El 30 de noviembre va a realizarse la cumbre del G20 en Buenos Aires, con las 20 potencias mundiales. El gobierno quiere demostrar al mundo y a los capitalistas que tiene bien controlada la situación política, aprobando -represión mediante- un presupuesto que se ajusta a las demandas del FMI. El despliegue represivo para cercar la Ciudad es digno de una película yanky: 40 mil efectivos de distintas fuerzas de seguridad, inteligencia y civiles. Bullrich ya anunció luego de la represión del 24 en Congreso que el operativo para el G20 será “muy superior” y actuarán rápido para “proteger el evento”.
Este “evento” que no es más que una demostración de poder, se desarrolla en un contexto mundial en el que China y Estados Unidos se disputan el control de los mercados y de las materias primas. El mismo contexto en el que Bolsonaro probablemente gane en Brasil, con una propuesta pro-dictadura, homofóbica, xenófoba y antiderechos por donde se mire. ¿Es que hasta ahora todo era color de rosas? No, como no lo era Argentina antes del 2015 pero no podemos dejar de sostener que se trata de un avance de políticas neoliberales, que vienen por lo que aún no han podido aniquilar en décadas anteriores. Y es en ese mismo contexto donde en Argentina, durante las últimas semanas varixs referentes políticos y sindicales de la oposición recibieron amenazas; donde hay vía libre para las infiltraciones, escuchas y persecución a toda persona que se oponga a estas políticas; donde conviven en los barrios los ya conocidos grupos parapoliciales y mafias diversas como lo hemos visto en Moreno con las amenazas, torturas e infiltraciones en la comunidad educativa; donde siguen los despidos en el ámbitos público y privado; donde se modificó el código procesal penal de la Ciudad, aumentando el tiempo de detención sin audiencia, ampliando los supuestos para dictar prisión preventiva e intervenir las comunicaciones y negando la defensa en el inicio de la detención; donde avanzan las reformas educativas, destruyendo las orientaciones técnica y especial en la provincia de Buenos Aires, avanza el proyecto de UNICABA con una política de vaciamiento de los 29 profesorados de la Ciudad de Buenos Aires; donde todas las paritarias siguen debajo de la inflación y la mayoría de las conducciones sindicales solo convocan a paros aislados sin un plan de lucha.
Por ahora, pese a la crisis económica y política, el gobierno sigue teniendo el control aunque como venimos diciendo desde El Roble, la presión y el descontento social crece y crece, pero aún no se logra unificar las luchas, coordinar, funcionar de manera organizada para resistir y avanzar. El macrismo y los gobernadores siguen implementando sus planes de ajuste con más represión y pauperización de lxs trabajadorxs y el pueblo.
Seguimos insistiendo en que la única manera de terminar con este gobierno es en unidad, en las calles y con la organización en cada lugar de trabajo, de estudio, en los barrios, desde abajo y de manera democrática, haciendo asambleas y reuniones donde decidamos acciones concretas, donde estudiemos y nos formemos pacientemente para entender la realidad y para intervenir. Ninguna receta servirá si no somos conscientes de que el enemigo es muy fuerte y está organizado para obtener ganancias y mantener el poder. Por eso, no confiamos en grandes líderes que vengan a proponer soluciones mágicas. Tenemos que ir conformando un polo que nuclee a todos los sectores de laburantes que se propongan una salida desde abajo, que no confíe en ningún sector de la burguesía y que tenga como norte la construcción de una sociedad sin explotación.
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Equipo de El Roble.