, verruga, quemadura, picaduras, que generalmente se tratan con ungüentos de grasa animal o lavados en las partes afectadas con preparaciones derivadas de las plantas medicinales indicadas para estos tratamientos.
Prescripciones. Justamente, respecto a las prescripciones indicadas para utilizar las plantas medicinales antes mencionadas, se destacó la infusión como la principal forma de preparación, preparándose como té o “mate”.
Luego se mencionaron las prescripciones que requieren tratar las enfermedades directamente sobre la parte del cuerpo a través de lavados y ungüentos. También se reconocieron otros tipos de prescripciones, como los macerados que usan solo raíces o corteza.
En cuanto a la dosificación de cada receta, depende de la parte de la planta que se utilizará, como hojas, flores, tallos, porciones de corteza, entre otros.
Con respecto a la preservación de las plantas, se reconoció que, en general no tienen tratamientos es decir que se usan frescas cuando están reunidas alrededor de las viviendas. En cambio las plantas que se almacenan, previamente secadas, son aquellas que los habitantes tienen acceso limitado por diferentes motivos, como ser que están ubicados a grandes distancias, por ser preparados en los que sólo se usa la flor, ser especies ubicadas en áreas con acceso limitado y estar actualmente sobre tierras privadas, o aquellas plantas confinadas a sitios afectados por los períodos estacionales del humedal.
Sobre los patrones de recolección quedó demostrado que lo que los determina en primera instancia es el grado de manejo que hace el hombre de las plantas medicinales, diferenciando las así a las que se encuentran en estado silvestres, las que deben ser cultivadas y las que son adquiridas en estado seco listas para ser consumidas
Prácticas mágico-religiosas. Una observación destacada del estudio refiere al uso de plantas mágico-religiosas, ya que también están incluidas en el bagaje cultural de Iberá.
En esta categoría de plantas mágico-religiosas se pueden mencionar plantas que: se utilizan con fines preventivos como amuletos personales, otras que se colocan frente a las viviendas para disipar intenciones negativas que pueden traer enfermedades y disturbios emocionales en sus hogares, y especies que se usan como sahumerios en fechas claves para sanar la vivienda.
En este aspecto, las prácticas de sanación además de incluir plantas medicinales, continúan utilizando oraciones e invocación a diversas imágenes de santos o “gauchillos” locales, entre otros simbolismos, que contribuyen a dar fuerza a la curación, según lo observado en el estudio.
Algunas de estas prácticas no solo se utilizan cuando la enfermedad ya está presente, sino que también se indican con fines preventivos para evitar dolencias futuras.
Medicina Natural y Convencional. Se reconoció que el área doméstica se comporta como el contexto curativo por excelencia, como en la mayoría de la población rural.
Sin embargo, se observó que solo por ocasiones, en las que persiste el malestar, se acude a los centros de salud más cercanos para buscar curas alternativas o complementarias, ya que al regreso al hogar muchas veces se continúa con las indicaciones de su propia medicina en comunión con las indicaciones proporcionadas por los centros de salud.
Se registró que desde éstas visitas a los centros de salud comenzaron a incluirse prescripciones de enfermedades como diabetes, asma, ácido úrico, entre otras, que luego son tratadas con hierbas medicinales
CONCLUSIONES.
A modo de conclusión, en el estudio se afirma la herbolaria ibereña se comporta como una alternativa eficaz y segura para el tratamiento de las dolencias más recurrentes en el área estudiada, dependiendo mayoritariamente de la recolección en áreas silvestres, en menor medida de las plantas que son cultivadas alrededor de la vivienda y por último de aquellas plantas que son adquiridas de forma envasadas en los comercios de localidades vecinas.
“Este mantenimiento de las prácticas históricas de recolección y cultivos peridomésticos nos estaría indicando procesos de resiliencia ecológica-social que aseguran la autosuficiencia de la herbolaria local, sumado al minucioso conocimiento ecológico tradicional presente entre los miembros de las comunidades, el cual no solo aporta estrategias de acceso y mantenimiento de la diversidad de especies medicinales, sino que es la garantía para dar continuidad en el tiempo del uso del recurso medicinal involucrado en los problemas de salud en comunidades con pocos recursos económicos y limitado acceso a los centros urbanos como las comunidades ibereñas” indica la investigadora.
Asimismo, se reconoció como estrategia de diversificación de la herbolaria ibereña la incorporación de especies exóticas con sus conocimientos asociados, hecho que demuestra mecanismos de hibridación de conocimientos ancestrales con la incorporación de nuevos elementos de orígenes diversos.
Para la Dra. Pirondo, “este cúmulo integral y flexible de saberes vinculados a la medicina tradicional del área de estudio se mantiene vigente y activo dependiendo en mayor medida de las especies en estado silvestre que presenta el ambiente en el que viven”.
Por ese motivo, se sugiere el mantenimiento y acceso hacia la flora nativa por parte de las comunidades ancestrales que habitan el macrosistema Iberá, con el fin de conservar la biodiversidad presentes en los Esteros del Iberá, la cual no solo está estrechamente vincula con la diversidad cultural, sino que sin la preservación de la saberes tradicionales no se podría conservar la biodiversidad presente en el Iberá.