En los primeros seis meses de 2024, cada dos días murieron 3 trabajadores prestando servicios o en camino a prestarlos.
Por Omar Rombolá para Karne de Máquina.
Se llama…no importa cómo se llama, tiene cerca de 60, y sigue laburando en negro, venía haciendo changas, esta vez entró en una carpintería de La Plata. Siempre se llevó bien con sus patrones, se encariñaba, los defendía.
La sierra sinfín le comió el guante y junto a él el dedo. Contando lo que le pasó comenta, “soy un boludo, me distraje”, el patrón le pagó los antibióticos, él no va a hacer juicio, ni nada, dentro de unos días volverá a cortar maderas, en la misma sierra, sin seguridades.
Desde las aseguradoras de riesgo, las cámaras empresariales, el funcionariado del gobierno y el periodismo acólito, gustan hablar de cuan perniciosa es la “Industria del Juicio” para la creación de “empleo de calidad”, en tanto con juicios o sin juicios, la maquinaria de muerte, mutilación y discapacidad no cesa de devorar personas.
Según la narrativa “oficial”, una coalición conformada por abogados laboralistas, familiares de trabajadores que murieron mientras desarrollaban sus tareas, obreros mutilados y personas que quedaron con alguna discapacidad, producto de un accidente laboral, conformarían los resortes de “Una Siniestra Cofradía”: “La Industria del Juicio”.
Se intenta desde el poder construir falsas contradicciones, estigmatizando al trabajador que se accidenta y reclama ante la justicia.
Así el gran objetivo se centraría en cuanto menos se pueda pagar por un dedo, una mano, una hernia de disco o una muerte. Y esta baja del costo laboral generaría nuevos “puestos de trabajo de calidad”.
Cabe remarcar que ningún resarcimiento puede equiparar una mutilación, una incapacidad o una muerte.
Algunos datos oficiales.
La cobertura del sistema de riesgos del trabajo entre enero y junio de 2024 alcanzó un promedio de 10.195.852 trabajadores.
Los datos provisorios de accidentes y enfermedades laborales, del primer semestre del 2024, muestran que en este periodo se notificaron un total de 250.754 accidentes relacionados con tareas laborales o con incidentes en el camino al trabajo, a razón de 1393 accidentes por día.
El 8,5% de dichos accidentes determinó discapacidades para los y las trabajadoras que los sufrieron, es decir que en 6 meses tenemos 21.314 trabajadores/ras con algún tipo de discapacidad.
El 98,6% del total de casos corresponde a personas trabajadoras en unidades productivas, mientras que el 1,4% restante involucra a personas que se desempeñan en casas particulares. Se registraron 62.423 accidentes in itínere.
Por otra parte, los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales que ocasionaron días de baja laboral o secuelas incapacitantes alcanzaron los 149.499.
El total de casos mortales alcanzó 258 fallecimientos: 132 ocurrieron en ocasión del trabajo y 126 fueron accidentes de trayecto. Esto plantea que por día murió un trabajador y fracción, o cada dos días murieron 3 trabajadores prestando servicios o en camino a prestarlos.
Estos datos comprenden el período de enero a junio 2024, los datos fueron extraídos del Informe provisorio de accidentabilidad laboral de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. La proyección anual arroja más de 500 muertes obreras.
Los mismos corresponden al segmento de trabajadores registrados, cabe consignar que el número real es mucho mayor, no sólo porque falta relevar al sector informal, sino que en el mismo la proporción de accidentes es mucho mayor.
Para las Aseguradoras y las empresas habría demasiados juicios.
En octubre del presente año se iniciaron 11.851 nuevas demandas por accidentes laborales. De enero a octubre, los casos ascendieron a 105.960, y se estima que el 2024 estaría cerrando con 128 mil juicios.
Para la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (UART), esta tendencia en la judicialidad sería él “problema” para la generación de empleo en el país.
Las ART hoy cubren a 10.148.061 personas (trabajadores asalariados en blanco) y a 1,06 millón de empleadores. Esa población trabajadora podría duplicarse si se considera a los independientes, registrados y no registrados.
Para las Aseguradoras la cantidad de demandas es expresión de una oscura Logia “la Industria del Juicio”.
Sin embargo, estos números revelan otra cuestión, sobre todo el grado de inseguridad reinante en los lugares de trabajo, la ausencia de elementos de protección personal, la falta de inversión en barreras o sensores de seguridad para las máquinas y el aumento en los ritmos de trabajo que a menudo son los causantes de los accidentes.
La informalidad, territorio fértil para los “accidentes laborales”
La informalidad es una dimensión de un problema aún mucho más grave: el de la precariedad laboral. Este panorama se ve reflejado en jornadas de trabajo extenuantes que exceden largamente las ocho horas diarias, así como en el pago de sueldos que están muy por debajo de los acuerdos sectoriales o, lo que es todavía más grave, ámbitos que no aseguran condiciones de salud y seguridad básicas; en la incertidumbre en torno a una continuidad laboral permanente; con ritmos de trabajo que van “preparando” el accidente.
En la Argentina, la mitad de las personas ocupadas poseen empleos informales, según datos del INDEC. Además, casi 7 de cada 10 empleos generados desde el 2022 no cumplen con las condiciones de formalidad.
De 20 millones de trabajadores, 52% son informales o monotributistas; 31% asalariados privados registrados y 17% estatales. La lupa sobre el segmento más importante revela que 46% de ese 52 están en negro o son cuentapropistas no profesionales.
La actual recesión estaría sumando algunos puntos al segmento más vulnerable. Las consecuencias son múltiples. Además de que el trabajador informal no cuenta con un piso de derechos que lo proteja, su situación precaria tiene un impacto en la posibilidad de accidentarse, ya que las condiciones de labor son precarias, sin ninguna política ni inversión patronal en la seguridad.
El espacio Basta de Asesinatos Laborales (BAL) presentó en 2022 un informe, cubriendo el periodo 2021-2022. Según sus datos, entre el 2017 y el 2022, hubo 5041 trabajadores que perdieron su vida por razones laborales.
Dicho colectivo también consignó el hecho de que los accidentes en el ámbito informal no son contabilizados por la estadística oficial, sosteniendo la categoría de Asesinato laboral para la muerte de obreros en ocasión de su trabajo, “Ya que si se podía evitar no es un accidente”.
Reflexiones
Un poco de historia, Italia y el Modelo Obrero
El Modelo Obrero, surgido en Italia a partir de la experiencia de la Comisión Médica de la Cámara del Lavoro de Turín, evolucionó en 1964 hacia el Centro de Lucha contra la Nocividad del Trabajo, un proyecto colectivo que involucró a obreros, estudiantes y profesionales. Esta iniciativa se centró en la salud laboral, promoviendo una práctica de generación de conocimiento que vinculaba directamente el conocimiento con la acción. En particular, el trabajo conjunto de técnicos y obreros de FIAT Mirafiori en los años 70 dio lugar a un enfoque de construcción colectiva y lucha, que integraba teoría y práctica para transformar la vida. (Asa Cristina Laurell Ciencia y experiencia obrera: la lucha por la salud en Italia, 1984)
Si no hay seguridad que no haya producción
La discusión para los trabajadores no es cuanto más caro podemos vender nuestra salud, aunque sostengamos el derecho al resarcimiento, sino cómo hacer para defenderla y cuidarla.
Esta cuestión rompe la narrativa patronal acerca de que los trabajadores buscan traficar con el accidente o la enfermedad profesional. No fabricar un tornillo en condiciones inseguras impone otro panorama, y demuestra que las patronales, prefieren pagar las indemnizaciones por accidentes antes de bajar los ritmos de trabajo o invertir en seguridad.
Las comisiones de seguridad organizadas por ejemplo en el Sindicato Aceitero, plantean la perspectiva de imponer en cada planta el trabajo bajo condiciones seguras, monitoreado por compañeros votados a tal fin, “No hay seguridad no hay producción”.
Los trabajadores necesitamos conocer para transformar
Sigue siendo la organización de base la clave para no convertirnos en una pieza renovable de la maquinaria patronal, para no ser una cosa, un repuesto. Recuperar nuestra humanidad, tejiendo organización colectiva.
Arrebatar el conocimiento, tomarlo por asalto, entrar con nuestra ropa de trabajo a la academia y tomar lo que nos sirva, luego transformarlo y volverlo a transformar, para convertir ese conocimiento en una herramienta, en un arma, para la defensa de nuestra salud, de nuestra vida.