Un estudio de la Facultad de Económicas de la UBA muestra que las subas del SMVM dictadas por decreto por Milei en febrero, mayo y julio fueron, en realidad, una rebaja salarial muy fuerte en términos reales ante la inflación. En los dichos del titular del Ejecutivo se dibuja un panorama exactamente contrario.
El Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) que fija el Consejo del Salario y que, ante la falta de acuerdo, tuvo sus últimos aumentos resueltos por decreto por el Poder Ejecutivo Nacional, sufrió una caída real del 29% en el último año, ubicándose en niveles inferiores a los de 2001.
Así lo señala un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Este retroceso se dio en un contexto de alta inflación y aumento de tarifas, que erosionaron significativamente el poder adquisitivo de los trabajadores.
En el estudio, titulado “Panorama del empleo asalariado formal y de las remuneraciones” y que cubre distintos aspectos de la evolución reciente del empleo formal y el salario en Argentina, se muestra que la caída más brusca de las últimas décadas fue producto de las políticas económicas del actual gobierno, que tuvo su debut con una brutal devaluación al asumir.
En efecto, en diciembre de 2023 el salario mínimo vital y móvil se contrajo 15%, seguido por una caída aún mayor, del 17%, en enero de este año.
La tendencia decreciente previa, conjuntamente con la fuerte contracción de estos meses, ubica al salario mínimo en términos reales en un valor similar al de 2001, antes del colapso de la convertibilidad. Asimismo, implica una erosión de casi 60% respecto del valor máximo de la serie, en septiembre de 2011.
“Hay mejoras en los salarios reales y en las jubilaciones”, le dijo Javier Milei a Antonio Laje el pasado 15 de octubre en el canal controlado por Mauricio Macri, LN+. El miércoles pasado, en una amable entrevista con Esteban Trebucq, libre de repreguntas incómodas, continuó: “Los salarios reales están por encima de lo que recibimos al asumir: eran de US$300 y hoy son de US$1100”. En la misma línea delirante dijo que bajó la pobreza.
En tanto que el empleo asalariado formal continúa contrayéndose. En el mes de julio (último dato disponible) 10.1 millones de personas eran trabajadores asalariados registrados en la seguridad social, de acuerdo a los datos desestacionalizados del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Ello incluye al empleo asalariado en el sector privado, en el sector público y en casas particulares.
La dinámica contractiva se ha venido verificando desde octubre de 2023, acumulando, por lo tanto, diez meses de caídas consecutivas. Durante este período el número de asalariados formales se redujo en algo más de 222 mil, representando una disminución acumulada de 2,1% respecto del mes de septiembre del año pasado.
Alrededor del 33% de esta caída se produjo entre diciembre de 2023 y enero de 2024, cuando se perdieron cerca de 73 mil posiciones formales asalariadas (-0,7%). Las caídas de los meses siguientes continuaron siendo significativas, pero disminuyendo su intensidad. La contracción fue de 0,3% en marzo, 0,2 en abril y mayo, y 0,1 en junio y julio.
Este retroceso ubica al número de asalariados formales en un valor similar al observado hacia fines de 2022, post-pandemia, y es inferior a todos los valores mensuales de 2023.
El análisis fue coordinado por Roxana Maurizio y Luis Beccaria, del Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL). Los autores destacaron que esta crisis salarial y laboral, agravada por la inflación, impacta directamente en el consumo y refleja un deterioro estructural que afecta tanto a los ingresos de los trabajadores como a la dinámica del mercado laboral.
Adjuntamos el informe que también se puede descargar en https://iiep.economicas.uba.ar/wp-content/uploads/2024/10/InformeEdil.pdf