El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) analizó el impacto en el empleo de las medidas económicas de Javier Milei y Luis Caputo, con la brutal devaluación del 118% dispuesta a pocos días de asumir y la inmediata caída de ventas y consumo que le sucedió. El resultado destructivo sobre los puestos de trabajo repercute en todos los sectores productivos y regiones del país.
Compartimos el informe:
Despidos ya! El desempleo en la era de Milei
¿Cómo impactó la devaluación en Argentina en los ingresos, ventas empresariales y el empleo, y qué predice esto sobre el futuro económico del país? Exploramos las consecuencias y el desenlace de esta situación económica crítica.
Por Guillermo Oglietti.
La economía, como una obra de teatro clásica, tiene su secuencia de escenas bien pautadas. El primer acto de la obra fue el desplome de los ingresos populares provocado por la devaluación del 118% de la moneda (la devaluación diaria más elevada de la historia de la argentina).1
Esta caída de ingresos, naturalmente desencadenó el segundo acto, un desplome de las ventas de las empresas y la acumulación de sus stocks sin vender. Este acto, que comenzó a percibirse informalmente desde diciembre, con la caída en el número de turistas, de la construcción y de los relatos de caídas de ventas de empresas y comercios, comenzó a corroborarse formalmente con los primeros datos estadísticos publicados en abril y mayo: -21% interanual de caída de la industria en marzo, -42% en la construcción, -11% interanual en febrero de las ventas de supermercados, -24% de caída interanual de las importaciones del primer trimestre, -32% interanual en marzo de patentamientos, -19% interanual de la recaudación real de tributos internos en abril. Un derrumbe inédito de la actividad productiva, que llevó todos los registros de actividad a niveles de Pandemia, peores que la crisis de 2001 (la caída de la industria interanual en el primer trimestre de 2001 fue de 6,5%, un tercio de la caída actual2).
El tercer acto, en pleno desarrollo, son los despidos. En la tabla 1 mostramos una recopilación de los registros publicados en medios nacionales, provinciales y locales y en fuentes oficiales sobre medidas de reducción de producción, suspensiones y despidos en empresas privadas y públicas desde diciembre en todo el país, que afectan a más de 127 mil trabajadores.
El grueso de las empresas argumenta que los ajustes se explican por la caída de ventas y la acumulación de stocks no vendidos. En el granero del mundo, las empresas alimenticias están reduciendo la producción a pesar de que hay hambre. Las empresas Bimbo, El Noble, San Martin del Tabacal (Seabord Corp), Arrebeef Frigorífico, Pepsico y Danone están ajustando sus plantillas despidiendo o suspendiendo a casi 400 trabajadores a los que se suma una enorme pérdida de más de 10 mil puestos perdidos en las empresas pesqueras de la Patagonia. Once empresas productoras de material y aparatos eléctricos también ajustan su personal afectando a más de 800 trabajadores. Encontramos empresas como Mirgor, Electrofueguina, Longvie, Newsan, Neba etc en esta situación que subestima la realidad de muchos despidos de empresas proveedoras que no salen en los medios. Prácticamente todas las fábricas de autos y material de transporte están reduciendo el personal. Empresas como Toyota, que un año atrás mostraba dificultadas para contratar personal cualificado, ahora ha anunciado su plan de anticipar 400 retiros voluntarios. Volkswagen suspendió sus actividades y extendió sus vacaciones y la lista incluye empresas emblemáticas como General Motors, Renault, Nissan, Marcopolo y Pauny, proveedora de tractores. La contracción de empleos también afecta al comercio y, si bien son relevantes los 164 despidos anunciados por ChangoMás, deben sumarse otras empresas de las que sabemos que existen despidos, aunque no sabemos cuántos, como las comercializadoras de electrodomésticos minoristas, Naldo, Frávega, Musimundo. Los despidos de ámbito local en algunos casos son registrados por los sindicatos de empleados de comercio de algunas ciudades del país que nos confirman que se trata de un fenómeno generalizado. En el sector de la construcción, observamos que donde antes había obras, ahora hay despidos. Las represas del sur, la fábrica de griferías FV, la de cerámicos Cerro Negro y etc. Las suspensiones y despidos en el sector de la industria siderúrgica no se limitan al caso de Acindar. Empresas como Montich y Servicios Industriales también afectan a cientos de trabajadores. Más de 20 empresas en la industria textil y del calzado están realizando suspensiones y reducciones del personal. Trece empresas de comunicaciones e información están en el mismo proceso y destacan casos como los del grupo América, Telefé y muchos más por todo el país. Identificamos a 3 empresas reduciendo su personal en la industria de la madera, muebles y colchones, a 4 empresas en el sector de la minería y la energía, a 3 empresas fabricantes de neumáticos, a otras 3 en el sector de la petroquímica y plástico y a numerosas empresas que brindan servicios varios, desde sanatorios, hasta hotelería, colegios, seguridad privada, transporte, suministro de agua, gas y electricidad.
En todos los sectores y en todos lados se está produciendo este fenómeno. Como se observa en la tabla, el ajuste en la plantilla de trabajadores es un fenómeno que no afecta a una región o provincia en particular sino a todo el país, es un fenómeno extendido, algo característico de las crisis que no se originan en problemas puntuales sino en eventos tectónicos, el tercer acto es un terremoto.
Reflexión final
Como si no fuera poco el haberles arrebatado ingresos a las familias, bajándolas de pobres a indigentes, de clase media a baja y de media-alta a media, la angustia social crece con la posibilidad de perder el empleo. Definitivamente, si hay algo peor que ganar poco, es no ganar nada. Más aún en este contexto de depresión económica generalizada, cuando salir a buscar un empleo significa competir con los miles de expulsados del sector público y privado por un puesto de trabajo mal pago y que ninguna empresa está en condiciones de crear debido a la depresión. El nuevo gobierno es el Rey SADIM, que todo lo que toca lo destruye y no es difícil anticipar la siguiente escena. El desenlace de esta obra titulada “la mini-Convertibilidad de Milei” no queda librada a la imaginación del lector. El final ya está escrito y es el mismo que encontrará en los libros de historia de los 90’s. Si no le gustan las historias de terror, cambie de obra o de director.
Guillermo Oglietti es doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), postgraduado del Instituto Torcuato Di Tella de Buenos Aires y licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC, Argentina). Sub Director de CELAG (Argentina).