Un genocida de la ESMA estaría violando la prisión domiciliaria

Horacio Luis Ferrari, condenado a prisión perpetua por 230 casos de secuestros, torturas, violaciones, robo de bebés, homicidios y desapariciones, pidió en los últimos meses diez permisos para ver al cardiólogo en el Hospital Naval. Sin embargo solo fue en dos ocasiones. Cuenta además con permisos para ir a misa los domingos. El TOF N°5 tiene que decidir si revierte el beneficio, como le solicita una de las querellas.

Redacción: Fernando Tebele. Edición: Pedro Ramírez Otero.

“Que el balcón no nos impida ver el bosque”, se escuchó por tribunales en estas semanas en relación con las prisiones domiciliarias. En la reformulación del dicho popular, la referencia a la prisión domiciliaria de Cristina Fernández de Kirchner es obvia. Balcón, últimamente, parece haber uno solo: el de San José 1111.

¿Cuál sería el bosque en esta ocasión? Los genocidas que están en cárceles apenas superan las 100 personas. El resto, alrededor de 500, están con prisión domiciliaria. Entre los pocos que tienen monitoreo electrónico (la famosa tobillera), se encuentra Horacio Luis Ferrari. El dispositivo no estaría siendo suficiente para controlar que cumpla en su casa de Vicente López con la pena de prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad. Esta semana, una de las querellas de la Megacausa ESMA, encabezada por Patricia Walsh, Carlos Lordkipanidse y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), presentó ante el Tribunal Oral Federal en lo Criminal N°5 de CABA un pedido para que le sea revertido el beneficio. Aseguran que de diez solicitudes para asistir a turnos médicos en el Hospital Naval Pedro Mallo, que realizó su defensor Guillermo Jesús Fanego, solo en dos ocasiones llegó hasta el centro de salud de Parque Centenario cuyo edificio diseñado por los arquitectos Clorindo Testa, Héctor Lacarra y Juan Genoud remite a un barco. Lo que suponen es que el turno médico es la fachada con la que se tomaría el buque, pero no hacia Parque Centenario, sino con destino incierto.

Según la información a la que accedió La Retaguardia, las sospechas vienen desde hace tiempo, pero solo se constataron al acceder a la Historia Clínica de Ferrari, volcada en el expediente por la propia defensa en mayo pasado. En ese repaso, recuerdan que en agosto de 2024 ya se habían presentado para mostrar sus dudas: las visitas del por entonces imputado al cardiólogo eran cada mes y medio, siempre según los permisos solicitados para salir de su casa de Avenida del Libertador 2345, piso 5° “B”, en Olivos. Se preguntaban en ese momento cuál era la dolencia cardíaca de Ferrari para tanta visita médica. No obtuvieron respuesta por parte del tribunal. Ahora ya no parecen ser solo sospechas, sino más bien corroboraciones.

15 sobrevivientes de ESMA reconocieron a Horacio Ferrari

La querella dice además que la Historia Clínica ratifica, no solo las sospechas, sino también información a la que accedieron desde el Hospital Naval por parte de personal que pidió reserva de sus identidades. Les certificaron que, en las fechas de los permisos, en general Ferrari ni se asomó por Parque Centenario.

Pero la domiciliaria o los permisos para ir al médico no son los únicos beneficios a los que accedió el marino. Durante el juicio en el que fue condenado, obtuvo autorización para acudir a misa todos los domingos. También consiguió la venia para salir tres veces por semana a la farmacia, supermercado o almacén. Fue porque su esposa había sido operada y adujo que necesitaba salir con esa frecuencia a proveerse víveres y medicamentos. Vale sumar que el garante del cumplimiento de su domiciliaria es el hijo, que bien podría haber ido a realizar las compras en ese momento. También tiene consentimiento judicial para realizar caminatas periódicas.

Ferrari en la calle: no solo trompos en Lugones

Alcanzar la condena dictada el 9 de diciembre de 2024 no fue sencillo. Ferrari comenzó a ser juzgado en el juicio conocido como ESMA IV en agosto de 2019. Sin embargo, a pocas semanas de que se dictara sentencia, Fanego recusó al juez Daniel Obligado y a la jueza Adriana Palliotti por haber participado de las instancias anteriores de la megacausa. El juicio continuó y terminó durante la pandemia, pero sin Ferrari.

Con ese artilugio demoró la condena hasta que se hizo un nuevo juicio con un tribunal conformado especialmente para él. La jueza Sabrina Namer y los jueces Fernando Machado Pelloni y Enrique Méndez Signori lo consideraron culpable por los crímenes de lesa humanidad ocurridos en la Escuela de Mecánica de la Armada durante el último genocidio. Lo condenaron por 230 víctimas. Por los peores delitos: secuestros, torturas, violaciones, robo de bebés, homicidios y desapariciones forzadas. Fue luego de haber pateado la pelota afuera durante al menos cinco años.

Mientras la mayor parte de la prensa posa su mirada en el balcón de Cristina, que tiene la domiciliaria más custodiada del condado, en el bosque que no se ve, los lobos hacen lo que quieren, mientras la Justicia les da permiso.


Fuente: https://laretaguardia.com.ar/2025/07/un-genocida-de-la-esma-estaria-violando-la-prision-domiciliaria.html

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