El sol de este miércoles iluminó una Ciudad de Buenos Aires con mínima actividad, con cortes en los principales accesos y ollas populares extendidas en todo el territorio nacional. En las principales ciudades del interior, como Córdoba y Rosario, hubo multitudinarias movilizaciones donde se cruzaron los reclamos del duro presente con la conmemoración de los 50 años del Cordobazo.
El gobierno, por su parte, repitió su doble juego de discurso neofascista y represión “quirúrgica”, con Patricia Bullrich, Gendarmería, Prefectura y la Federal al frente. La novedad de la fecha la introdujo el propio presidente Mauricio Macri, que en su momento de mayor debilidad política eligió montar una postal sombría junto a los altos mandos del Ejército y uno de sus principales operadores de inteligencia, el fiscal -en rebeldía- Carlos Stornelli.
Calles vacías
La medida se preveía rotunda en virtud de la amplia cantidad de gremios que adhirieron a la medida. Desde la conducción de la CGT -donde continúan ubicados los “gordos” y los “independientes” junto al sector de ultraderecha peronista identificado en el gastronómico Luis Barrionuevo- que puso la fecha; pasando por el Frente Sindical para el Modelo Nacional, encabezado por Camioneros, Bancarios y SMATA y que agrupa unas 70 organizaciones gremiales cegetistas; más las tres ramas de la CTA -la de los Trabajadores de Hugo Yasky, la Autónoma de Ricardo Peidro y el sector de la última que continúa identificada con Pablo Micheli- más las organizaciones que se orientan hacia las agrupaciones partidarias de izquierda -como el SUTNA- o incluso aquellas que no terminan de alinearse en ningún espacio, como el SiPreBA. La adhesión al Paro General fue prácticamente total, y eso se sintió fuerte hoy.
Fotos: Indymedia Trabajadoras/es
En las calles y avenidas del microcentro porteño, las estaciones de trenes, el movimiento era mínimo, aún menor al que se ve en un domingo lluvioso. En las zonas comerciales de los barrios de la Ciudad en cambio, la actividad era mayor, como viene siendo habitual en todos los Paros Generales. Pero la contundencia que tuvo la medida hoy es indiscutible y expresa un malestar cada vez más profundo.
Durante la mañana hubo cortes en los principales accesos. En el simbólico Puente Pueyrredón, el gobierno decidió presentar uno de sus nuevos artefactos de propaganda represiva: la “supervalla”.
– ¿Qué podemos hacer para que los manifestantes no corten el tránsito con maderas y gomas?
– Podemos cortar el tránsito nosotros con un coso gigante que cuesta siete millones de dólares.
– Usted es un genio. https://t.co/3b0tc6ka7B— Diego Mancusi (@diegomancusi) May 29, 2019
Allí, la Prefectura Naval y Policía Federal bloquearon los accesos y reprimieron a las 9.30 a manifestantes, hiriendo con balas de goma a dos integrantes. En el Acceso Oeste también hubo represión policial: le fracturaron la mano a una manifestante (más información aquí).
Ollas populares
Mientras la conducción de la CGT, de la que nada se esperaba, nada hizo, el sector de gremios díscolos que se agrupan en el Frente Sindical para el Modelo Nacional decidió profundizar una modalidad que había empezado a practicar el último 1° de Mayo, luego de haber realizado su propio Paro General por fuera de la estructura formal de la Confederación. En aquella ocasión, Camioneros organizó junto a movimientos sociales ollas populares en distintos puntos de la Ciudad y el conurbano.
Esta vez, la medida fue más profunda y más orgánica. Lo que en aquella ocasión fue más una apoyatura a los movimientos sociales, se convirtió en una tarea concreta de los gremios, con la apuesta de realizar entre ambos sectores -sindicatos y movimientos- tres mil ollas populares en todo el territorio nacional.
Al costado de la estación Constitución, Camioneros y la CTEP montaron en paralelo varias ollas, a las que se acercaron cientos de vecinas y vecinos de esa zona. Otros sindicatos montaron ollas directamente en la puerta de sus sedes sindicales. Fue impresionante ver cómo circulaban personas a buscar un plato caliente: el impacto real del hambre en la ciudad más rica del país.
La modalidad, con sus matices, demostró en la jornada tener el valor de generar un espacio fraterno de co-organización y encuentro entre trabajadores ocupados, trabajadores desocupados organizados y trabajadores desocupados que se encuentran a la deriva en la dura crisis del gobierno de Cambiemos.
Fotos: Indymedia Trabajadoras/es
Como ya ocurrió en otros Paros Generales en los que no hubo una marcha central en la Ciudad, el interior contrastó fuertemente con multitudinarias movilizaciones en ciudades como Córdoba -donde se sucedieron las actividades en conmemoración de los 50 años de la gran lucha popular del Cordobazo-, Rosario y Bahía Blanca, por mencionar algunas.
Mensajes sombríos
El gobierno envió a la ministra Patricia Bullrich a lanzar previamente al paro sus habituales declaraciones provocativas en línea neofascista. Palabras que van a alimentar los títulos de los medios hegemónicos y que son desarrolladas en largos soliloquios antisindicales por algunos columnistas reaccionarios que pueblan las radios AM.
En la misma táctica de proveer conceptos distractivos, el ministro de Haciendo Nicolás Dujovne aseguró que por el paro “el país pierde $ 40.000 millones”. Como de costumbre, el funcionario no se molestó en explicar en base a qué cálculos llega a esa cifra.
Dujovne dice que el país perdió 40 mil millones por el paro. Pero les trabajadores perdieron más de 1 billón de pesos con el gobierno de Cambiemos. Es decir unos mil millones diarios desde que asumió el gobierno de Cambiemos. https://t.co/38u0epVmyy
— Gustavo García Zanotti (@GGarciaZanotti) May 29, 2019
Más grave fue la puesta en escena del presidente Mauricio Macri, que realizó un acto junto al Ejército acompañado por su amigo personal, el ex jefe de seguridad en Boca y actual fiscal en rebeldía Carlos Stornelli, rodeado por el ministro de Defensa Oscar “El Milico” Aguad, el secretario de Seguridad del Ministerio de Seguridad de la Nación Eugenio Burzaco y Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos.
El vídeo es claro: funcionarios vestidos de sobretodo (como en aquellas fotos de 1979) parados al lado de oficiales uniformados en un día donde los trabajadores y trabajadoras pararon el país por completo y en la calle no pasa ni un colectivo. Apuntan a la mitad del país?
— Juan Alonso (@jotaalonso) May 29, 2019
Una y otra vez en la historia de nuestro país los ejecutores del ajuste han necesitado recurrir a la represión. Mientras más débiles se encuentran, más requieren recostarse en la violencia del Estado.
Desde el primer momento, el gobierno de Mauricio Macri se ha volcado a reforzar el aparato represivo. Ahora, cuando se le angostan las opciones, el riesgo de que busquen una salida abiertamente autoritaria se amplía. Si ese fuera el caso, le tocará una vez más al conjunto del pueblo y la clase trabajadora frenarla.