El mandatario boliviano obtuvo el 46.8 por ciento de los votos en las elecciones generales del domingo. El voto rural fue decisivo para evitar que haya segunda vuelta. El principal candidato de la oposición, Carlos Mesa Gisbert -quien fuera vicepresidente de Gonzalo “Goni” Sánchez de Lozada, que abandonó el cargo en 2003 tras reprimir las protestas conocidas como “la guerra del gas” dejando 70 muertos- llamó a desconocer los resultados.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, resultó electo por cuarta vez en las elecciones del domingo, junto a su compañero de fórmula el vicepresidente Álvaro García Linera.
De acuerdo con los resultados oficiales Morales, candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS), obtuvo los votos suficientes para ganar la presidencia en la primera vuelta electoral: 46.8 por ciento, frente al 36.7 de Carlos Mesa, es decir, un margen de 10 puntos porcentuales.
Ese resultado significa que Morales evitaría enfrentar a Mesa en una segunda vuelta electoral. La ley establece que, para definir una victoria sin balotaje, el candidato puntero debe tener más del 50 % de los votos, o al menos el 40 % con una diferencia de 10 % sobre el rival más cercano.
Denuncias de “fraude”
El lunes por la noche, con el 95,23 % de las mesas escrutadas, el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE) dio a conocer la victoria de Morales. Tras publicarse estos resultados preliminares, Mesa tildó de “un fraude escandaloso” y una “vergüenza” el papel de este organismo durante el conteo y la difusión del escrutinio rápido.
Más temprano, el Tribunal Supremo Electoral había suspendido la transmisión de los Resultados Electorales Preliminares, cuando el conteo había alcanzado un 83,7 % del total, esperando los datos que llegan de las zonas rurales más apartadas del país. Tras reanudarse en horas de la tarde, se difundió el resultado preliminar que dio como ganador a Morales en primera vuelta.
Ante este panorama, el candidato derechista llamó a desconocer la victoria del actual mandatario, y llamó a una “movilización democrática” a los integrantes de su espacio político, que se concretó inmediatamente con ataques a sedes de los Tribunales Electorales Departamentales (TED) y locales del MAS. En Potosí, Oruro, Tarija y Chuquisaca se registraron los hechos más violentos. El conteo de votos tuvo que suspenderse en La Paz, Oruro, Potosí, Chuquisaca y Tarija.
Lo más dramático se vivió en Potosí, donde dos personas se lanzaron del segundo piso de las oficinas del Tribunal Electoral Departamental (TED) para salvar sus vidas de las llamas. Quienes estaban en la calle se limitaron a filmar lo sucedido y a gritar cuando vieron que se lanzaban las dos personas, de quienes no se conoce su estado de salud.
Ese fue el corolario de una marcha convocada por la oposición. Una situación parecida se vivió en Tarija, donde saquearon las oficinas del ente electoral y quemaron documentación.
La Paz no fue la excepción, por el contrario hubo enfrentamientos entre seguidores del MAS y de Carlos Mesa, quienes intentaban ingresar al hotel Real Plaza, donde los vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) realizan el conteo de votos.
El ministro de Gobierno, Carlos Romero, aseguró que Mesa llamó a la violencia y que él será responsable de lo que ocurra. “Particularmente el candidato Carlos Mesa, de manera recurrente está convocando a la violencia y a la confrontación. Queremos decirle a quienes convocan a la violencia, que el que convoca a la violencia se hará cargo de la violencia, la violencia puede generar consecuencias funestas contra personas, instituciones, bienes públicos y privados”, advirtió.
Tradición política
La derecha boliviana, de fuerte impronta racista y oligárquica, tiene un largo historial en este sentido.
El episodio más importante del pasado reciente ocurrió en septiembre de 2008, cuando el “Comité Cívico Pro Santa Cruz” desató un virulento intento de golpe de Estado en la región de la media luna. El líder fue el empresario Branko Marinković -actualmente prófugo- que organizó y financió bandas armadas que buscaban separar por medios violentos los Departamentos Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija del resto del país.
En aquella ocasión, Evo Morales responsabilizó directamente a Estados Unidos por su responsabilidad en los hechos y expulsó al embajador estadounidense Philip Goldberg.
Tropas de choque de esa intentona fueron los integrantes de la Unión Juvenil Cruceñista (UJC), que durante años se habían dedicado a apalear a los migrantes de los Andes bolivianos llegados a las tierras tropicales del oriente para trabajar.
En sus actos era habitual los dichos denigrantes de los “collas”, como llamaban con énfasis despectivo a sus connacionales del occidente, y también oírlos cantar “el que no salta es una llama”, otro término despectivo.
Tras el fracaso del golpe, durante años la derecha estuvo fragmentada. Sin embargo, la violencia y el racismo continuaron, con hechos intermitentes pero persistentes.
Y ahora, al visualizar una oportunidad de expulsar a Evo del gobierno, recrudecieron. En diciembre pasado, cuando se resolvieron las habilitaciones para las candidaturas presidenciales, grupos de derecha atacaron la sede del Tribunal Electoral Departamental de Santa Cruz y otros edificios públicos. Y el mes pasado, nuevamente en Santa Cruz atacaron locales del MAS, dejando numerosos militantes heridos.
La atención bipolar de la OEA
La Organización de los Estados Americanos (OEA), que ha mantenido un estricto silencio sobre la represión en Chile, no ha parado de generar declaraciones públicas sobre Bolivia en las últimas horas.
La principal fue un comunicado descalificando el resultado electoral, difundido en la noche de ayer.
“La Misión de la OEA manifiesta su profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares conocidos tras el cierre de las urnas” del domingo, que estaban orientados hacia “una segunda vuelta” según el organismo.
La OEA ha sido repetidamente denunciada como una herramienta del intervencionismo norteamericano en el continente, perfil que se profundizó aún más bajo la gestión de su actual secretario, el uruguayo Luis Almagro.
Sindicatos bolivianos se movilizarán en defensa del voto que dio la victoria a Evo Morales
La Coordinadora Nacional para el Cambio (Conalcam) de Bolivia, que aglutina a las principales organizaciones sociales del país, anunciaron este martes, en rueda de prensa, una serie de acciones para defender los votos de este domingo en elecciones generales, que permitieron la reelección del presidente Evo Morales.
El movimiento de trabajadores bolivianos declaró un estado de emergencia, que implica movilizaciones pacíficas este miércoles en rechazo a las acciones de la derecha que desconoce el resultado de la participación popular.
“Se están aprovechando y quieren aprovecharse de esta coyuntura electoral y eso no lo vamos a permitir”, aseveró, por su parte, el secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), Juan Carlos Huarachi.