Este jueves 3 de agosto se realizó una nueva jornada del juicio en el que se ventilan los crímenes de lesa humanidad cometidos en el Centro Clandestino de Detención (CCD) conocido como 1 y 60 –sede del Cuerpo de Infantería de la Policía bonaerense- y en la Comisaría 8° de La Plata durante la última dictadura cívico-militar. En esta ocasión se produjeron tres testimonios: el de Cristina Scattolini, que permaneció en cautiverio al igual que su pareja Carlos Eduardo Unzuaga desde el 10 de abril al 11 de mayo de 1976; Javier Marcelino Herrera, un militante peronista y trabajador penitenciario que pasó casi 5 meses en el CCD de 1 y 60 hasta que lo trasladaron a la UP 9; y Raúl Rubén Castro, quien fuera secuestrado junto a su mujer embarazada de tres meses.
Javier Marcelino Herrera había sido uno de los impulsores de la mutual para empleados del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) y, junto a dos compañeros suyos –tanto de la mutual como de su militancia peronista-, se reunió el 12 de abril de 1976 con el Presidente de la mutual de suboficiales del Ejército, Félix La Rubia.
El objeto de la reunión era buscar asesoramiento y apoyo frente a lo que Herrera y otros trabajadores del SPB temían: que resultaran secuestrados por parte del aparato represivo bonaerense. Durante las semanas previas habían sido secuestrados Carlos Únzaga con su esposa, Juan Miguel Scatolini y su esposa, y Héctor Horber –además de su suegro y un sobrino-, todos militantes peronistas e integrantes de aquella fuerza.
“Junto a Félix La Rubia me presenté ante la SIDE, cuya sede en La Plata estaba en 55 entre 7 y 8, y nos entrevistamos con el coronel Campoamor, quien nos aseguró que no pasaba nada, que no había ningún pedido de captura ni denuncia. Para más seguridad, me dijo que fuera a ver al coronel Presti, del Regimiento 7 de Infantería. Fuimos y esperamos un rato. Llegó la hora del almuerzo, nos invitaron a comer, y alrededor de las 14 horas, cuando íbamos a ir al baño, nos dimos cuenta que alguien nos había empezado a custodiar, a seguir los pasos…”, relató el testigo a los jueces del TOF 1 de La Plata durante la séptima jornada del juicio.
Para Herrera la situación se había complicado. En un momento llegó un carro de asalto con miembros de la policía de la Provincia y lo encapucharon, con las manos esposadas a la espalda, para luego llevarlo al CCD de 1 y 60.
Por las noches, coincidió el testigo con quienes ya han declarado en las audiencias previas, venían a buscar a algunos y se los llevaban a las salas de tortura: una de ellas estaba en Arana, por ejemplo: “A nosotros nos llevaron en dos oportunidades. Estaba yo, Cardarola, Horber, Juan Scatolini, Uruti, y nos torturaban con picana. Al compañero Vaca Arias lo torturaron hasta tal punto que el oficial de servicio d ese día, alguien de apellido Vidal, pidió que viniera un médico para revisarlo”.
Sobre las rutinas en el cautiverio narró la escasez de la comida, el régimen de excepcionales salidas al aire libre y el uso permanente de las vendas sobre los ojos: “De los 5 años que estuve preso –pasé por dos cárceles de Chaco y luego estuve en Caseros- siempre ocurrió lo mismo: en general había tres guardias, una muy severa, durísima, había otra intermedia y otra que parecía más relajada. En Caseros, cada dos meses, nos cambiaban de pabellón entre uno al que entraba luz natural y otro al que no. Supongo que con esas prácticas buscaban desestabilizarnos a los presos políticos”.
Sobre el 12 de julio de 1976, día de su cumpleaños, el testigo recordó que se produjo una visita al CCD de 1 y 60 del por entonces Jefe de la Policía de la Provincia, el coronel Ramón Camps. Desde ese día el régimen de encierro se endureció aún más y les fueron quitados los pocos “beneficios” a quienes permanecían en cautiverio.
Acerca de la pertenencia institucional al SPB de varias de las víctimas que pasaron por 1 y 60, Herrera explicó que cuando asumió la gobernación de la Provincia de Buenos Aires Oscar Bidegain fueron nombrados ministro de gobierno Manuel Urriza y jefe del SPB el coronel Norberto Ugolini.
Éste último había sido militar peronista del Regimiento 7 de Infantería que el 7 de junio de 1956 había protagonizado el levantamiento militar junto a la guarnición de Campo de Mayo. Incluso los asesores de Ugolini en el SPB eran militantes peronistas y pertenecían a una agrupación política llamada precisamente 7 de Junio.
Tales antecedentes y pertenencias ideológicas, sumado a la muerte de Perón y la renuncia de Bidegain –que resultó reemplazado por Victorio Calabró, de fuertes nexos con el servicio de inteligencia de la Armada- derivó en la posterior persecución de los trabajadores del SPB, de los cuales uno fue Herrera.
La próxima jornada del debate oral y público será el jueves 10 desde las 9:30.