Las últimas elecciones han dejado un panorama inestable en España. Con Feijoo forzando una investidura fallida, la disyuntiva es o gobierno Sánchez (con o sin Sumar y con el apoyo de catalanes, vascos y gallegos) o nuevas elecciones. Un gobierno además que tendrá que aplicar en el 2024 los recortes que dicta Bruselas tras el paréntesis por la pandemia.
ERC y JXC negocian las condiciones para darle el voto favorable a la investidura de Sánchez. La demanda del referendo de autodeterminación ha sido rechazada por activa y por pasiva por el PSOE. Veremos qué ocurre con una amnistía que parece la pieza clave de un acuerdo, acompañada con algunos compromisos financieros y quizás algún traspaso. Pero alerta que no se repita la última reforma del Código Civil, que sacó la sedición, pero agravó la represión contra las manifestaciones. De acuerdo con una amnistía que, reconociendo que el Estado ejerció una represión sobre derechos fundamentales en el proceso, cierre la persecución y el sufrimiento de los y las 4.000 represaliados/as. Pero no a una amnistía para enterrar el referéndum del 1 de Octubre y el derecho de autodeterminación. No a una amnistía que ponga en el mismo saco a represores y reprimidos -como insinúa Yolanda Díaz-, para anular los procesos contra policías y guardias civiles. No queremos una segunda edición de la nefasta amnistía de 1977 que, en nombre de dejar libres luchadores y luchadoras, dejaba impunes las atrocidades del franquismo y lo blanqueaba.
Las elecciones de julio dejan también el retroceso de ERC, JXC y la CUP, con el aumento de la abstención en Catalunya. Es el castigo por la renuncia a defender el mandato popular del 1 de Octubre ante la embestida del estado. En la manifestación de la Diada del pasado año se rechazó el autonomismo del Gobierno de la Generalitat y más en particular de ERC, y se precipitó la crisis de Govern y la salida de JXC. Tampoco es que el Govern Torra avanzara en una política de ruptura con el estado, más allá del simbolismo. ¿Cuál es el plan de Puigdemont o JXC para hacer efectiva la República Catalana? Puigdemont se negó a proclamarla a las 48 horas del referéndum, como había sido aprobado y en plena huelga general, y acabó proclamándola con la boca pequeña el 27 de octubre, para aguarla segundos después, sin ningún llamamiento a defenderla y a continuación marcharse.
Tampoco la CUP ha escapado al castigo electoral. Cae en el mismo saco que ERC o JXC, por qué no ha dejado de presentarse como el ala izquierda del mismo bloque, no como una alternativa decidida a las renuncias de ERC y JXC. La posibilidad de una cierta unidad del independentismo acabó con el referéndum y a mucho estirar en la proclamación de la república el 27 de octubre del 2017. Porque no puede haber unidad en la renuncia, ni mucho menos con gobiernos de ERC y JXC que con los Mossos han contribuido a la represión del independentismo y de los movimientos sociales. Es necesario construir una alternativa y no reeditar unidades que se nos giran en contra. Pero la CUP insiste en ser el ala izquierda de un independentismo que sólo existe en los discursos de ERC y JXC, como en el acuerdo de gobierno en el ayuntamiento de Girona.
El estado ha golpeado duramente al movimiento aprovechando el repliegue político, más de 4.000 activistas han sido encausados/as. Hay desconcierto y confusión, también cierta desmovilización, pero no hemos sido derrotados por el Estado ni por el autonomismo.
En marzo avanzábamos algunas propuestas para salir del callejón en la Conferencia organizada por la ANC.
1) Movilización unitaria en defensa de todos y todas las represaliadas, sea de las fuerzas del Estado o los Mossos. Amnistía sí, pero no a cambio de renunciar a la lucha por la República catalana, ni para garantizar la impunidad de las fuerzas represivas.
2) La lucha antirrepresiva debe permitir establecer vínculos solidarios con el resto de los Països Catalans y con el resto de los pueblos del estado. Solidaridad con los jóvenes antifascistas de Pego y con los 6 de Zaragoza y muchos más. Es necesario avanzar con los movimientos del estado que cuestionan el régimen del 78 y aceptan el derecho de autodeterminación de los pueblos.
3) Una movilización mantenida y progresiva por la República Catalana. Necesitamos un plan de lucha, y con organismos permanentes de coordinación entre las fuerzas que nos reclamamos del 1 de Octubre, de la huelga general del 3 y de la proclamación de la República catalana. Un plan que debe combinar las movilizaciones masivas, con campañas permanentes de denuncia de las acciones del estado y de reivindicación de la ruptura con la Monarquía, por la República catalana. La defensa de la escuela catalana debe ser parte de ese plan de lucha.
4) Implicación con la lucha de los sectores obreros y populares. Hay que ampliar la base del independentismo, pero no por arriba con acuerdos con las organizaciones que apoyaron el 155, sino por la base trabajadora que sufre una situación económica de recorte de poder adquisitivo de salarios y pensiones, que ve el desmantelamiento y precariedad en la sanidad, educación y servicios sociales públicos, los desahucios… Ahora se exigen desde la UE más recortes para 2024. Un compromiso con la lucha feminista y LGTBI, con la lucha contra la destrucción medioambiental con megaproyectos. Es necesario un giro a la izquierda, un mayor compromiso con las clases populares. La huelga general del 3 de octubre de 2017 fue convocada por las organizaciones que hoy se reúnen en la mesa sindical (CGT, IAC, CNT, COS, CO.Bas, SO) y también por la Intersindical, con el apoyo de organizaciones que participamos en la Plataforma 3 de octubre. La República debe permitir identificar a una sociedad más justa e igualitaria, la República Catalana o será de la gente trabajadora o no llegará.
5) Buscando la solidaridad internacional entre pueblos. Hay que buscar la solidaridad, pero no esperando a que ésta nos llegue desde instituciones como la Unión Europea, que es un club de estados al servicio de las multinacionales, que no defenderá el derecho de autodeterminación de Catalunya. La solidaridad debe nacer de las organizaciones populares, de la izquierda internacional que acepte el derecho de autodeterminación de los pueblos.
6) Construcción de nuevos referentes políticos. No había ni habrá República catalana con la falsa ilusión de un proceso “de la ley a la ley”. Hay un punto de ruptura y unilateralidad que es inevitable y que es necesario preparar en las mejores condiciones. Es necesario reconstruir nuevos instrumentos políticos. ¿Esto pasa por convertir una entidad como la ANC en un nuevo partido político, presentándose con listas a las elecciones? Creemos que no, que necesitamos preservar instrumentos movilizadores como la ANC y no convertirlos en una nueva marca electoral. Pero no será un nuevo independentismo de derechas el que nos lleve a la República. Es imprescindible la conformación de un Frente de Izquierdas por la República Catalana con los dos ejes de ruptura: con el capitalismo y con el estado monárquico. Trabajamos para que la coalición CUP-UNCPG, donde participamos desde Lucha Internacionalista, sea eje de este frente, pero es necesario que la CUP dé un giro. Habrá que emplazar a las organizaciones de la izquierda revolucionaria, a sectores de la izquierda de ERC, a movimientos sociales, a sectores sindicales con los que se pueda acordar un programa de lucha por la República Catalana de la gente trabajadora. Esta es la tarea.
11 de setiembre de 2023
Lucha Internacionalista