Fue mientras ejercía la prostitución en Camino de Cintura, Provincia de Buenos Aires. Un hombre la atacó con saña y tiró en un pozo.
Por Vanina Pasik.
Edición: Ana Fornaro.
Liliana, “La Chaqueña” fue víctima de un crimen de odio el 3 de julio mientras trabajaba en la ruta, en Avenida Monteverde, en la Rotonda de Burzaco, distrito de Almirante Brown. El 9 de julio hubiera cumplido 65 años y ejercía la prostitución. Su familia espera que le entreguen sus restos para poder despedirla, y velar por la justicia para que haya “más conciencia y más cuidado” para condenar este crimen de odio.
Un hombre que se escapó en bicicleta por la ruta la atacó con un ladrillazo, la tiró a un pozo y la siguió apedreando. “Hay imágenes del momento en que comienza la agresión y cuando la tira al pozo, y cómo le siguió tirando piedras”, dijo a Presentes Lali, de 51 años, sobrina de Liliana y también mujer trans. Ella se puso en contacto con una señora que filmó y pudo declarar ante las autoridades cómo fueron los hechos. La Chaqueña murió en el Hospital Municipal de Rafael Calzada, un día después, el martes 4 a la madrugada. Había perdido mucha masa encefálica. Pese a los reiterados llamados de los vecinos, la ambulancia y la policía tardaron 45 minutos en llegar al lugar. La causa la lleva la UFI N°3 de Lomas de Zamora.
Testigo clave
La testigo del travesticidio es una amiga de la familia y le contó a Lali que ella solía ver a su tía dos o tres veces por semana ahí. Siempre se saludaban.
“No tardó cinco minutos en volver, el lunes pasado, que la encontró tirada en un pozo. Unos tres muchachos de un taller mecánico estaban viendo, y la mujer insistió que ayuden a sacarla, y la sacaron, hasta que llamaron a la policía pero diciendo que había un accidente. Entonces la policía les comunica que tienen que llamar al SAME. Pasaron los datos y la ambulancia tarda 20 minutos más en llegar”, relata Lali. Agrega que su tía presentaba una fragilidad mayor tras una cirugía por un Accidente Cerebro Vascular (ACV).
Quién fue Liliana
Liliana y sus hermanos vivieron casi toda la vida en Almirante Brown. Liliana llegó con su hermana del pueblo Laguna Pato (Chaco) cuando tenía 18 años. Su sobrina Lali, que era chica y todavía no había hecho su transición, recuerda que hubo un problema grave cuando a Liliana le tocó hacer el servicio militar obligatorio, porque “se descubrió su sexualidad”.
Después de la colimba, la Chaqueña tuvo un trabajo formal, breve. A los 25 años empezó a hormonizarse y se independizó de su hermana mayor. “Necesitó alejarse un poco de la familia para sentirse libre”, reflexiona Lali. “Aunque mamá jamás la juzgó ni la discriminó, siempre la cuidó y la acompañó en todo sentido”, agrega.
A los 27 años, Liliana se mudó a otro barrio, Ministro Rivadavia, a una cuadra del Polideportivo, “Y hace 15 años atrás tuvo un ACV y se volvió a vivir a mi casa, en San José en Almirante Brown”. Se construyó una pieza para ella en un pedazo de terreno que otro hermano le cedió. La casa se levantó haciendo rifas y gracias a las colaboraciones de los vecinos. Estaba bien equipada con su cama, su estufa, su televisión, su ropero, su mesa. Tenía todo lo necesario: la medicación, los tratamientos, los turnos médicos, cuidados de vecinos. A veces la familia le pedía que se cuidara y dejara la calle.
Buscar la libertad
Liliana amaba a Moria Casán, la imitaba y la pudo conocer. Participó en varias oportunidades del reality show que conducía la diva: ese living en el que las parejas debatían públicamente sus problemas.
“Ella quería seguir haciendo su vida así. Pero no que la maten”, remarca Lali, quien ingresó a trabajar en el Municipio de Quilmes por el cupo travesti trans, desde hace tres años, como chofera del área de Niñez.
“Decía que iba a morir en una esquina, que ella a la prostitución no la recomendaba porque era un oficio muy sacrificado pero que era feliz trabajando. Ella lo que más pensaba era en bañarse, ponerse una ropita, calzarse unos zapatos, pintarse, ponerse linda, perfumada e irse a parar ahí en la rotonda, a las 7 de la mañana, o en Lomas hasta las 12 de la noche. Recién estaba hablando con una compañera y su dicho siempre era que iba a morir puta y argentina, y con los labios pintados bien de rojo”.
Exigir justicia con perspectiva de género
Paulo Kyriakos, director de Diversidad del Municipio de Quilmes organiza los rituales de despedida. La comunidad necesita abrazarse. “Qué simbólico que suceda tan pocos días después de la marcha contra los trasvesticidios”, subraya, repasando las fotos del atardecer en Plaza de Mayo.
“Ya están las imágenes en la fiscalía”, asegura. Kyriakos. Él ha corroborado en sede de Tribunales todas las piezas del rompecabezas de la burocracia estatal. Quiere que la justicia convalide lo que la comunidad ya sabe: fue un crimen de odio contra una mujer travesti.
En Tribunales de Lomas hay una área de género a la que se le pidió intervención para que se comprometiera con el procedimiento. Ya intervino al área de género del Ministerio de Seguridad de la Provincia porque la denuncia estaba redactada en masculino. También sigue el expediente Daniela Castro, acompañando desde el Ministerio de Género bonaerense. “Con la experiencia dolorosísima que tuvimos cuando le quitaron a Diana Sacayán la figura de travesticidio estamos alertas, y vamos a observar atentamente, para que el poder judicial sea menos injusto y aplique algo de la diversidad que tanto le cuesta”, señala, en relación al revés judicial que significó la negativa de la Cámara de Casación penal de convalidar la figura de travesticidio que se había sentenciado en primera instancia.
“La compañera no sólo fue víctima de la violencia social, sino también del abandono por parte del sistema de salud”, remarcan desde la organización travesti trans Históricas Argentinas.
“Hoy me enteré de esta tragedia terrible. Yo conocí a Liliana hace muchos años atrás. Era una gran persona, vital y alegre. Me ayudó una vez con su ex pareja a levantar una pared en mi casa. Fue una luchadora muy querida”, responde por WhatsApp Lorena Caldara, una de las referentas de la organización Históricas.
Violencia estructural y pedido de reparación
Las personas travestis y trans que pasan los 40 años, como «La Chaqueña», son sobrevivientes, ya que la esperanza de vida de ese colectivo va de los 35 a los 40 años. Por eso, y por todas las violencias sufridas, para quienes pasaron esa edad y fueron víctimas de violencia institucional se exige una ley de reparación histórica. EL 24 de mayo de este año, más de 90 organizaciones participaron de la Primera Marcha Plurinacional por una «Ley de Reparación Histórica Ya », con más de dos mil personas. Fue una marcha también histórica por la cantidad de personas travestis y trans que llegaron de diversas provincias para participar de la convocatoria que lanzó la organización Travestis-Trans Las Históricas Argentina.