Dota después de desguazar ramales en otras de las empresas su grupo (Tomas Guido y San Vicente) y tras haber fracasado con el Pedido de Preventivo de Crisis, volvió a la carga pidiendo la readecuación de la Línea 60. Como parte de la misma jugada, amenazó con el cierre de la cabecera en Barracas a partir del 1ero de Noviembre. Frente a este panorama, los trabajadores convocaron a una vigilia para impedir dicho cierre. Vale recordar que allí se concentra el sustento de 300 familias.
El pasado 30 de octubre se publicó en el Boletín Oficial que el Subsecretario de Gestión del Transporte Guillermo Krantzer habilitaba la readecuación de los ramales de la línea. En los hechos esto es quedarse sólo con doce de los diecinueve ramales y partir la línea en dos, sin comunicación entre las dos cabeceras (la de Barracas en CABA y la de zona norte del GBA, en Matzwich). Implica además que en la de cabecera de Barracas solo funcionen dos ramales que llegarían hasta Belgrano; y que los ramales de zona norte lo hagan hasta Barrancas de Belgrano, obligando a las y los pasajeros a abonar dos pasajes en lugar de uno. A su vez significa dejar sin servicio a muchísimos trabajadores y trabajadoras de barrios humildes del conurbano como Las Tunas, Delfino entre otros barrios. Vale decir que este nuevo intento de ajuste por parte del Grupo Dota es también un nuevo ataque político a la organización obrera, en tanto implica dividir al cuerpo de delegados y difundir miedo en la base al plantear la posibilidad concreta de despidos masivos.
En camino de impedir esto, el mismo 31 de octubre los trabajadores paralizaron la línea en su totalidad. Durante la vigilia nocturna, se concentraron un gran contingente de trabajadores de la 60 junto a un importante número de trabajadorxs y activistas que se acercaron solidariamente a la vigilia.
Frente a esto, la Secretaría de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, habilitando quince días hábiles, en los cuales la empresa informará cuáles son sus nuevos planteos. Mientras que los trabajadores por su parte realizarán las impugnaciones pertinentes e irán elaborando un plan de lucha discutido en asambleas para resolver cuáles son los pasos a seguir. Consultado por El Roble, uno de los delegados nos decía además que seguirán trabajando conjuntamente con otros sectores de obreros en lucha, del movimiento estudiantil, así como organizaciones sociales y políticas, como forma de difundir el conflicto y buscar la más amplia solidaridad para impedir el desguace de la Línea y defender los 300 puestos de trabajo que hoy están en peligro. En este camino, el mismo delegado destacaba la importancia de la Coordinadora Obrera de CABA recientemente conformada a partir de distintas luchas, como Ansabo, la Interhospitalaria o la toma de Kimberly Clarck.
El conflicto está abierto, puesto que Dota está decidida a reducir personal como forma de impulsar aún más sus ganancias, pero el colectivo obrero está de pie para impedirlo. Desde hace años, con avances y retrocesos, los compañeros de la Línea 60 han sido un gran ejemplo de lucha no solo para las otras líneas de colectivos sino para el conjunto de la clase. Por eso es fundamental tomar la consigna que supieron hacer carne durante la histórica huelga de 2015: “¡Si tocan a uno, nos tocan a todxs!”.
¡Viva la lucha de los trabajadores de la 60! ¡Los despidos y el desguace no pasarán!
Por Facundo Anarres – PRC.