“Se hace creer que la economía es una ciencia exacta lo mismo que el cura hacía creer que quien hablaba era Dios”
La economía no es una ciencia exacta y la oferta y la demanda no es ningún tipo de ley, por mucho que se repita o te cuenten el caso de las dos vacas o el de los países que comercian con telas y patatas. El propio Adam Smith hablaba de la “Divina providencia”, o sea Dios, antes de rebautizarla como “la mano invisible”. O sea que la economía dominante en la actualidad fue antes religión que ciencia, pero se convirtió en algo así como un dogma de fe científico que no puede ser renegado a riesgo de ser tachado de loco. Era necesario convertir aquellas ideas que defendían al capital y al libre comercio en leyes sagradas, aunque fueran mentira. Y ese ha sido el principal cometido de varias corrientes económicas desde hace cerca de un siglo, pasando por el There is no alternative...